MEND: anatomía de una milicia popular I

3/12/2006 | Opinión

Hace unas semanas, cuatro escoceses, trabajadores para las compañías petroleras, volvieron a Gran Bretaña tras haber sido capturados en un complejo de Exxon Mobil, en el delta del Níger, por hombres armados que pedían un rescate de 21 millones de libras esterlinas. A principios de este año, militantes locales atacaron unas instalaciones de Royal Dutch Shell, avisando al gigante del petróleo para que sacase a cientos de trabajadores del país y cerrase sus pozos. Ike Okonta analiza la estructura y los orígenes de una de las milicias basadas en el área. Él argumenta que la milicia MEND no es una organización en el sentido formal de la palabra, sino una idea, subrayando la cantidad de movimientos de jóvenes que comenzaron a proliferar a finales de los 80, en la región del delta del Níger. Este artículo es la segunda parte de una serie de tres. El primero, titulado ‘El Delta de Níger, tras la máscara’, se publicó la pasada semana.

La primera cosa que te sorprende cuando te reúnes los miembros del Movimiento para la Emancipación del Delta del Níger, la milicia MEND, es la facilidad con la que se mueven por la metrópolis de Warri, y también en los pueblos de las canales del delta, clara señal de que están entre la gente, que no sólo se identifica con su causa sino también se apartan de su camino para ofrecerles la protección y seguridad durante los ataques de los soldados nigerianos. Sin embargo, sus movimientos están supeditados a que en cualquier momento aparezcan los soldados.

La segunda cosa que se nota es que los militantes, o los elegidos por los demás para responder a tus preguntas, son elocuentes, bien educados y versados en los últimos acontecimientos políticos en Nigeria y en otras partes del mundo. El primer encuentro tuvo lugar en una habitación de hotel en Warri. El autor había mandado antes un mensaje diciendo que llegaría el jueves por la tarde, y le gustaría entrevistar a uno o dos líderes de MEND. Su mensajero, un periodista local, dijo que intentaría organizar la entrevista, pero que no prometía nada sobre lo de lograr que acudieran los líderes de MEND, ya que dependería del nivel de presencia del ejército nigeriano en Warri esa semana.

Los líderes de MEND están constantemente en movimiento, son extremadamente cautos, y no cogen llamadas personales personalmente, conscientes del hecho de que los soldados que les persiguen tienen sistemas electrónicos capaces de precisar las señales de los teléfonos móviles con mucha precisión. El autor tuvo suerte. Llegó a Warri cuando el proceso de paz, que habían iniciado los líderes de FNDIC, Oronto y Douglas, el abogado y el activista medioambiental, y otros líderes de los Ijaw, seguía renqueando y el Gobierno de Obasanjo parecía estar dispuesto a contener a los soldados hasta que concluyeran las negociaciones. Alguien llamó con los nudillos en la puerta de su habitación de hotel y él abrió la puerta. Un hombre joven, vestido de manera informal, con unos vaqueros y en mangas de camisa, estaba allí de pié, sonriendo.

¿Eres el líder de MEND?, preguntó el autor sorprendido. Las imágenes que los medios de comunicación transmiten al mundo desde aquí representan siempre a los luchadores de MEND como hombres musculosos, enmascarados, sujetando kalasnikovs en posturas beligerantes, como si estuvieran a punto de abrir fuego a la mínima provocación.

Pero, exactamente ¿qué entiende usted por MEND?, contestó él. “No existe algo llamado MEND. Lo que yo sé es que hay jóvenes armados en las canales del delta que dicen que están hartos de las compañías petroleras, de los dobles criterios, y están determinados a poner final a la explotación de su pueblo por Shell, Chevron y el Gobierno federal.
MEND no es una organización en el sentido formal de la palabra. Es una idea, un principio general que remarca la cantidad de movimientos comunales, cívicos y de juventud que empezaron a proliferar en el delta del Níger, en particular en las zonas de habla Ijaw, al principio de las fallidas políticas de reajuste del general Babangida, a finales de los 80.

El país ha estado dirigido por una sucesión de gobiernos autoritarios y corruptos, desde que terminó la guerra civil, en 1970, con el trágico apogeo de los que fue la junta de Babangida. Las consiguientes penalidades económicas, la aparente incapacidad del Gobierno para enfrentarse a esta crisis, y su negativa a proporcionar un marco civil y político en el que los ciudadanos oprimidos pudieran expresar sus quejas y buscar remedio, empezaron a promover un flujo hacia organizaciones religiosas, étnicas e insurreccionistas. El Movimiento inspirado en Ken Saro-Wiwa por la supervivencia del pueblo Ogoni, MOSOP, que surgió en 1990, y el Congreso Nacional Ijaw, surgido en Port Harcourt, un año después, tienen su nacimiento en este turbulento entorno económico y político.

