Los países africanos aseguran apoyar los derechos de la mujer. Entonces, ¿dónde está el dinero?

4/04/2017 | Opinión


El dinero destinado a defender los derechos de las mujeres africanas ha sido siempre escaso.

El Protocolo de Maputo, adoptado por la Unión Africana en 2003, debía haber transformado el panorama de los derechos de la mujer en el continente. Su objetivo era establecer normas y crear un cambio positivo en varios sectores, incluyendo la violencia contra la mujer, el matrimonio infantil o el derecho a la propiedad de la tierra.

14 años y 37 ratificaciones después, todavía queda muchísimo por hacer.

Esto se debe en gran medida a que los estados Africanos han intentado rehuir sus responsabilidades asegurando que no disponen de los recursos necesarios para implementar el protocolo. Todo esto, a pesar de que el susodicho protocolo imponga la obligación a los estados firmantes de incluir la defensa de los derechos de la mujer en los Presupuestos del Estado.

Son tres los artículos que tratan directamente sobre este tema. Por ejemplo, el artículo 4 deja claro que los Presupuestos del Estado deben estar disponibles para prevenir la violencia contra la mujer, por otro lado, el artículo 10 (3) impone a los estados la obligación de redirigir los presupuestos militares a proyectos de desarrollo social y a promover los derechos de la mujer. El artículo 26 (2) es el más significativo, ya que impone a los estados la obligación de proporcionar los recursos financieros necesarios para implementar todos los artículos del protocolo.

A pesar de todo esto, la obligación de financiar la protección de los derechos de la mujer es a menudo ignorada. De hecho, la mayoría de los países africanos redactan sus presupuestos de una manera género-neutral. ¿Pero no es acaso esta neutralidad de género, al mismo tiempo, ceguera de género? ¿O es que los Presupuestos Nacionales que ignoran las desigualdades entre hombres y mujeres no refuerzan el dominio masculino en la sociedad?

Presupuesto con ceguera de género

En la mayoría de países africanos los Presupuestos Nacionales no se redactan teniendo en cuenta las diferentes necesidades y prioridades de sus niñas y sus mujeres. Estos presupuestos ciegos ante el género suelen fracasar a la hora de adoptar medidas destinadas a remediar la situación de desventaja que sufren las mujeres y las niñas.

Por ejemplo, practicando la neutralidad de género, un gobierno puedo distribuir los recursos correspondientes a la sanidad sin pararse a pensar que las mujeres tienen necesidad sexuales y reproductivas específicas.

Existe una manera de solucionar este problema: los presupuestos de género. Esto permitiría a los Estados cumplir con su obligación de proveer recursos por los derechos de la mujer. Así se asegurarían, además, de tener evaluaciones precisas sobre el impacto de los gastos e ingresos del Gobierno tienen en las mujeres y en las niñas, así como en los hombres y en los niños.

Si bien estos pretenden servir a las personas de ambos sexos, los procesos de presupuestación de género reconocen que existe una deficiencia en los recursos destinados a las mujeres. Por lo tanto, su objetivo es el de asegurarse de que los derechos de las mujeres se incluyan en los mecanismos generales de presupuestación.

Varios países africanos, por ejemplo: Ghana, Uganda, Kenia, Mauricio, Sudáfrica, Tanzania, Senegal y Namibia, ya han intentado incluir los presupuestos de género en sus procesos de presupuestación. El problema es que ni siquiera este enfoque ha conseguido que se destinen los recursos suficientes para asegurar la aplicación del Protocolo Maputo.

Por ejemplo, Sudáfrica, el primer país africano en adoptar iniciativas de presupuestos de género, no ha conseguido todavía cumplir con las obligaciones que impone el protocolo. En Sudáfrica, las mujeres todavía soportan un parte desproporcionada del triple desafío de la pobreza, la desigualdad y el desempleo.

Entonces, ¿qué más hay que hacer?

Barreras para la implementación

Si algo ha quedado claro es que una barrera clave para la implementación del protocolo es la falta de orientación sobre cómo implementar las disposiciones presupuestarias del Protocolo de Maputo, indicaciones que no siempre hacen referencia directa a los presupuestos de género. La experiencia sudafricana acredita la idea de que los países africanos todavía necesitan esta orientación.

Hace dos años, la Comunidad de Desarrollo de África Meridional elaboró unas directrices generales sobre cómo desarrollar presupuestos de género para ayudar a los estados miembros en su asignación de fondos a iniciativas relacionadas con el género. Estas directrices se basan en las disposiciones del protocolo de la SADC sobre Género y Desarrollo que exigen que los Estados miembros aporten fondos para defender los derechos de la mujer y que adopten sistemas de presupuestación de género. Las directrices se centran en presupuestos sensibles al género (salud, ayuda al desempleo…), señalando los procesos propuestos como la manera de asegurarse de que la asignación presupuestaria destinada a las mujeres sea suficiente.

Centrarse en la financiación

Otra barrera para ejecutar los presupuestos de género es el fracaso de Unión Áfricana a la hora de asegurar que sus Estados miembros cumplen con la obligación financiera de financiar los derechos de la mujer. Con la excepción de referencias fugaces a los presupuestos de género en directrices, comunicados de prensa, discursos e informes, la Unión Africana no ha prestado mucha atención al resultado de los mismos

La Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos, debe asegurarse pues de que los presupuestos de género se pongan sobre la mesa. Hay muchas maneras de conseguir esto, incluyendo los mecanismos del Relator Especial sobre los derechos de la mujer en África como noticias, informes de estado, investigaciones, resoluciones y directrices.

La Comisión Africana también puede desarrollar sus propias directrices de presupuestación de género para guiar a los Estados miembro. Con los presupuestos de género sobre la mesa, el respeto generalizado de los derechos de la mujer tiene muchas más oportunidades de convertirse en una realidad en todo el continente.

Ashwanee Budoo

Fuente: Mail & Guardian

[Traducción y edición, Sarai de la Mata]

[Fundación Sur]


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