Mujeres egipcias Pioneras del movimiento feminista del s. XX, por Paquita Reche, mnsda

23/10/2009 | Bitácora africana

Los historiadores han señalado la importancia de la mujer en el antiguo Egipto, donde gozaban de más derechos legales que las mujeres en la Grecia Antigua.

El arte, la literatura antigua y clásica, lo mismo que el cine han divulgado figuras de mujeres que llegaron a jugar un papel relevante en la política como Cleopatra, última reina de Egipto. Menos conocidas que ella son las mujeres faraones, que también las hubo. La primera mujer considerada oficialmente faraón, aparece en la lista real del papiro de Turín con el nombre de Nicotris. Historiadores antiguos, como Heródoto nos habla de su belleza, inteligencia y astucia; un fragmento de Menetón dice que “era la más bella de las mujeres y poseía más valor que los hombres”.

Si el papel que jugaron las mujeres en el Antiguo Egipto va siendo más conocido, pero, el papel jugado por las egipcias en el movimiento mundial por la liberación de la mujer, en las primeras décadas del s. XX, quizás lo sea menos.

En la página web” Mujeres en la red”, encontramos datos interesantes sobre la temprana resistencia y lucha de mujeres egipcias por su la liberación. Ya, en 1919, Hoda Charaui promovió la primera manifestación feminista en el Cairo. En 1956, una mujer periodista, Amina Rachid, cubrió desde el frente la guerra de Suez. Unos años más tarde, la psiquiatra y escritora, Nawal El Saadawi desvela su propia mutilación genital y denuncia una práctica profundamente arraigada en Egipto, que se remonta al tiempo de los faraones.

Situación actual de la mujer, “iguales ante la ley, pero menos”…

En las estadísticas del año 2000, la proporción hombres/mujeres en Egipto era de 1,02. Según la ley existe igualdad de sexos y el mismo tratamiento para los no musulmanes, que para los cristianos. No obstante, algunos aspectos de la ley y muchas prácticas tradicionales discriminan a cristianos y mujeres. Por ejemplo el testimonio de una mujer no tiene el mismo valor que el del hombre. Para obtener un pasaporte y viajar una mujer soltera necesita el permiso de los padres y las casadas el de sus maridos. Las mujeres no pueden transmitir la ciudadanía, como lo puede hacer un hombre.

Las leyes que afectan al estatuto personal y a la familia se corresponden con la religión individual. Según las leyes islámicas, la mujer recibe la mitad de la herencia de un hombre y en caso de divorcio la custodia de los hijos la tiene el hombre. Las mujeres no musulmanas no tienen que convertirse al Islam para casarse con un musulmán, pero en caso de enviudar no tienen derecho a recibir nada de sus maridos.

Violencias contra las mujeres

Según varios estudios demográficos y sanitarios, la violencia domestica es un hecho común. Una de cada tres mujeres ha sido maltratada durante su matrimonio al menos una vez. Entre las maltratadas, menos de la mitad recibió ayuda. Hasta el año 2000 el Código penal contemplaba la absolución del violento si la víctima era su esposa. Los abusos conyugales son causa de divorcio, pero no es fácil encontrar un testigo de los hechos y los responsables de aplicar la justicia, pero “la unidad de la familia, es más importante y pasa antes que el castigo de los maltratadores”, afirman activistas y ONG que apoyan a las mujeres.

Mutilación genital femenina

La mutilación genital femenina es una práctica común a musulmanes y cristianos y está muy arraigada en Egipto. Un estudio de 1995 señalaba que el 97 % de las mujeres había sufrido la ablación. El Censo de Población del año 2000 publicó los resultados de una campaña realizada entre las adolescentes que demostraba que el 86% de las jóvenes entre 13 y 19 años habían sido mutiladas, a pesar de las campañas hechas contra ella por el gobierno, asociaciones civiles y el apoyo de las altas autoridades religiosas musulmanas y cristianas. Hasta 2007 la mutilación genital femenina no fue prohibida totalmente en Egipto. El decreto que la había prohibido en 1997, permitía a los médicos operar en casos excepciónales, pero la ablación era frecuente tanto en establecimientos públicos como en privados. A partir de esta fecha el peso de la ley caerá sobre los infractores, pero se sigue practicando.