Estas organizaciones pretendían lograr estos retos civiles al terminar el gobierno militar y la vuelta a un Gobierno democrático y civil, la creación de nuevos estados en zonas con minorías étnicas, y un aumento de el reparto de los beneficios generados por el petróleo. Utilizaron marchas de protesta no violentas, apoyo en los medios de comunicación, peticiones remitidas al Gobierno directamente, y seminarios organizados para que la prensa tome conciencia de su caso. Sin embargo, al empeorar las condiciones económicas por todo el país, los resultados de unas elecciones fueron anulados por Babangida a mediados de 1993, una ola de ira y desesperación comenzó a expandirse entre los jóvenes de ciudades como Lagos, Kaduna, Kano, Enugu, Port Harcourt, Ibadan, Warri y Onitsha.

Las organizaciones de jóvenes militantes, como la del Congreso del pueblo Odua, OPC, Congreso del pueblo de Arewa, APC, y el Movimiento para la actualización de la Soberanía del Estado de Biafra, MASSOB, surgieron en este periodo. Estas eran organizaciones comunales que atraían a sus miembros de las etnias de los Yoruba, Hausa e Igbo respectivamente. OPC y MASSOB querían la disolución de la Federación, que según ellos debería sustituirse por nuevos países independientes basados en los diferentes grupos étnicos. APC, por otro lado, exigía la perpetuación del status quo, pero bajo el liderazgo político y militar de los Hausa. Las juventudes de las milicias comenzaron a armarse.

Enfrentamientos con los militares nigerianos, y entre ellos mismos, se convirtieron en el pan de cada día de la vida pública de Nigeria desde 1994 en adelante. El general Sani Abacha había derrocado el Gobierno interino que Babangida había instalado antes de dimitir en noviembre de 1993, arrojando a Moshood Abiola, ganador de las elecciones presidenciales de junio de 1993, a la cárcel, y desatando una ola de terror dirigido a los periodistas, activistas en defensa de la democracia y las milicias de jóvenes que cuestionaban su derecho a gobernar.
Los acontecimientos políticos en el territorio Ijaw siguieron un camino algo diferente. El grupo no se había beneficiado de la creación de diversos estados que había emprendido el Gobierno en los 80 y principios de los 90. El INC estaba al frente de la agitación para corregir lo que consideraban una “enorme injusticia”. INC aseguraba que los Ijaw fueron dispersados deliberadamente en varios estados costeros, donde constituían una minoría oprimida, y que sólo se haría justicia si se les reunía de nuevo en dos o tres estados homogéneos. Aún así, no estaba haciendo ningún progreso.

Las escaramuzas entre las juventudes Ijaw y las compañías petroleras que operaban en la zona oeste del delta habían empezado a finales de los 80, los primeros protestan porque no se les han ofrecido empleos en la industria que tienen a la puerta de sus casas, y la que, para empeorar las cosas, esta destruyendo sus ríos y campos de cultivo. Los ancianos Ijaw y los líderes de la comunidad habían mediado, y el proceso de esta mediación dio lugar a nuevos grupos civiles de jóvenes. Destacaba entre ellos el Movimiento para la Supervivencia de la Nacionalidad Étnica de los Ijaw, MOSSIEND, y el Movimiento para las Reparaciones de los Ogbia, MORETO. Los Ogbia son un clan Ijaw el en centro del delta, de donde provenía Oronto Douglas.

La creación de consejos para un nuevo gobierno local en el área de Warri, creado por el Gobierno en 1977, desencadenó la militarización de los grupos de jóvenes en la zona. Tres destacados grupos étnicos ocupaban la metrópolis de Warri y el interior, llegando hasta los canales del delta. Los Itsekiri son un grupo pequeño pero políticamente dominante. En segundo orden están los Ijaw y los Urhobo. Ha habido disputas que cambiaron la propiedad de la tierra de manos, y por tanto las rentas que esas tierras generaban, entre los 3 grupos desde 1920. Pero estos eran generalmente asuntos pacíficos, luchas libradas en las salas de los tribunales.

