Maroy Rusengo: El pueblo congoleño es víctima de intereses geoestratégicos y económicos internacionales

26/10/2009 | Editorial

El pasado 7 de octubre, durante la celebración en Roma del Sínodo de los Obispos de África, la asamblea se vio conmovida por las palabras y las lágrimas del obispo de Bukavu, Monseñor François Xavier Maroy Rusengo, quien abandonó los trabajos del sínodo para volver junto a los suyos, en Bukavu, víctimas de agresión de soldados y rebeldes.
El obispo denunció que algunos de sus sacerdotes habían sido secuestrados y una de sus iglesias, quemada. «Una de las parroquias de nuestra archidiócesis fue incendiada el viernes 2 de octubre del 2009, algunos sacerdotes fueron molestados y otros tomados como rehenes por hombres en uniforme que exigieron un elevado rescate. Hemos tenido que pagar dicho rescate para salvar sus vidas», añadió con voz entrecortada por el dolor.

Según la agencia vaticana de noticias, Zenit, que difundió el caso, el obispo “sabe muy bien lo que se juega, pues su predecesor, monseñor Christophe Munzihirwa, fue asesinado en 1996 por su toma de posición durante la guerra congoleña, cuando gritó que ninguna lógica política vale más que la persona humana”.

Información recibida desde Bukavu

Desde Bukavu, ha llegado a la Fundación Sur noticias que confirman la presencia de monseñor Maroy Rusengo en su archidiócesis, junto a los suyos.

Se confirman también los ataques que se produjeron en las parroquias de Karhale, Nyangezi, y en otras cercanas. El responsable de los carmelitas de una de estas parroquias ha sufrido un shock traumático del que no se ha repuesto aún completamente. Los maristas, por su parte, tuvieron que abandonar temporalmente la parroquia y cerrar el colegio e internado, dejando a los alumnos sin curso. Por el momento ya están de vuelta en sus puestos y las clases han podido comenzar de nuevo.

Se exigieron 5.000 y 7.000 dólares, respectivamente, para liberar a de los padres tomados como rehenes. Afortunadamente, estos ya se encuentran en sus comunidades.


Pasividad y denuncias

El arzobispo de Bukavu lleva siendo la voz de los sin voz de la Región, de donde él mismo proviene, desde que asumió su cago, en el 2006. Desde entonces, no ha cesado de denunciar el silencio de las instituciones de su país ante el sufrimiento del pueblo, y define la guerra del Congo como una “guerra impuesta”, cuyo verdadero motivo es el saqueo de las riquezas naturales de la región. Una verdad que todo el mundo parece saber, pero que nadie hace nada para encontrar su solución. Además, Monseñor Rusengo ha cuestionado públicamente el papel de la fuerza de paz de la ONU, la MONUC, a la que, cuando, en 2007, se le renovó el mandato, pidió expresamente que no pactase “con el enemigo” y que cumpliese su misión de verdad, a saber: la de “proteger a la población civil”.

Pero la MONUC, a principios del 2009, apoyó y respaldó operaciones militares del ejército regular de la RDC, igual que hizo con Ruanda, Uganda y el Sur de Sudán. Con la escusa de perseguir y aniquilar varios grupos rebeldes, que desde hace décadas aterrorizan la población del este del Congo, lo único que han conseguido ha sido propagar aún más la violencia. Por un lado, los soldados de los ejércitos regulares, compuestos en su mayoría de ex rebeldes y por otro, los rebeldes a quienes se pretendía debilitar, han querido vengarse y han atacado a la población civil en represalia contra sus respectivos gobiernos.

La misma ONU, tras una investigación que ha llevado a cabo, se pregunta si debe seguir apoyando a estos ejércitos. Los investigadores tienen pruebas de que las operaciones militares interestatales en el este del Congo han perjudicado enormemente a la población civil. Han causado miles de muertos y decenas de miles de desplazados. Además, insinúa la investigación, los soldados, en su mayoría, tienen un historial de abuso de los derechos humanos tan evidente, que no debería asignárseles ningún tipo de misión… Dando así razón a monseñor Rusengo, después de dos años de sufrimiento y de miles de muertos.

Monseñor François Xavier Maroy Rusengo, no cesa en su denuncia a favor de su pueblo, aterrorizado y sumido en la miseria. Denuncia la ineficacia de los pretendidos esfuerzos para encontrar una solución política en conferencias infructuosas, y recuerda, una y otra vez, que “¿no sería pertinente contemplar una cumbre que reuniera también a los EEUU, la UE y ciertos países del Sureste asiático, para que resuelvan sus intereses geoestratégicos, económicos e incluso territoriales que están alimentando tensiones mortíferas en esta región y en el Congo? Se ahorrarían así innumerables muertes civiles y habría menos criminales”.

Pero, sus palabras y sus lágrimas tienen poco eco en la comunidad internacional. La Unión Africana, la ONU, el gobierno de la RDC, todos siguen empecinados en buscar soluciones, obviando las causas verdaderas del terrible sufrimiento de todo un pueblo inocente. Unas causas que, a estas alturas, están más que demostradas y denunciadas por todo el mundo. Todos conocemos las verdaderas causas, solo falta la voluntad de ponerse en acción. Cada vez que, periódicamente, monseñor Maroy Rusengo lanza una denuncia, se renuevan las mismas noticias (con un mes, un año, dos o tres de diferencia), pero, no obstante, continúan los mismos ataques, el mismo silencio, el mismo sufrimiento y la misma pasividad de los europeos. ¡¿Hasta cuándo?!

Incluso esta última pregunta ya ha sido lanzada por el valiente e incansable Rusengo.

Autor

Más artículos de Administrador-Webmaster