Los medios de comunicación occidentales y su explotación de África

13/12/2006 | Opinión

Aquí va una advertencia para los telespectadores africanos: eviten ver las noticias sobre África de la CNN, puede ser perjudicial para su salud. Malo para su salud porque su retrato de África es más veces que menos, en negativo, y puede dejarte loco, enfadado y frustrado. Sé que la tentación de ver ‘Inside Africa’ es especialmente fuerte para aquellos en la diáspora, ya que es uno de los pocos vínculos visuales con ese lugar que uno llama casa. Pero te vas a sentir decepcionado más a menudo que satisfecho.

Pensar que la CNN cree que este programa semanal de 30 minutos, diseccionado continuamente por anuncios, pretende dar una visión integral de un gran continente como África es bastante irrisorio. Incluso si la inyección ocasional de pequeñas buenas noticias aquí y allá, no pueden camuflar el tema global de la cobertura. Ni siquiera la inteligente utilización de presentadores principalmente africanos disimulan el deseo subyacente de representar África como un continente trágico y caprichoso incapaz de arreglárselas por sí solo. Un continente con la mayor parte de sus habitantes muriendo de hambre, SIDA y guerra.

Por supuesto que los medios occidentales tienen todo el derecho a informar sobre los problemas de África al mundo. Sin embargo, su información tiende a ser extremadamente desequilibrada y siempre centrada en lo negativo, dando escasa consideración a los campos de notable progreso, desarrollo y éxito. Casi como si hubiera un deseo de mantener una imagen arcaica y grave de África. Una imagen que los medios ayudan a establecerse en las mentes de su público desde antes de la esclavitud. Los medios de comunicación occidentales continúan haciendo el agosto a expensas de África, haciendo un flaco favor al esfuerzo de muchos africanos que han acometido grandes cambios y progresado en sus respectivos campos. Socavando su historia, su rica cultura y sus tradiciones y sobre todo su contribución histórica a los asuntos internacionales.

No hay duda de que África tiene problemas. Sería de locos e irresponsables negar un hecho que está tan claro. Mi desaprobación en general de la información sobre África no significa que haya que pasar por alto la tragedia de Ruanda, o hacer que los problemas con el SIDA parezcan menos preocupantes y peligrosos. Simplemente estoy intentando que quede claro que hay un montón de buenas noticias que son ignoradas deliberadamente o que no se dan. Muchas partes de África son bastante pacíficas y no han conocido conflicto alguno desde hace mucho tiempo. El Gobierno militar es prácticamente inexistente y muchos países han experimentado, en los últimos años, un crecimiento económico estable y mejoras en sus procesos democráticos. Intuyo que los países africanos que funcionan con estabilidad no son de verdadero interés para los medios occidentales. Cada Nación tiene sus problemas. Un montón de países occidentales están experimentando problemas con tensiones raciales, una seria criminalidad, drogas, alcohol, comportamiento antisocial, delincuencia juvenil y guerras entre bandas callejeras.

Estos problemas no existen únicamente en África, pero los medios occidentales propagan una y otra vez las cosas con sus informaciones parciales. África tiene 54 naciones en total, y aún así los problemas de unos pocos son utilizados para proyectar y determinar la imagen global del continente. Los espectadores de la televisión se ven inundados con titulares de noticias como “El SIDA está matando África” o “¿Dónde están todos los padres?”. La BBC, CNN y SKY News son culpables perpetuos de este tipo de visión fatalista de África. Hacen de África el basurero ideal para todo lo malo y todos los errores del mundo. Y cuando algunos de ellos tienen la oportunidad de visitar África y llegan a ver un lugar rebosante de gente jovial, viviendo día a día, trabajando, comiendo, durmiendo y amando, sencillamente como la gente de cualquier otra parte del mundo. Se preguntan dónde se han metido todas las víctimas de SIDA moribundas. Cómo es posible que se permitan sonreír y dar una bienvenida amable al forastero, cuando supuestamente viven con menos de un dólar al día. De pronto uno se da cuenta de que las cosas no son muy lógicas y que ha habido un error de cálculo.

De ningún modo estoy apuntando con dedo acusador sólo a Occidente por todas las desgracias de África. Ya han tenido suficiente ayuda y asistencia del liderazgo político africano que es inepto, corrupto e imprudente y que, en mi opinión debería cargar con la mayor parte de la culpa. Los líderes que han vendido su alma al diablo y que gobiernan tan mal sus respectivos países, exponen a su pueblo a todo tipo de explotación. El continente más rico del mundo, en términos de minerales y recursos naturales, es el más pobre y más privado del derecho a voto, y Occidente le saca partido a todo esto. Todos hemos visto tirar desde el cielo material lleno de productos alimenticios para que los medios puedan filmar una horda de africanos hambrientos luchando por sobrevivir. O algún individuo con lágrimas en los ojos para demostrar su absoluta empatía ayudando a alimentar a niños demacrados. Lo que se muestra muy rara vez en los medios son los esfuerzos que tantos individuos y organizaciones africanas, que trabajan sin descanso para mejorar las condiciones de vida de sus prójimos en los países vecinos. Los medios occidentales no informan a sus espectadores sobre el rol que juegan las políticas extranjeras y los acuerdos de mercado injustos que hacen sus Gobiernos para crear y mantener muchas de estas situaciones extremas.

