Muchos quizás piensen que Manos Unidas trabaja solo durante la segunda semana del mes de febrero cuando lanza su campaña anual y se esfuerza por sensibilizar y recaudar fondos para sus proyectos. En realidad su campaña dura todo el año aunque la presente y la celebre solo durante una semana.
Este año, Manos Unidas celebra sus 50 años de existencia lanzando la 51 “Campaña contra el hambre”. El lema no puede ser más oportuno: “ Contra el hambre, defiende la tierra ”. De este modo, refleja el primer objetivo del milenio: “Erradicar la pobreza extrema y el hambre” – que ha sido la razón de ser de Manos Unidas desde hace 50 años cuando surgió como: “Campaña contra el hambre” – y el objetivo no. 7: “Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente”. Una de las paradojas de nuestro sistema actual es que, siendo los países más industrializados los que más contaminan y destruyen la biodiversidad y sostenibilidad medioambiental, son los países más pobres quienes más sufren los problemas derivados del cambio climático: la desertificación progresiva y los cataclismos atmosféricos causados por el calentamiento del planeta. Como ocurre a menudo, unos causan los problemas y otros sufren sus consecuencias.
Tenemos, pues, el deber ético de paliar los efectos del problema que generamos. No podemos considerar nuestra ayuda como un simple gesto de generosidad o como una respuesta altruista a la invitación que nos ofrece la caridad; se trata más bien de restablecer la justicia y reparar, en parte, el daño causado. Aunque no seamos conscientes de ello o no queramos saberlo, nuestro estilo de vida genera hambre.
La Fundación SUR se une y apoya la llamada de Manos Unidas a luchar contra el hambre, defendiendo la tierra. Nuestra tierra no es de nadie en particular, ella pertenece a todos. O todos juntos celebraremos la dignidad humana en comunión con la naturaleza o todos pagaremos las consecuencias de la deshumanización de una humanidad que ha permitido la muerte de muchos y la degradación del planeta para el confort de unos pocos.
