Más allá de las elecciones de 2011: La República Democrática del Congo frente a la guerra de las “tierras raras”

1/12/2011 | Opinión

La suerte está echada en lo que concierne a los escrutinios presidencial y legislativo de 2011. Falta la publicación de los resultados oficiales, lo cual podría acontecer en las próximas horas. Eso en cuanto al lado izquierdo del escenario. En cuanto al lado derecho, la RDC sigue estando en el centro de los intereses internacionales por el hecho de ser el último rincón minero que rebosa de la tan buscada nueva materia prima, de la cual China posee el 97% de las reservas mundiales. La RDC no se librará de la onda de choque que acompañará la riada hacia ese “nuevo oro” llamado “tierras raras”.

Las elecciones presidenciales y legislativas de 2001 ya son asunto del pasado. La inminente publicación del resultado del escrutinio permitirá al país volver a tomar la salida hacia una nueva aventura que promete ser palpitante y decisiva, frente a los grandes desafíos del desarrollo. Tanto en el plano interior como en el exterior.

Estos intereses deberían constituir los auténticos desafíos de las elecciones de 2001. Es decir, disponer de un Estado capaz de adaptarse a los cambios políticos y económicos que caracterizan el mundo actual. Cambios que encuentran su origen en la conquista de los espacios económicos para el control de los minerales. Los países que fueron favorecidos por el desigual reparto de los recursos (hablando claro), se convierten así en dianas patentadas, en objeto de la codicia de los intereses discrepantes.

Precisamente, la RDC forma parte de esos “países favorecidos”. De ahí esas “guerras económicas” que está padeciendo desde hace más de diez años. O más aún, esa balcanización que planea sobre el país y que sólo apunta hacia el control de los recursos naturales que la Naturaleza le otorgó. Las elecciones de 2011 no deberían de ningún modo ocultar esa parte del problema. Minimizarlo sería hacer gala de una sordera y ceguera políticas inadmisibles.

Las “Tierras raras”

La RDC todavía no ha salido del atolladero. Los informes de los expertos de Naciones Unidas sobre la explotación ilícita de los minerales de sangre, todavía no han producido el efecto deseado, por lo que ahora hay que hacer frente a un nuevo desafío: la “guerra de las tierras raras”.

Desengáñense. No se trata de “tierras arables”, otro aspecto que de igual modo suscita la codicia en la RDC, sino más bien de metales, “minerales raros” que intervienen en todas las industrias de alta tecnología.

En total, se trata de “17” minerales indispensables para la electrónica, la industria armamentística, el laser y las energías renovables. Se usan para la fabricación de coches eléctricos, teléfonos e iPods, los futuros trenes de alta velocidad, ordenadores, cabezas de misiles, fibras ópticas, catalizadores, aparatos de visión nocturna, baterías eléctricas, bombillas de bajo consumo, pantallas planas, paneles solares, fertilizantes para el ganado.

Estos minerales raros también son utilizados por el ejército, los servicios sanitarios y el refinado del petróleo.

Según las estadísticas internacionales, el trasfondo del problema radica en que la RDC posee ella sola más del 60% de las reservas mundiales de columbita-tantalita, también llamada coltán, principal metal para la fabricación de ordenadores y teléfonos portátiles y muy demandada por las industrias aeroespaciales. Añádase a eso el cobre, los diamantes, el níquel y la casiterita. Desde luego, estos minerales no se venden por toneladas sino más bien por kilos. Lo cual explica el constante aumento de su precio.

Actualmente hay que contar con el petróleo y la energía eléctrica de la presa de Inga. Más aún, la RDC constituye gracias a sus numerosos ríos uno de los pocos países donde es posible desarrollar una amplia red de internet, que requiere fibras ópticas.

Esta situación hace de la RDC un auténtico envite estratégico y tecnológico de primer orden. Las grandes potencias lo saben perfectamente.

La riada o la guerra

Algunos opinan que la “guerra de las tierras raras” ya ha comenzado. Sospechan que el llamamiento a las tropas es asunto de las potencias occidentales. No obstante, según Pierre Picquart en su libro “China dentro de veinte años y el resto del mundo”, la riada hacia las “tierras raras” no ha hecho más que empezar. Si ciertos países, como Estados Unidos, ya han comenzado a extraer estos minerales, China ha ralentizado su explotación. El motivo esgrimido, tal explotación es onerosa, exige muchos medios y mucho tiempo.

Aún estando en posesión del 97% de las reservas mundiales de “tierras raras”, China no parece estar satisfecha. Mira hacia África, concretamente hacia la RDC. Es lo que afirma Marc Cassou en un artículo que se publicará muy pronto en Paris, cuyo título reza “En el corazón de una misteriosa concesión de China en el Congo”. Opina que si China lograse controlar los “minerales raros” de la RDC, se convertiría en la nación más poderosa del mundo.

Las otras grandes potencias no se quedarán con los brazos cruzados. Entrarán en la “guerra”. De cualquier manera. No nos sorprendería que la RDC sirviese de terreno de enfrentamiento de los intereses discrepantes de las grandes potencias.

Un fuerte liderazgo

He aquí los desafíos que esperan a los nuevos elegidos. Los explotadores de minerales intentarán por todos los medios controlar los minerales congoleños. Trabajarán para resolver los problemas en las altas instancias manipulando las élites congoleñas, sean de la mayoría gobernante o de la oposición. Asistiremos una vez más a la firma de contratos leoninos, a la expoliación de las concesiones mineras manteniendo la población congoleña en la más espantosa miseria.

El mérito de las elecciones de 2011 sería conseguir un liderazgo fuerte e instituciones nacionales despersonalizadas. Más instituciones fuertes que hombres fuertes, tal como tan bien lo señaló el presidente americano, Barack Obama, al dirigirse a África.

Efectivamente, más que nunca debemos superar la fase de los “conflictos de los individuos” para privilegiar únicamente el interés de la nación, tan cierto es que las personas pasan y las instituciones permanecen.

El Congo-Kinshasa necesita estrategias que tengan una visión de los grandes asuntos nacionales, regionales e internacionales en todos los sectores de la vida nacional. El tiempo de los “griots” (narradores de historias) se cumplió hace tiempo. Esta riada hacia las “tierras raras”, esta “guerra de los minerales raros” podría provocar grandes cambios por todo el mundo. Y la RDC no se librará de la onda de choque de los discrepantes intereses internacionales.

Por “Le Potentiel”

Le Potentiel, RDC, 30 de noviembre de 2011.

Traducido para Fundación Sur por Juan Carlos Figueira Iglesias.

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