No escasean los periodistas occidentales, actores, trabajadores de organizaciones de beneficencia, o las llamadas celebridades que se dirigen a África, armados con cámaras para capturar cada segundo de su filantropía, caridad o despliegue de compasión. Es algo que está bastante de moda, con algo así se puede reavivar una carrera profesional en decadencia o puede ser un trampolín a la fama para otros.

Con esto, no me malinterpreten, hay mucha gente genuinamente seria y apasionada con ayudar a los más pobres, desfavorecidos y menos privilegiados del mundo. Los antiguos presidentes de los Estados Unidos, Bill Clinton y Jimmy Carter, junto con gente como Bob Geldof, Bono y Oprah Winfrey son buenos ejemplos. Bob Geldof, en particular no es nuevo en todo esto. Su continua búsqueda de ayuda para los más pobres de África empezó allá por los 80, con su concierto ‘Live Aid’ (Ayuda en Directo), que tuvo un enorme impacto y atrajo la atención del mundo entero hacia la situación apremiante que padecían los etíopes. Recuerdo perfectamente su famoso ataque de llanto, cuando golpeó fuertemente la mesa con el puño y tocó la fibra sensible de los espectadores ingleses para que le dieran dinero. Esa grabación captó realmente el enfado, la pasión y la emoción de un hombre frustrado y llamó la atención, no sólo de la audiencia británica, sino de todo el mundo entero. Incluso los políticos africanos se quedaron perplejos preguntándose por qué un artista europeo de pelo largo y sin afeitar sentía tanta pasión por las vidas africanas, cuando ellos mismos lo daban todo por sentado.

Sin embargo creo que algo se ha perdido por el camino, cuando el informar sobre los problemas africanos se ha convertido en una rentable actividad mediática. Geldof, inconscientemente, estableció una moda que numerosas personalidades han intentado emular desde entonces. Tras su famoso ataque de llanto, se produjo en todos los medios una oleada de actividades. Las reservas de vuelos a Etiopía fueron más altas que nunca, incluso a pesar de que muchos estaban oyendo hablar de Etiopía por primera vez en su vida. Los reporteros occidentales y todo su equipo ocuparon hasta la última plaza de vuelo que hubiese para Etiopía. Fue realmente una histeria provocada por los medios, cada equipo quería recoger rápidamente las escenas más gráficas de sufrimiento humano que se pudieran transmitir a la vuelta a su país para su ansiosa y ahora babeante audiencia. Creo que fue este el momento en que la situación desesperada y el dolor de los africanos que sufren se convirtieron en un producto televisivo fantástico para los telespectadores de Occidente.
Aún así, tengo que reconocer que de todo esto han salido muchas cosas buenas. Se han salvado muchas vidas y se han puesto en marcha en el continente un montón de proyectos de gran utilidad por parte de personas y organizaciones de beneficencia. Aunque lo discutible ahora es si África sigue beneficiándose realmente de esta atención mediática. Las imágenes de africanos desesperados y las desesperación en sí, parece que se ha convertido y cada día más, en uno de los pantallazos favoritos de los medios occidentales. A pesar de los innumerables pasos positivos que se están dando por todo el continente, África todavía se debate para deshacerse de esta imagen de continente condenado y sigue siendo un hechizado caso de estudio para el resto del mundo. Muchos no africanos dan muchas noticias de África, centrados en cualquier cosa que capte el interés de los espectadores en casa. Estos reporteros, importunamente, evitan los centros de ciudades y las zonas de desarrollo comercial y van directos a los pueblos remotos o a las zonas deprimidas, donde fácilmente pueden pegar sus cámaras a las caras de la gente confiada. Supongo que las historias de africanos creando progreso o viviendo vidas normales no es ni la mitad de interesante que polvorientas historias sobre pobreza extrema, hambre, supuesto trabajo infantil y enfermedades.

Esto no es tan inofensivo como parece. Habiendo vivido en occidente durante alrededor de 18 años, uno llega a darse cuenta de que este patrón de cobertura de noticias es un mecanismo de una cuidada coreografía diseñado para dar a los espectadores occidentales una sensación de comodidad y superioridad sobre otros pueblos y naciones. Y África tiene un atractivo perturbador y entretenido, especialmente cuando las cosas no van demasiado bien. Puede ser que haya un secreto deseo de que todo siga igual que está ahora, con sus enfermedades y su hambre inherente, y no unos pueblos y ciudades pacíficos, modernizados y con las infraestructuras adecuadas y funcionando.