Pero con el cóctel letal de privaciones económicas, dictaduras militares, y una crisis medioambiental que empeora en el este del delta, y que alcanzó la cima explosiva en los 90, podemos estar seguros de que la próxima vez que surjan peleas por la tierra, arderá la ciudad entera. Esto fue exactamente lo que ocurrió en 1997, cuando el gobernador militar anunció la creación de un nuevo consejo de gobierno local con sede en un poblado Ijaw, y después anuló la idea al día siguiente y lo trasladó a un poblado Itsekiri. Las juventudes Ijaw acusaron a las elites Itsekiri de haber presionado al Gobierno para cambiar el asentamiento del nuevo consejo a su zona. Estos últimos contestaron que todo el territorio Warri pertenecía a los Itsekiri, pero que aún así, no tenían mano en las decisiones del gobierno local. Las juventudes de ambos grupos enseguida entraron en crispación. Se produjo una desbandada hacia las armas en ambos grupos hacia las armas y los acontecimientos pronto degeneraron en masacres étnicas y contra masacres.

La proliferación de armas pequeñas y la zona Warri inevitablemente alimentaron el vandalismo contra el petróleo y la actividad ilícita que se había practicado durante décadas en alta mar, por altos oficiales del Gobierno, en colaboración con los trabajadores de las petroleras.
Elementos al borde de estos jóvenes militarizados iban a “encontrar trabajo” aquí, ayudando a los barones del petróleo a pinchar los oleoductos para extraer el crudo y llevarlo a un barco en espera. Con el retorno de las políticas electorales en 1999, los políticos en el delta del Níger también contrataron a estos elementos armados para intimidar a sus oponentes políticos y manipular las votaciones. Las compañías petroleras también ofrecieron a estos jóvenes un trabajo de protección para sus instalaciones, proporcionándoles armas letales en un cínico intento de dividir a las organizaciones de jóvenes emergentes políticamente firmes. El Consejo de Juventud Ijaw, IYC, una nueva organización influyente fundada por Oronto Douglas, Asume Ossuoka y otros, en 1998, había reunido a toda la juventud de todos los territorios Ijaw, en una pacífica, pero poderosa oposición a las actividades explotadoras de las compañías petroleras y del Gobierno Federal, en la región. La famosa declaración de Kaiama, un documento adoptado por los jóvenes de los diversos clanes Ijaw y que expresaba alto y claro sus quejas y cómo podrían solucionarse, fue la creación del liderazgo del IYC.

Es importante apuntar que era una pequeña minoría la que se dedicó al vandalismo petrolero y a los servicios de protección para los políticos corruptos y las compañías petroleras. La inmensa mayoría de los jóvenes Ijaw permanecieron de manera sólida bajo en control de las organizaciones civiles y comunales que ellos mismos habían fundado, incluso después del brutal ataque de los soldados del Gobierno contra ellos, en las ciudades de Kaiama y Odi, en 1998 y 1999 respectivamente. Sin embargo, el IYC iba a dividirse a raíz de eso en diferentes facciones tras una crisis de liderazgo. Asari Dokubo, uno de sus líderes, continuó estableciendo la Fuerza Voluntaria Popular del Delta del Níger, NDPVF, declarando que los métodos pacíficos del IYC no habían sido efectivos y que el nuevo Gobierno civil, encabezado por el Presidente Olusegun Obasanjo, lo único que hará al respecto serán acciones militares. Aun así, la mayoría de los miembros que quedaban en el IYC continuaron por el camino de las acciones políticas no violentas.

En la mañana del 15 de febrero de 2006, un helicóptero de combate armado del ejército atacó un poblado Ijaw en Okerenkoko, en el oeste del delta. Okeronkoko es parte de Gbaramatu, un clan Ijaw en el oeste del delta. Los oficiales del Gobierno alegaron que Okerenkoko y los pueblos vecinos eran el epicentro de las actividades ilegales de robo de petróleo y el Presidente Obasanjo estaba resuelto a erradicarlo, y que las tropas federales habían recibido órdenes de ocuparse de los jóvenes Ijaw que participaban en el vandalismo. El helicóptero volvió a atacar el 17 y 18 de febrero, aplastando casas y cabañas y matando a gente inocente. Jóvenes Ijaw enfurecidos de todas las tierras Ijaw prometieron venganza. Fue este sangriento accidente lo que desencadenó el nacimiento de la milicia MEND.

(continuará en una segunda parte)

Ike Okonta

El doctor Ike Okonta es un investigador sobre políticas africanas contemporáneas en la Universidad de Oxford. Es coautor de ‘Where Vultures Feast: Shell, Human Rights and Oil’, Verso, New York, 2003.

Se pueden enviar comentarios a pambazuka, de donde nosotros hemos sacado este artículo, publicado el 09 de noviembre, editor@pambazuka.org

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