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Inicio > AfroIslam > ![]() ![]() Echeverría Mancho, José Ramón A José Ramón siempre le han atraído el mestizaje, la alteridad, la periferia, la lejanía… Un poco las tiene en la sangre. Nacido en Pamplona en 1942, su madre era montañesa de Ochagavía. Su padre en cambio, aunque proveniente de Adiós, nació en Chillán, en Chile, donde el abuelo, emigrante, se había casado con una chica hija de irlandés y de india mapuche. A los cuatro años ingresó en el colegio de los Escolapios de Pamplona. Al terminar el bachiller entró en el seminario diocesano donde cursó filosofía, en una época en la que allí florecía el espíritu misionero. De sus compañeros de seminario, dos se fueron misioneros de Burgos, otros dos entraron en la HOCSA para América Latina, uno marchó como capellán de emigrantes a Alemania y cuatro, entre ellos José Ramón, entraron en los Padres Blancos. De los Padres Blancos, según dice Ramón, lo que más le atraía eran su especialización africana y el que trabajasen siempre en equipos internacionales. Ha pasado 15 años en África Oriental, enseñando y colaborando con las iglesias locales. De esa época data el trabajo del que más orgulloso se siente, un pequeño texto de 25 páginas en swahili, “Miwani ya kusomea Biblia”, traducido más tarde al francés y al castellano, “Gafas con las que leer la Biblia”. Entre 1986 y 1992 dirigió el Centro de Información y documentación Africana (CIDAF), actual Fundación Sur, Haciendo de obligación devoción, aprovechó para viajar por África, dando charlas, cursos de Biblia y ejercicios espirituales, pero sobre todo asimilando el hecho innegable de que África son muchas “Áfricas”… Una vez terminada su estancia en Madrid, vivió en Túnez y en el Magreb hasta julio del 2015. “Como somos pocos”, dice José Ramón, “nos toca llevar varios sombreros”. Dirigió el Institut de Belles Lettres Arabes (IBLA), fue vicario general durante 11 años, y párroco casi todo el tiempo. El mestizaje como esperanza de futuro y la intimidad de una comunidad cristiana minoritaria son las mejores impresiones de esa época. En la actualidad colabora con Fundación Sur, con “Villa Teresita” de Pamplona, dando clases de castellano a un grupo de africanas, y participa en el programa de formación de "Capuchinos Pamplona". ![]() Musulmanes en la nación del arcoíris 9 de marzo de 2021Lo hemos ido leyendo en la prensa sudafricana. “Parecía una Guerra. Dos niños y un hombre heridos en dos tiroteos en Manenberg” (1 junio 2020). “Niño de 11 años grave en Manenberg tras ser tiroteado en una discusión” (7 julio 2020). “Otro tiroteo en Manenberg eleva a 12 las muertes violentas de esta semana” (5 noviembre 2020). “Dada la persistente violencia, se necesitan en Manenberg más patrullas de policía” (23 noviembre 2020). Con más de 21.000 muertes violentas anuales (35’8 por cada 100.000 habitantes), Sudáfrica es uno de los países más violentos. También lo es Manenberg, 52.000 habitantes, un municipio de Ciudad del Cabo que el gobierno del apartheid fundó en 1966 para recolocar obligatoriamente a familias de color (la mayoría) y asiáticas de clase más bien baja. En Manenberg el crimen organizado está en manos de las bandas. Es el territorio de “Hard Livings”y “Americans”, las más importantes, y de otras más pequeñas como “Clever Kids” y “Jesters”. Reacción previsible, en 1996 un grupo de vigilantes organizó la PAGAD (People against gansterism and drugs) que asesinó ese mismo año, quemándolo en público, a Rashaad Staggie, hermano del fundador de Hard Livings, Rahied Staggie, y también a éste en 2019. En 2015 la policía declaró Manenberg “zona de peligro roja”, y durante varios meses las ambulancias tuvieron que entrar escoltadas por la policía. En 2016, el gobierno local creó “Gangwatch”, un sistema de vigilancia para actuar rápidamente en casos de violencia. Cuando en 2019 se cerró por falta de fondos, Gangwatch había contabilizado 6.688 tiroteos. En ese contexto, una buenísima noticia es que en 2018 comenzó a actuar un grupo de letrados musulmanes, dispuestos a pacificar la ciudad celebrando semanalmente el culto del dhikr en las plazas y calles de la ciudad. Han pasado tres años y el grupo ha comenzado a recibir el reconocimiento de los medios de comunicación. “Letrados musulmanes en Sudáfrica se dan como misión reducir los crímenes de las bandas”, ha sido el título del artículo aparecido el 1 de marzo en la página web de aboutislam.net, y retomado al día siguiente por la agencia iraní de noticias coránicas IQNA. El 3 de marzo la BBC publicó un reportaje fotográfico de Shiraaz Mohamed, que ha acompañado a los letrados durante las sesiones semanales de dhikr. El dhikr, una modalidad de culto conocida por todos los musulmanes del mundo, incluye la repetición rítmica del nombre de Dios. En Manenberg tiene lugar al atardecer y antes de la oración ritual que comienza tras la puesta del sol (magrib) y se lleva a cabo los jueves en diferentes calles y plazas de la ciudad. En cada sesión, un invitado, a veces un sacerdote cristiano, se dirige a los asistentes (entre 100 y 150) exponiendo un determinado tema. Cerca de 2.000 personas asistieron el jueves en que se tocó el de la violencia doméstica. Según uno de los letrados, Sheikh Mogamad Saalieg Isaacs, se busca en un corto plazo pacificar y tranquilizar a la población del municipio, y a largo plazo unirse a las autoridades para alejar de la ciudad las drogas y el gansterismo. De momento ya se ha conseguido que no haya reyertas durante el dhikr, y que muchas veces sean los mismos pandilleros quienes ayuden en la preparación de la calle para la oración.
Nacido en 1955, Taj Hargey huyó de Sudáfrica, estudió en Egipto y termino siendo el primer musulmán sudafricano con un doctorado en filosofía de la Universidad de Oxford. Pertenece a la corriente “coranista”, que sostiene que el Corán es el único texto sagrado en el Islam y rechaza la autoridad religiosa de los hadices y la sunna. Pero Taj Hargey se opone a una aplicación literalista del texto sagrado y sostiene, como otros pensadores contemporáneos, que el Corán pide ser interpretado a partir del contexto histórico y social en el que fue revelado. En Oxford fundó el Centro de Educación Musulmana, para fomentar entre los musulmanes británicos apertura mental, tolerancia y cohesión social. Y en su país natal, abrió en 2014, en El Cabo, en un antiguo garaje, una “mezquita abierta” en la que todos pueden rezar juntos, incluidas mujeres y homosexuales. Las propuestas prácticas más controvertidas de Taj Hargey aparecen claramente enumeradas en la condena por parte del Jamiatul Ulama: comer sólo “halal” no tiene base coránica; el Corán no prohíbe a una musulmana casarse con un no musulmán; la burka es una monstruosidad cultural y está bien prohibirla; los hadices constituyen un obstáculo a la integración de los musulmanes en el mundo moderno. Pensando pues en los letrados de Manenberg y en el trabajo de Taj Hargey, se explica que un artículo del Huffpost de marzo 2015 sobre “La Mezquita que sacude al Islam”, terminara así: “Confesad que nos os imaginabais que el Islam podía parecerse a eso”. Ramón Echeverría [Fundación Sur]
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