Los ojos de todo el mundo están en Suráfrica

8/06/2010 | Crónicas y reportajes

El mundial de fútbol tendrá la mayor audiencia del planeta pegada a sus pantallas de televisión, durante un mes, a partir del viernes, día 11, pero el mayor trofeo del fútbol significa mucho más para Suráfrica y para todo el continente.

La reconciliación racial, la afirmación de una nación post apartheid, a menudo con problemas, inversiones futuras y el turismo son sólo algunos de los temas que están en juego en la economía más grande de África.

Los líderes africanos creen que este torneo, una enorme empresa logística, permitirá al continente darán la vuelta a los estereotipos de tragedia, desastres y fracaso y demostrarán que es una región vibrante y capaz con un futuro positivo.

El presidente Jacob Zuma dice que el mundial de Fútbol es “la oportunidad única más grande que jamás hemos tenido para presentar al mundo nuestra diversidad y potencial. Debemos ponernos en pie y contar la historia de un continente que está vivo y lleno de posibilidades”.

Por supuesto, lo contrario también podría ser verdad. Si el torneo fracasa, y en particular si se ve enturbiado con violencia o caos organizativo, podría suponer un perjuicio importante para la imagen del continente. Aunque la mayor parte de las señales son buenas, de un espectáculo alegre y exclusivamente africano, hay muchos puntos preocupantes que quitan el sueño a los organizadores, particularmente la seguridad, el alarmantemente alto nivel de criminalidad y el transporte, siempre un posible talón de Aquiles.

Al menos 15 personas resultaron heridas el pasado domingo, cuando los fans intentaron abrirse paso a la fuerza para entrar en el estadio de la ciudad, y ver un partido de calentamiento entre Nigeria y Corea del Norte, mientras que los servicios de transporte de la FIFA, hasta el momento han sido un caos desastroso.

Informes negativos

Desde que Suráfrica conquistó el derecho a organizar, en seis años, el mundial de fútbol por primera vez en África, los pesimistas no se han callado y los organizadores han tenido que soportar un mar de informes negativos, que van desde serios hasta absurdos.

El primer premio en la segunda categoría, de absurdos, es para la prensa escrita de Gran Bretaña, que ha informado con amplia variedad sobre calles llenas de bandas con machetes, o que el equipo de Inglaterra, que se aloja cerca de la tranquila ciudad de Rustenburg, está en peligro por un ejército de serpientes mortales, entre las que destaca una que podría matar a dos equipos completos del mundial.

La mayoría de los informes negativos, incluidos los que sugerían que la FIFA trasladaría el torneo en el último momento, han quedado desacreditados, aunque unidos a la recesión global, son los culpables del recorte del número de fans extranjeros en Suráfrica de los previstos 450.000 a 370.000.

Los diez estadios estuvieron a punto pronto, no como en otros muchos países anfitriones en el pasado, y seis de ellos, cinco construidos desde cero y uno considerablemente ampliado y reconstruido, son magníficos campos comparados con cualquier otro del mundo.

Estos estadios, como el resto de la Copa del Mundo, confirman la confianza y capacidad de una nación, a menudo con problemas, 16 años después del final del apartheid.

Después de meses de escepticismo y apatía, los surafricanos finalmente parecen creer que este torneo puede tener un impacto comparable a la victoria en la final de rugbi de 1995, donde Nelson Mandela forjó una nación más unida, un año después del fin del apartheid, cuando la guerra civil todavía parecía posible.

“El entusiasmo, la alegría y la emoción que ha inundado la nación entera estas últimas semanas no se había visto desde que el presidente Nelson Mandela salió de la cárcel, en 1990. Esta explosión de orgullo nacional es un beneficio de incalculable valor que nos ha dado en mundial de fútbol”, dijo Jacob zuma el día 6 de junio.

Pináculo

El jefe del comité organizador, Danny Jordaan, ha dicho que el torneo es comparable a las elecciones de 1994, que terminaron con el apartheid, hasta las enormes colas que votaron entonces y que han intentado adquirir entradas en las últimas semanas.

“Este mundial será el pináculo de todos los logros que hemos alcanzado en los últimos 16 años y marcará un nuevo curso en la historia de nuestro país, caracterizado por un aumento del turismo, un sólido ambiente de inversión y una elevada imagen global.”

“Por primera vez en la historia, África será de verdad el centro de la atención mundial, por todas las buenas razones, y esperamos mostrar nuestro continente con una luz mucho más positiva”, declaró a la agencia Reuters.

Muchos críticos internos, desde los ciudadanos que protagonizaron violentas manifestaciones para protestar por la falta de servicios, a los pobres obligados a salir de las calles por la limpieza general que se ha hecho para el mundial, han dicho que era un error gastar más de 5.000 millones de dólares en el torneo en un país con huestes de pobres y con una de las mayores disparidades entre ricos y pobres del mundo. Pero mientras aumentaba el fervor patriótico y la emoción en las últimas semanas, muchos de los críticos más feroces se han quedado callados, atrapados por la euforia nacional.

Los numerosos seguidores ahora dicen que esto es una oportunidad que nunca volverá a África en esta generación y el torneo no sólo impulsará la inversión extranjera, sino que dejará un legado duradero de carreteras y grandes infraestructuras.

Un estudio especial del mes pasado dice que el impacto total económico bruto será de 12.000 millones de dólares, aunque gran parte del mismo es del gasto del gobierno.

Barry Moody

(Mail & Guardian, Suráfrica, 08-06-10)

Traducción: Rosa Moro, de Fundación Sur.

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