“Una vez en la vida, el anhelado maremoto de la justicia puede levantarse y hacer que la esperanza y la historia vayan al unísono”.
Por invitación del Consejo de Iglesias de Sudán, el Instituto de la Paz Denis Hurley fue invitado a enviar un equipo de observadores al Referéndum de autodeterminación del Sur de Sudán. Formaban parte de la delegación Su Eminencia el Cardenal Wilfrid Napier, el Oficial de Comunicación Social de los Obispos católicos del Sur de África, el Padre Chris Townsend como conferenciante y yo mismo. Fuimos recibidos por el arzobispo de Juba, monseñor Paulino Loko. Pasamos casi una semana en Sudán.
Nuestra delegación fue recogida en el aeropuerto, y acompañada con escolta de policías fuertemente armados, nos dirigieron a una recepción en el centro de la ciudad. Es evidente que la presencia de un Cardenal en ese momento de la historia de Sudán fue visto como señal de la importancia que el Referéndum del Sur de Sudán tenía ante la comunidad internacional. La fecha histórica para el referéndum, el domingo 09 de enero 2011, había sido acordada hace seis años durante la firma del Acuerdo General de Paz que trajo esta, aunque relativa, a una zona devastada por la guerra.
Aunque el referéndum era el motivo de encuentro, la Misa en la Catedral Católica de Juba, celebrada por el Cardenal Napier, se convirtió en centro de atención mundial. Estuvieron presentes el Presidente del Sur de Sudán, Salva Kiir Mayardit; John Kerry, candidato demócrata presidencial que perdió frente a George W. Bush; y el actor de Hollywood, George Clooney. Mientras que el Cardenal pidió la construcción de una «justa, tolerante y reconciliada nueva nación», el presidente Kiir llamó a la gente del sur a aceptar a los que viven al norte y a que no hubiera discriminación contra ellos.
Por la tarde, nuestra delegación fue testigo de cómo los obispos de la Iglesia católica y anglicana de Juba acudían juntos a emitir su voto. Largas colas se habían formado ante la mesa electoral y la multitud rompió espontáneamente en aplausos emocionados ante la llegada de los arzobispos. Esto pone de manifiesto el enorme papel que las iglesias han desempeñado en el sur de Sudán sosteniendo al pueblo en tiempos de desesperación, interviniendo en la mediación de paz en el sur y trayendo esperanza a un pueblo que durante muchos años tenía poco o nada que esperar.
Para la delegación de Suráfrica se trataba en gran medida de un caso de «déjà vu». La votación fue una reminiscencia de las primeras elecciones democráticas de Suráfrica en 1994. La organización fue impecable y la ONU tiene que ser felicitada por la organización del Referéndum, tarea no fácil. 2.629 centros de votación se establecieron en todo el Sur de Sudán, la mayoría de los cuales estuvieron al aire libre, bajo árboles, tiendas de campaña o estructuras prefabricadas. Los equipos de funcionarios electorales, bien formados para la ocasión, supervisaron el buen funcionamiento del proceso. La papeleta de voto tenía dos símbolos: uno mostraba un apretón de manos que representaba el voto por la unidad y la otra una palma con la mano abierta representando la secesión. La experiencia de esa tarde se repitió una y otra vez para que nuestra delegación visitara varios centros. En uno de ellos, en zona rural, se nos dijo que 1.176 personas se habían inscrito para votar y que la noche del martes (11 de enero) ya habían emitido su voto 902 de ellas.
La votación se mantuvo durante siete días en horario de 08 a.m. a 5 p.m. para responder a la realidad de las grandes distancias que muchas personas habían de caminar a pie.
El lunes por la mañana, 10 de enero, el Presidente Salva Kiir recibió a nuestra delegación en su despacho presidencial durante una hora. Su mayor temor era cómo reaccionaría el Norte ante la secesión del Sur, la cual ya era la conclusión inevitable del proceso para cualquiera en Juba. Compartió muchas cosas con nosotros, entre las que se encuentran las siguientes:
• Muchos de los protocolos del Acuerdo General de Paz, firmados entre el norte y el sur en enero de 2005 no se habían aplicado. Estos incluían los estados disputados del “Nilo Azul” y “Kurdufan Sur”, y la decisión sobre su inclusión futura en el norte o el sur.
• La demarcación del norte y el sur no se ha hecho.
• Los acuerdos de CPA terminan el 7 de julio de 2011 y no hay acuerdo sobre el petróleo, que está en gran medida en el Sur. Sin embargo, su canalización discurre hacia el Norte, hacia Port Sudán, por lo que es imperativo que el norte y el sur lleguen a un acuerdo sobre los ingresos compartidos del petróleo.
• Hay 23 partidos diferentes conocidos en el Sur y casi todos están muy armados. Su pregunta era cómo unir a estas personas en un gobierno de unidad nacional en el futuro. Su temor era que algunos de estos partidos podrían ser manipulados por el norte en un intento por el mismo de que el nuevo Sur de Sudán fuera un “Estado fallido”.
• Por último, el Presidente explicó que tenían que empezar a construir un nuevo estado desde el principio. Sólo hay 45 km de carretera asfaltada en esta vasta área (más grande que el tamaño de Suráfrica).
Es motivo de crédito al Sur de Sudán el haber organizado un referéndum tan bien preparado y administrado. Este es un momento que quedará con buen sabor en la historia de los pueblos del sur de Sudán. Es también un momento de celebración para estas personas que tanto han sufrido. Tal vez esto se resume mejor en la respuesta de un anciano al Cardenal Napier cuándo éste le preguntó cuánto tiempo había esperado ante la mesa electoral, y este respondió: “8 horas”. El cardenal le preguntó si no estaba cansado, a lo que respondió: “He esperado cincuenta y cinco años para este día y unas pocas horas más no me molestan”. La delegación dejó Juba, a sabiendas de que había compartido un momento muy especial en la historia del continente africano.
Padre Sean O’Leary
Director del Instituto de la Paz Denis Hurley (Suráfrica)
28 de enero 2011
Traducido por Pilar Ruíz.
