Mi heroína número 1, por Alberto Eisman

2/06/2014 | Bitácora africana

Hace pocos días me hacían una entrevista y me pedían el nombre de una persona que según mi opinión hubiera sido decisiva para África (por razones obvias, no valía elegir Mandela). La verdad es que no tuve que estrujarme la cabeza porque tenía la persona a un tiro de piedra.

Para mí, la candidata para este humilde y muy personal homenaje es una mujer ugandesa llamada Mary Ocieng. Ella es, por las razones que explicaré más adelante, una de estas personas que ha cambiado el destino Mujerdel continente. Mary ha pasado ya con creces la mitad de los cuarenta, pero aparenta muchos más y se ve claramente que la vida no ha sido un paseo triunfal para ella (por cierto, no es la señora de la foto, porque no creo que se sintiera a gusto siendo agasajada de ninguna manera). Mary es una mujer trabajadora, cuando fue joven tuvo algo de suerte porque por lo menos pudo terminar la primaria y comenzar la secundaria (aunque no pudo terminarla) y desde entonces se dedica a ser ama de casa y limpiar las casas de diferentes personas. Se casó con un pequeño funcionario con quien, si no fuera por lo que le gusta empinar el codo, hubiera podido tener una vida algo desahogada, pero el maromo sigue teniendo debilidad por el alpiste y ha dilapidado todo lo que tenían – incluida la suculenta dote que recibieron al casarse su hija mayor – en aguardientes, vinos y otros licores de diferentes graduaciones. Si no fuera por lo que Mary saca de limpiar, lavar la ropa, planchar y otros menesteres en casas ajenas la economía doméstica se habría ido al carajo hace ya mucho tiempo. A pesar de las estrecheces, Mary tiene una extensa prole: siete hijos, pero sólo dos son suyos de verdad, el resto son huérfanos que ha aceptado en su casa y se han convertido en carne de su carne.

Ella quizás no haya sido la héroe que haya abanderado profundas revoluciones o haya provocado cambios radicales a cualquier nivel social o político… pero su vida se ha convertido en una causa particular para que un puñado de personas encuentre un hogar, algo de calor y un futuro. Y además es que lo vive de una manera sencilla y humildísima, sin darle importancia alguna, y sobre todo sin darse aires ni creerse una madre Teresa rediviva.

Creo profundamente que Mary sigue siendo tan pobre simplemente porque no se le ha pasado por la cabeza “cerrar el grifo” de su generosidad personal y sigue encontrando en su humilde casa un rinconcito donde albergar a una criatura desamparada que se encuentre en su camino. Ella nunca acumulará riqueza para sí mientras siga teniendo hijos a los que atender, escuelas que pagar o facturas sanitarias que pagar. Para mí el ejemplo de Mary representa de manera señera el destino de África: Muchas personas me preguntan “¿cuándo saldrá África de la pobreza?” y la verdad es que es una pregunta justificada a la que se me ocurre responder “África saldrá mucho más rápido de la pobreza el día en que sea más egoísta” porque muchas de las economías de este continente afrontan no sólo los desafíos propios de cada familia sino que además asumen los destinos de muchos de aquellos que no han sido tan afortunados. Miro a mi alrededor y veo multitud de familias que han aceptado “entre sus filas” a huérfanos, a hijos de parientes desaparecidos o caídos en desgracia… Está claro que mientras tengan esas cargas añadidas la familia “primigenia” siempre va a tener un lastre que les impedirá tener más afluencia, pero no por eso dejan de dar el paso y tomar la responsabilidad añadida.

Por eso y por muchas más causas, Mary es mi “heroína” favorita y a través de este humilde blog la pongo oficialmente en mi particular cuadro de honor de esta humanidad a veces dislocada, a veces terrible por su egoísmo, su dureza y su intolerancia, pero a veces también admirable porque nos muestra un coraje y un corazón que ya quisiéramos más de uno. El mundo sería definitivamente otro y mucho mejor si hubiera más Mandelas, más Malalas, más Gandhis… y más Marys.

Original en : En Clave de África

Autor

  • Eisman, Alberto

    Alberto Eisman Torres. Jaén, 1966. Licenciado en Teología (Innsbruck, Austria) y máster universitario en Políticas de Desarrollo (Universidad del País Vasco). Lleva en África desde 1996. Primero estudió árabe clásico en El Cairo y luego árabe dialectal sudanés en Jartúm, capital de Sudán. Trabajó en diferentes regiones del Sudán como Misionero Comboniano hasta el 2002.

    Del 2003 al 2008 ha sido Director de País de Intermón Oxfam para Sudán, donde se ha encargado de la coordinación de proyectos y de la gestión de las oficinas de Intermón Oxfam en Nairobi y Wau (Sur de Sudán). Es un amante de los medios de comunicación social, durante cinco años ha sido colaborador semanal de Radio Exterior de España en su programa "África Hoy" y escribe también artículos de opinión y análisis en revistas españolas (Mundo Negro, Vida Nueva) y de África Oriental. Actualmente es director de Radio-Wa, una radio comunitaria auspiciada por la Iglesia Católica y ubicada en Lira (Norte de Uganda).

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