Nigeria: la clave está en buscar la competencia y la integridad

3/02/2011 | Opinión

Segunda semana de registro de votantes. Después de una semana de obstáculos, algunos sucesos son cada vez más claros. La Presidencia ha hecho saber que el personal del National Youth Service Corps (NYCS) fue entrenado para el ejercicio, mientras que la Comisión Electoral Nacional Independiente (CENI) denuncia varios problemas logísticos en el proceso, como la falta de entrega de máquinas de captura directa de datos (Direct Data Capture, DDC) lo que ha traído consigo la incapacidad para conseguir un despliegue completo en todo el país, entre otros retos.

A pesar de todos estos contratiempos, es conmovedor no obstante observar el entusiasmo con que los nigerianos han abrazado el proceso de registro y la forma en que lo han superado, sufriendo toda clase de presiones diarias a participar en el ejercicio. La campaña masiva ha contribuido, no en pequeña medida, a hacer correr la voz y a que la gente aprecie la necesidad de votar en las próximas elecciones. Muchos grupos de jóvenes han estado al frente de esta campaña suplicando por Internet y utilizando todos los medios de comunicación actuales para alcanzar a la mayor parte de la población; los mismos jóvenes que en situaciones previas mostraron apatía y desinterés.

Muy alentador es el hecho de que el clero ha dado pasos graduales para contribuir a la construcción de la nación instando a participar en este deber cívico, calificándolo de importante. Durante mucho tiempo me ha molestado el silencio de los líderes religiosos más populares que controlan las millones de congregaciones, mientras las cosas iban mal en la política. No hay necesidad de repetir la gran influencia de la religión sobre nuestro pueblo y cómo las instituciones religiosas siguen siendo “jugadores clave “en el esfuerzo para reconstruir Nigeria.

He oído y leído acerca de tal esfuerzo realizado por un par de líderes religiosos. Un amigo musulmán me informó de cómo el Imam había concluido su sermón en las oraciones del último viernes con un llamamiento a los fieles a inscribirse para votar. Esfuerzos como este y similares, incluyendo el aviso del anciano sacerdote que dijo la misa en mi parroquia el domingo pasado, muestran como la llamada para el cambio y el progreso a través de las urnas es un deber cívico, pero en muchos aspectos, también religioso. Por ello, en mi opinión, esta es la mejor forma de que la religión se ponga al servicio de los intereses de la gente de nuestro tiempo.

Recientemente un mensaje de un hombre de Dios, el pastor Paul Adefarasin captó mi atención. Lo hizo, por una parte, porque para mí era la primera vez que oía a este caballero, más bien reservado, hablar sobre una cuestión nacional y, por otra parte, porque el mensaje en sí aclamaba la necesidad de que los nigerianos de todas las tribus y credos se registraran para votar en las próximas elecciones.

Naturalmente, me ha impresionado que esta opinión viniera de un hombre de Dios, pero aún más me llamó la atención que había dicho muy claramente que el credo o religión no deberían jugar ningún papel a la hora de la elección de los líderes de un pueblo; más bien, debían ser elegidos en función de dos virtudes esenciales: la integridad y la competencia.

Citándolo con sus palabras sería:»haced de la religión y la tribu dos hechos irrelevantes en las elecciones 2011 de Nigeria. Inscribiros y votad por la competencia e integridad».

Saco dos palabras importantes de su declaración (la cual debo decir contiene otras muchas líneas enriquecedoras a nivel nacional): competencia e integridad. La ausencia de estas dos ha sido la perdición de nuestro país. Durante mucho tiempo hemos tenido líderes que estaban mal preparados para el cargo que se encontraban o se nos habían impuesto por medio del poder de la pistola.

Y cuando tuvimos la oportunidad de elegir, viciamos el sistema y lo justificamos con parcialidad [étnica] del tipo «es nuestro turno”, “este es nuestro hermano”. Competencia e integridad han sido por lo tanto virtudes poco populares entre nuestros líderes, pero son ahora condición sine qua non para el progreso y el buen gobierno.

Si tenemos que “hacer progreso”, tenemos que crecer por encima de nuestros esquemas mentales étnicos y religiosos, e instalar un nuevo orden. En ese sentido, no es suficiente con estar registrados. Si fallamos en tamizar adecuadamente los candidatos y hacemos lo que siempre hemos hecho en el pasado, una vez más, acabaremos con esos líderes que no se sienten responsables de nosotros y que no cumplen las promesas que han manifestado. Como he dicho en otra parte, la pobreza, las enfermedades, las malas carreteras, el corte de energía eléctrica y todos los demás problemas con los que nos enfrentamos a diario no saben de zonas, ni tampoco de adorar a Dios de una manera particular. Nos afectan a todos por igual.

La llamada del Pastor Adefarasin y la de todos los otros líderes religiosos que han estado llamamientos similares son hechos sumamente positivos y no podrían haber llegado en mejor momento. Mientras soportamos los inconvenientes para poder registrarse, tengamos presente en nuestras mentes que en este momento la competencia y la integridad deben ser la base de nuestros votos. No podemos permitirnos hacer otra cosa.

Sylva Nze Ifedigbo

Publicado en el blog Nigeria Villaje Square. 24 de enero 2011.

Traducido por Pilar Ruiz, para Fundación Sur.

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