Los mineros de oro ghaneses que se enriquecen… mientras enferman (parte 4/4)

Oficialmente en Ghana, como en muchos otros países, el mercurio es una sustancia controlada. La Ley de Mercurio de Ghana de 1989 permite a los mineros conservar «cantidades razonables» para la minería, pero sólo pueden comprarlas a distribuidores autorizados. Ghana también se ha comprometido a unirse a un pacto mundial que lleva el nombre del desastre de Minamata para eliminar gradualmente el uso de mercurio en el sector. Los métodos de minería más seguros que se han propuesto incluyen la quema del mercurio bajo vidrio para capturar los humos y condensarlos de nuevo en líquido, si bien el vidrio es frágil y difícil de manejar. Otro método requiere un horno y una fuente de energía, por lo que tampoco se ha utilizado mucho.

En Ghana, al igual que en otros lugares, el mercurio se introduce de contrabando. La venta de mercurio sin licencia en Ghana es un delito que conlleva oficialmente hasta dos años de cárcel. En una tienda de oro de Bawdie, que ofrecía mercurio por 50 cedis (10 dólares) por una pelota del tamaño de un pulgar y vendía ácido nítrico en contenedores de 35 kg, el propietario George Ansa, de 36 años, reconoció no disponer de la licencia correspondiente.

Él obtuvo el mercurio de los comerciantes en los puertos de Ghana, dijo, y lo introdujo de contrabando tierra adentro usando viejas botellas de Fanta. En una evaluación de 2018, el gobierno de Ghana dijo que las importaciones oficiales promediaban sólo 11 toneladas por año. Al mismo tiempo, estimó que se utilizaban al menos 45 toneladas de mercurio al año en galamsay.

Algunos estudios han sugerido que gran parte del mercurio utilizado por mineros como Ngoha proviene de China, si bien existen testimonios que demuestran que pueden proceder de muchos otros lugares. Un antiguo comerciante de mercurio en África dijo a Reuters que solía importarlo de Eslovenia.

El ministro de Medio Ambiente, Frimpong-Boateng, dijo a Reuters en 2018 que Ghana había capacitado a unos 4.000 mineros para que minaran de manera más segura, y que tenía previsto utilizar aviones teledirigidos para vigilar la minería. Hay una serie de iniciativas en África destinadas a producir oro de forma segura y respetuosa con el medio ambiente, pero por el momento no son económicamente viables y se llevan a cabo a pequeña escala.

Solomon Kusi Ampofo, un experto en recursos naturales que dirige la encuesta nacional sobre el mercurio en Ghana, dijo que la mayoría de los mineros continuarán usando mercurio hasta que se disponga de otros métodos prácticos. A nivel mundial, la ONU estima que los mineros informales derramaron alrededor de 1.220 toneladas de mercurio en el suelo y el agua en 2015, de las cuales 252 toneladas en África, y aún más en América del Sur.

De vuelta en Bawdie en abril, 16 meses de medicación para la tuberculosis no habían logrado curar a Ngoha, por lo que dejó de ir a las minas. María, su mujer, luchaba por alimentar a la familia y cuidar de él. Su Corolla, estacionado fuera de la casa, tenía un letrero de «Se vende”. Su tos era áspera, sus muslos tan delgados como sus pantorrillas, y sus tobillos podían rodearse con dos dedos. Sentado con él en la casa, Boateng sacó una foto de un recién llegado a la morgue. El cadáver yacía en el suelo, con sangre incrustada en la camisa, la nariz y la tierra circundante. Un minero.

A su vez, Ngoha sacó una vieja foto. En ella, él y Peter estaban sentados junto a una máquina de romper rocas en una choza de procesamiento de oro, con tres amigos parados alrededor. Todos ellos parecían jóvenes, fuertes y sanos. «Ahora están todos muertos», dijo Ngoha. «Todos menos yo».

A principios de mayo, Bawdie enterró a otro minero cuyos pulmones se habían agotado. Su nombre era Yaw Ngoha.

Fuente: The East African

[Traduccion y edición, Álvaro García López]

[Fundación Sur]

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