Mujeres senegalesas rompiendo barreras

1/10/2010 | Crónicas y reportajes

Fatou Sylla está acostumbrada a que se rían de ella. Ella es propietaria de su propio taller de reparación de coches, junto con su prima, en un país donde pocas mujeres trabajan fuera de casa y muchas menos aún, arreglan motores de coches.

Desde la apertura de su negocio, en 2005, ella y su prima Fatou Karama, de 29 años, se han convertido en unas celebridades en su distrito. Son conocidas por su habilidad para los negocios y por lograr salir adelante como mujeres en un mundo que normalmente está reservado a los hombres.

Incluso, ambas fueron invitadas a conocer al presidente Abdoulaye Wade, en 2007. “Las mujeres que pasaban por la calle se reían de mí cuando me veían andar por aquí con mi buzo de mecánica”, cuenta Sylla, de 30 años, “Ahora, ya no se ríen”.

Sylla y Kamara nunca quisieron hacer lo que las demás niñas hacían. Nunca planearon convertirse en costureras o peluqueras, a ellas les gustaba trabajar con coches.

“Las demás se casaron”

Pasaron tres años en la escuela técnica del país del África Occidental y trabajaron como mecánicas en tiendas de reparación. Fueron ahorrando dinero poco a poco hasta que tuvieron suficiente para abrir su propio garaje. “Lo hicimos todo por nosotras mismas, con nuestros ahorros y nuestra motivación para lograr el éxito”, explica Kamara.

Han tenido que librar sus propias batallas, tanto con los empleados hombres como con los clientes hombres que no se fían de dejar su coche en manos de mecánicas. Ahora, sin embargo, tienen ocho empleados, todos hombres, y el negocio va bien. El taller trabaja con unos diez coches a la semana y las primas planean ampliar el negocio.

En su clase de la escuela de mecánica estudiaron siete mujeres, pero ninguna de las otras acabó montando su propio garaje. “éramos las únicas con el coraje suficiente”, dice Sylla, “las demás se casaron”.

Educación

Marema Cisse Thiam, directora del ministerio de Mujeres Empresarias en Dakar, dice que esto es un caso que se da a menudo entre las mujeres de Senegal, donde las chicas no tienen las mismas oportunidades de asistir a la escuela que los chicos.

“Por supuesto, hemos asistido a una enorme incremento del acceso de las chicas a la educación”, dice la Marema. “Pero ahora la cuestión es cómo mantener esto, muchas mujeres jóvenes dejan la escuela antes de tiempo para casarse”.

Incluso cuando buscan trabajo fuera de sus casas, muchas mujeres siguen trabajando en los dominios tradicionales. Hacen zumos de frutas o paquetes de frutos secos, para vender en el mercado. Trabajan como peluqueras independientes o cosen ropa. Algunas, sin embargo, reparan transmisiones como las dos primas.

Ndeye Coumba, propietaria del taller de reparación de coches Femme Auto, dirige a 30 empleados, 10 de los cuales son mujeres. Además, es la fundadora de un grupo de mecánicas de coches, que ahora cuenta con 200 miembros.

Como las primas, cuyo negocio está a las afueras de Dakar, ella no está casada. Pero asegura que trabajar como mecánica es como trabajar en cualquier otra cosa. “Wade pidió que todo el mundo trabajase”, dice, refiriéndose al presidente del país, “pues todo el mundo está haciendo lo que puede”.

(News 24, 01-10-10)

Fundación Sur.

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