Un informe reciente detectó que varias agencias gubernamentales utilizan las plataformas de Circles para espiar mensajes de texto, llamadas y localizar a personas particulares.
A medida que aumenta la penetración de Internet y el uso de teléfonos inteligentes en África, los espacios digitales se han vuelto cada vez más importantes en la organización de movimientos de oposición. En respuesta, varios gobiernos han cerrado en ocasiones Internet o bloqueado aplicaciones de redes sociales. Más recientemente, sin embargo, algunos regímenes han recurrido a la tecnología de vigilancia digital en busca de formas más sutiles de aplastar la resistencia.
Guinea Ecuatorial
En Guinea Ecuatorial, las tecnologías Circles han estado operando desde 2013. Durante 40 años, el presidente Teodoro Obiang ha mantenido el poder en parte reprimiendo a los opositores mediante el uso de tortura, ejecuciones extrajudiciales, detenciones arbitrarias y la persecución de activistas políticos y defensores de los derechos humanos. Obiang ha aplastado violentamente las protestas e ignorado las demandas de reformas electorales y de limitación de mandato. Los métodos de vigilancia podrían ser una parte importante de su caja de herramientas.
Marruecos
El Ministerio de Interior de Marruecos ha sido cliente de Circles desde 2018. Rabat tiene un historial de aprovechar la tecnología digital para atacar ilegalmente a activistas de derechos humanos.
Botsuana
A pesar de ser aclamado como uno de los países más democráticos de África, la Dirección de Servicios de Inteligencia y Seguridad de Botswana (DISS) está vinculada a dos sistemas de vigilancia Círcles que datan de 2015. El DISS es conocido por atacar a los periodistas que investigan la corrupción política.
Según Moeti Mohwasa, portavoz de la opositora Umbrella for Democratic Change (UDC), empresas israelíes han estado vendiendo durante años software de espionaje al gobierno de Botsuana. Alega que este equipo se ha utilizado para escuchar a políticos de la oposición y a líderes sindicales.
Kenia
Citizen Lab detectó que se estaba utilizando un sistema Circles en Kenia. Esto no sorprendió a Suhayl Omar, que investiga políticas de control, vigilancia y militarismo en Nairobi. “En Kenia, la libertad de expresión y la libertad de los medios de comunicación están bajo constante amenaza. El régimen [de Uhuru] Kenyatta ha librado una guerra contra el constitucionalismo y cualquier forma de oposición en Kenia”, dice. «El gobierno de Kenia depende en gran medida de vigilancia de sus ciudadanos para reprimir cualquier forma de oposición«.
Zambia
Zambia parece ser otro cliente de Circles. Su gobierno también tiene un historial de empleo de vigilancia contra sus críticos. En 2019, las autoridades arrestaron a un grupo de blogueros que dirigían una red de noticias de oposición. Esto, supuestamente lo hiciero con la ayuda de una unidad de cibervigilancia en el regulador de telecomunicaciones de Zambia que se utilizaba para identificar la ubicación de los blogueros. No se sabe si se utilizó un sistema Circles, pero la tecnología tiene estas capacidades.
¿Debería responsabilizarse al gobierno israelí?
La responsabilidad final del uso de estas tecnologías de vigilancia recae en las agencias gubernamentales que pagan enormes sumas de dinero por ellas. Sin embargo, algunos activistas argumentan que el gobierno israelí tiene también cierta responsabilidad por permitir que empresas tecnológicas cuestionables como Circles operen y por proporcionarles licencias de exportación.
El ministro israelí Zeev Elkin ha refutado esta sugerencia, insistiendo en que “todo el mundo entiende que no se trata de un problema del estado de Israel”. Pero muchos no están de acuerdo.
“El régimen israelí ha permitido activamente el autoritarismo de Uhuru Kenyatta”, dice Omar. Mohwasa hace el mismo argumento con respecto al gobierno de Botsuana, que, según él, está erosionando cada vez más los derechos civiles. «Israel está ayudando estas peligrosas tendencias«, agrega.
En enero de 2020, Amnistía Internacional presentó una demanda en Israel en la que pedía al Ministerio de Defensa que prohibiera la exportación de software de espionaje invasivo. En julio, un tribunal denegó la solicitud. Según algunos analistas, la venta de equipos de espionaje es de hecho una parte importante de la ofensiva de encanto diplomático de Israel en África. Tel Aviv ha estado, en los últimos años, forjando asociaciones más estrechas con gobiernos del continente con la esperanza de disminuir la solidaridad africana con Palestina y obtener votos de apoyo en la ONU. Ayudar a gobernantes a permanecer en el poder, incluso a costa de generalizadas libertades populares, es una forma de hacer amigos.
Suraya Dadoo
* Suraya Dadoo es una escritora independiente que vive en Johannesburgo, Sudáfrica.
Fuente: African Arguments
[Fundación Sur]
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