Poca representación en las esferas de poder

Egipto fue el primer país árabe que concedió el derecho de voto a las mujeres y las reconoció como ciudadanas con los mismos derechos que los hombres, en 1956, pero la influencia creciente de las corrientes fundamentalistas de las últimas décadas ha frenado los progresos sociales que se habían iniciado.

Junto a las minorías religiosas que representan el10% de la población, las mujeres están poco representadas en los negocios y la política. De los 454 escaños de la Asamblea Nacional, sólo 9 están ocupados por mujeres. Cuatro elegidas en las elecciones y cinco nombradas por el presidente que se reserva el nombramiento de diez puestos de la Asamblea. Tradicionalmente esos puestos son reservados a mujeres y minorías.

En abril de 2008 Amal Solín, una madre de familia de 32 años y diplomada en derecho, fue nombrada “maazoun”, lo que la habilitaba para poder celebrar matrimonios religiosos y supervisar los divorcios, función reservada a los hombres. Su nombramiento originó un a gran polémica. La universidad d´ Al-Azhar reconoció que no había “textos religiosos que se opusieran”, pero que no era compatible con ciertas prohibiciones religiosas que atañen a la mujer: como la prohibición de tocar la mano de un hombre, la de leer el Coran o entrar en las mezquitas en periodo de menstruación. El Ministro de Justicia, junto a musulmanes moderados, jóvenes y mujeres han saludado esta iniciativa.

En marzo de 2009, Mushira Khattab, después de una larga carrera como diplomática y muchos años luchando por los derechos de las mujeres y los niños, fue nombrada Ministro de la Familia y de la Población.

«En Egipto, las mujeres no han logrado los mismos niveles de carrera que sus pares hombres. Son principalmente contratadas como funcionarias públicas, empleadas en pequeñas empresas familiares o como mano de obra en el sector agrícola», dice Amany Adour, presidenta de la Asociación de Empresarias Egipcias, propietaria de una empresa de productos médicos.

Es un hecho más que probado, que la independencia financiera confiere a las mujeres libertas, poder de elección y voz. En las estadísticas, que no tienen en cuenta el sector informal, las mujeres egipcias representan menos del 25 % de la fuerza laboral. Las privatizaciones de los años 90 crearon oportunidades a las mujeres para crear empresas, pero privaron a las mujeres de puestos de trabajo ya que la mayoría de los empresarios privados quieren evitar gastos por maternidad. Entre las egipcias que trabajan pocas ocupan puestos de responsabilidad por falta de calificación. Existe una gran brecha en la educación de las mujeres, cuando se trata de educación secundaria y superior. Aunque el porcentaje de inscripción en primaria sea del 95 % muchas niñas abandonan los estudios por razones familiares o porque se casan. Las mujeres que han tenido oportunidades de empleo en el gobierno y otros campos como la medicina, el arte, la enseñanza y la justicia y los negocios no son numerosas.

A pesar del avance de movimientos integristas, las mujeres luchan.

El avance de movimientos religiosos integristas ha hecho que muchas mujeres sean víctimas de la presión de una ideología de la mujer que la confina al hogar y quiere imponer “valores”, como la obediencia y la sumisión. Pero muchas no se rinden, resisten, luchan y denuncian esta situación.

También denuncian temas tabú como el incesto, las mutilaciones y agresiones sexuales, lo mismo que un concepto tradicional del honor que sirve para controlar a la mujer y que sigue haciendo víctimas.

La esperanza de las mujeres que luchan es que la vida de las próximas generaciones sea mejor gracias a la igualdad de sexos en el acceso a la educación y una mayor presencia femenina en las esferas de poder.

Autor

  • Reche, Paquita

    Nació en Chirivel (Almería). Estudió Magisterio en Almería, Licenciaturas de Pedagogía y de Filosofía, en la Complutense de Madrid.

    Llegó por primera vez a Africa en 1958 (a Argelia): después estuvo en Ruanda, Guinea Ecuatorial y desde el 1975 en Burkina Faso.

    En África trabajó como profesora en el Instituto Catequético Lumen Vitae de Butare, Profesora de enseñanza secundaria de español y filosofía; Universidad Popular (filosofia). También ha colaborado con Asociaciones de mujeres y con niños de la calle en Burkina Faso.

    Está en España desde 2004, actualmente, en Logroño. Colabora con la revista de los misioneros de África "Africana", Los Comités de Solidaridad con África Negra y con Rioja Acoge.

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