La directora de derechos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha advertido que los países que incumplan el Estado de derecho en nombre de la lucha contra la nueva pandemia del COVID-19 corren el riesgo de provocar un "desastre de los derechos humanos". La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, pidió a los países que se abstuvieran de violar los derechos fundamentales "bajo el pretexto de medidas excepcionales o de emergencia". "Los poderes de emergencia no deben ser un arma que los gobiernos puedan ejercer para anular la disidencia, controlar a la población e incluso perpetuar su tiempo en el poder", advirtió en un comunicado. "Deberían utilizarse para hacer frente eficazmente a la pandemia, nada más, nada menos".

Esta declaración se produce tras la muerte de más de 200.000 personas y casi tres millones de infectados en todo el mundo a causa del COVID-19. Bachelet reconoció que los Estados tienen derecho a restringir algunos derechos para proteger la salud pública, pero insistió en que cualquier restricción debería ser necesaria, proporcionada y no discriminatoria, y también de duración limitada. "Ha habido numerosos informes en diferentes regiones de que la policía y otras fuerzas de seguridad han estado utilizando fuerza excesiva, y a veces letal, para hacer que la gente cumpla con los confinamientos y el toque de queda", aseguró, lamentando que "estas violaciones a menudo se han cometido contra personas pertenecientes a los segmentos más pobres y vulnerables de la población [...] Disparar, detener o abusar de alguien por romper un toque de queda porque está buscando desesperadamente comida es claramente una respuesta inaceptable e ilegal [...] En algunos casos, la gente está muriendo debido a la aplicación inapropiada de medidas que supuestamente se han puesto en marcha para salvarlas".

Bachelet criticó las detenciones masivas en algunos países por violaciones del toque de queda por ser "innecesarias e inseguras [...] Las cárceles y las prisiones son entornos de alto riesgo, y los estados deben centrarse en liberar a quien pueda ser liberado de forma segura, sin detener a más personas". También advirtió que los esfuerzos para controlar la peligrosa desinformación en torno a la pandemia se estaban utilizando en algunos casos como excusa para reprimir la libertad de expresión legítima: "Es importante contrarrestar la desinformación, pero cerrar el libre intercambio de ideas e información no solo viola los derechos, sino que socava la confianza".

Fuente: The Guardian Nigeria

[Traducción y edición, Patricia Fernández Blanco]

[Fundación Sur]

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