Los Obispos de las RDC se rebelan contra la corrupción

30/09/2009 | Opinión

(Los Obispos congoleños denuncian la corrupción que gangrena todas las instituciones del país y debilitan la autoridad del Estado. Puntos más relevantes de su mensaje con ocasión del 49 aniversario de la independencia del Congo. Julio de 2009)

4. ¿Cómo está nuestro país, 49 años más tarde? Hay que reconocer avances indudables (…) No obstante, ha habido muchos pasos hacia atrás. A lo largo de estos años, los anti-valores han destruido el tejido ético de nuestra sociedad: guerras repetitivas que han causado miles de muertos; infraestructuras en estado de ruina; la administración pública, la territorial, la magistratura, la educación nacional, el ejército, la policía, etc. han dejado de ser estructuras que satisfagan a la población. El pueblo se ha convertido en un mendigo y ha sido empujado a “arreglárselas él solo”.

5. Todos se lamentan de las cada día más penosas condiciones de vida. Y en esos lamentos y gemidos, el pueblo señala con el dedo la corrupción, que como ya decíamos en otro mensaje, “es el marco general de vida y de acción política en R D Congo”. Ninguna institución queda a salvo, tan normal se ha convertido a los ojos de muchos congoleños la práctica de la corrupción. Desde la esuela primara hasta la universidad, desde los tribunales hasta cualquier instancia de decisión o ejecución, redes mafiosas siguen operando imperturbablemente. Se está instalando en la gestión del Estado una subcultura marcada por la corrupción. (…) Todo el mundo se queja y la denuncia, pero se echa en falta una real voluntad de combatirla y erradicarla.

6.(…) La corrupción política traiciona a la vez los principios de la moral y las normas de la justicia social; compromete el funcionamiento correcto del Estado, influyendo negativamente en las relaciones entre gobernantes y gobernados; introduce una creciente desconfianza hacia las instituciones públicas y una desafección progresiva de los ciudadanos hacia la política y sus representantes, todo lo cual genera el debilitamiento de las instituciones.

7. La responsabilidad del gobierno queda comprometida. La corrupción está en la base del reparto desigual de la riqueza nacional entre una clase opulenta, constituida por las autoridades y la mayoría de la población que vive miserablemente. Además, la corrupción, mantenida gracias a la impunidad, lleva consigo la degradación de las infraestructuras de base, el desaliento de los operadores económicos, el desprecio por las normas y los textos legales.

8. El debilitamiento de la autoridad del Estado es sentido más fuertemente por la población de nuestros barrios y aldeas, donde los asesinatos, violaciones, robos, son perpetrados con total impunidad, del mismo modo que las malversaciones de fondos, de los escasos salarios de los funcionarios, de los policías, militares y docentes.

9- El congoleño experimenta el abandono del Estado. Está a merced de todo. (…)

10. En ausencia de un Estado que planifique y canalice la ayuda exterior siguiendo sus propias prioridades y las necesidades de su sufriente población, las organizaciones de ayuda se establecen donde quieren y hacen lo que quieren y ello refuerza en la población el sentimiento de abandono del Estado. (…) La proliferación de fundaciones y organizaciones no gubernamentales creadas por los propios congoleños obedece al espíritu de lucro.

13. Mientras tanto, gobernantes y gestionarios de la cosa pública y hombres de negocios deshonestos se dedican a un enriquecimiento desvergonzado. (…) Este enriquecimiento constituye una ofensa a la miseria generalizada en la que se pudre la mayoría de la población y familias enteras.

14. (…) Asistimos a un vuelco en las prioridades y en los valores: los asuntos privados están por encima del bien común. (…)

15. La esperanza cristiana nos compromete a creer y a afirmar que a pesar de estas derivas, el futuro feliz imaginado por los padres de nuestra independencia no es una utopía vana. (…) Para que este futuro se convierta en realidad nos es preciso cambiar nuestra escala de valores, hacer opciones valientes y juiciosas y tomar un fuerte impulso para construir un Congo nuevo.

19. La justicia social hace crecer la nación; crea un clima de paz y armonía en la sociedad por el hecho de que la ley protege a todos los ciudadanos de las exacciones y de cualquier abuso de poder. Semejante justicia social implica la existencia de un Estado de derecho en el que nadie concentra entre sus manos todos los poderes. (…) La corrupción instaura como norma el interés egoísta, el nepotismo, el tribalismo y la malversación. Hay que llevar adelante una lucha sin cuartel contra la corrupción si queremos que nuestro país se desarrolle de manera armoniosa. El éxito de esta lucha implica también el compromiso de la población, llamada a salir de su pasividad para denunciar la corrupción y evitar de ese modo convertirse en cómplice de un mal del que es la primera víctima.

21. Ha sonado la hora de que nos levantemos para reconstruir nuestro país sobre bases sólidas. Tras haber estado, como dice nuestro himno nacional, “largo tiempo encorvados”, levantemos nuestra frente, mantengámonos erguidos, seamos dinámicos, para ir más lejos. Todas las capas sociales deben asumir plenamente su parte de responsabilidad a fin de que surja una sociedad nueva.

Kinshasa, 10 de julio de 2009

© Congo Vision

Traducido por Ramón Arozarena, para Fundación Sur.

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