Los medios son una herramienta muy poderosa para formar las opiniones y el pensamiento de la gente. Desde mi punto de vista, su utilización por parte de occidente ha hecho más perjuicio que beneficio, y ha ofrecido muchas percepciones sesgadas de África y de sus pueblos. Todo esto ha desmotivado el turismo y los negocios en muchos lugares. Injustamente, ha estigmatizado a los africanos para muchos, en parte porque reciben una mala acogida cuando viajan a muchos lugares del mundo.

Rara vez uno puede ver emisiones de las dificultades y los defectos de naciones occidentales. Sin embargo cogen sus cámaras y se van a otras partes del mundo a entrometerse clandestinamente en la vida de las personas. ¿Cuánta cobertura se le da a los problemas de xenofobia y racismo, cuando en algunos países europeos la gente de color es perseguida y atrapada por diversión o por clamar el odio que se lleva dentro? ¿No es lo suficientemente digno de contarse este tema? Obviamente no para los medios de occidente, esto solamente les representa a ellos mismos como salvajes bárbaros, un rasgo mucho más fácil de otorgar a los africanos. El genocidio de Ruanda es constantemente recordado para afirmar esta noción. Aunque Naciones Unidas y muchas naciones occidentales habían sido informadas repetida y adecuadamente de esta catástrofe que se podría haber evitado, pero ellos se cruzaron de brazos y no hicieron nada. La posibilidad de un buen y largo periodo de cobertura mediática sangrienta se impuso sobre el interés y las vidas de casi un millón de ruandeses.

Los medios de comunicación de occidente quieren que el mundo crea que los africanos son bastante proclives a un salvajismo monumental, y probablemente apuntarán hacia el Congo, Darfur, Ruanda y Sierra Leona como claros ejemplos. Cuántas veces se airean en televisión las atrocidades de los británicos, los franceses, americanos y españoles. Sólo se le presta una atención medianamente regular a los nazis y Hitler, y sospecho que esto es en parte debido al deseo de reconfortar a los judíos y satisfacer la secreta fascinación que tienen algunos por la ambición aria del Führer. Hablando de genocidio, ¿no son los americanos, los españoles y los nazis de Hitler los que mejor lo han hecho? Uno sólo necesita ver cómo los indios nativos americanos fueron sádicamente eliminados de Norteamérica. O los españoles y su brutal erradicación de los aztecas e indios de Suramérica. Y qué hay de la brutal y salvaje esclavización de más de 30 millones de personas, que los mismos medios occidentales no dejan de recordar incluso hoy. Así que, que nadie se deje engañar y crea que los africanos son los que han cometido los peores genocidios.

No obstante los cambios están en marcha. Al ser cada vez más los occidentales que viajan a diferentes destinos de todo el mundo, empiezan a ver por si mismos la verdad y la distorsión. No hay duda de que verán pobreza, enfermedad y ciudades caóticas y mal gestionadas, pero también verán una gente vibrante, que a pesar de sus inconvenientes políticos, económicos y de educación, buscan ingeniosos medios de sobrevivir. Que la vida de algunas de estas personas no difiere demasiado de las suyas y en algunos casos puede incluso ser mejor. También pueden comprobar que las decisiones políticas de sus propios Gobiernos tienen parte de culpa por los problemas a los que se enfrentan muchos de estos países.

El mundo se está dando cuenta de la verdadera historia y la verdadera política mundial. La llegada de Internet da a la gente de cualquier lugar del mundo acceso a noticias alternativas e información que, de otro modo, podría haber sido suprimida por Gobiernos poderosos o no haberse ofrecido por las principales organizaciones mediáticas. La gente está empezando a contar sus propias historias y a filmar sus propios acontecimientos.

Por lo que respecta a África, depende de su gente y de sus líderes políticos quitarse de encima esta imagen de continente fracasado. Deben poner mejores Gobiernos dispuestos a mejorar las condiciones de vida de toda su gente. Existe una necesidad de más foros internacionales de medios donde los africanos puedan dar sus propias noticias y contar sus propias historias, en lugar de tener a alguna otra persona manipulando y desfigurando las mismas para que encajen en sus propias pretensiones. De esta manera, podemos empezar a corregir la distorsión de África y reeducar a la gente, llamando la atención del mundo sobre los diversos aspectos de este rico y diverso continente, que todavía permanece fuerte, a pesar de haber experimentado muchas décadas de privaciones, brutalidad y marginalización.

Raymond Tarek Belleh

Publicado en 29 de noviembre por ‘Nigerian World’.

El autor, Raymond Tarek Belleh, escribe desde Baden-Wurttemberg, Alemania, es periodista y colaborador habitual de este medio nigeriano. Belleh64@yahoo.com

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