Se calcula que, entre Mozambique, Zimbabue y Malaui, el ciclón Idai ha acabado con la vida de más de 700 personas y se cifra en 3 millones el número de damnificados por la tragedia, los cuales esperan ayuda urgente. La ONU ha calificado este desastre como una emergencia de nivel 3, una categoría solo igualada por las emergencias humanitarias en Siria y Yemen.

Con vientos que alcanzaron velocidades de 170 kilómetros por hora, el ciclón arrasó allí por donde pasó desde que tocó tierra el pasado 14 de marzo. Cabe destacar las terribles repercusiones en la ciudad mozambiqueña de Beira, que quedó destrozada al 90 %. Posteriormente, se desplazó a los países vecinos, Zimbabue y Malaui, los cuales se han visto afectados en menor medida que Mozambique, pero que también sufrieron pérdidas importantísimas.

Los datos oficiales del Gobierno de Mozambique muestran que, además de las víctimas, las pérdidas han ido mucho más allá. Más de 3.100 escuelas, a las que acudían 90.000 estudiantes, han quedado destrozadas, más de 33.500 viviendas están completa o parcialmente destruidas y se han perdido 500.000 hectáreas de cultivos a punto de ser cosechados debido a las inundaciones causadas por los desbordamientos de los ríos Pungue y Buzi.

Así pues, ahora que los niveles de agua han bajado, tanto organizaciones nacionales como internacionales se vuelcan para dar la asistencia a las víctimas y proporcionarles alimentos, agua potable, medicamentos, materiales de saneamiento y refugio. Asimismo, otra de las prioridades para los organismos de ayuda humanitaria, alertada por la Organización Mundial de la Salud, es evitar que se desencadenen enfermedades graves como el cólera o la malaria, que suelen aparecer cuando el agua se estanca. Hasta el momento, no hay ningún caso confirmado de cólera, pero se teme que aparezcan numerosos casos de malaria.

Javier Ramos López

Fuentes: O PAIS – africanews. – 20minutos

[Fundación Sur]

Artículos relacionados:

– El Presidente de Mozambique promete ayuda a las víctimas de las inundaciones