Los “griots”, la memoria de un continente

16/03/2010 | Crónicas y reportajes

Historiador oral africano, el “griot” es igualmente un guardián de la historia de la aldea y de las genealogías de sus habitantes. En un miembro respetado del clan que, antes de la aparición de la escritura, retenía de memoria todos los acontecimientos sobresalientes de la vida de la aldea: nacimientos, fallecimientos, bodas, estaciones, cazas y guerras, asegurando de ese modo la continuidad del patrimonio colectivo, de la cultura y de la genealogía del clan. Un “griot” podía hablar horas y hasta días trayendo a la memoria una historia transmitida de griot a griot. A pesar de estos aspectos positivos, es preciso señalar que el griot, aunque importante en las sociedades tradicionales africanas, está en vías de desaparición.

La tradición oral constituía un componente esencial de la cultura africana en la que los archivos enteros de una aldea quedaban registrados en la memoria de un contador o griot. Éste, por lo tanto, era el encargado de recordar a través de las generaciones las historias de los guerreros y de los reyes. Así se establecía un sentimiento de continuidad, mientras que las costumbres y la cultura quedaban preservadas en el seno de la tribu o del pueblo. Otros contadores, profesionales ambulantes, que viajaban de aldea en aldea y de festival en festival, practicaban igualmente este arte de recitar. Aunque estas historias estaban destinadas a divertir a la gente, eran también instructivas. Ponían generalmente de relieve las debilidades humanas y la manera como el ser humano podía ser herido o destruido por su codicia o por su necedad.

Las primeras imágenes del “griot”

Las primeras imágenes del “griot” eran ante todo personas, animales o insectos, salvados por su inteligencia ante los depredadores que dominan la jungla. Otras historias, más espirituales, expresaban el respeto a la naturaleza del entorno de donde todas las cosas han nacido. La veneración de los antepasados era también muy importante, así como el sentimiento de estar ligados a ellos.

Cuando la escritura lo cambia todo

Con la llegada de la escritura y posteriormente la introducción de la tecnología informática en la cultura africana, el “griot” perderá su importancia. El sistema de conservación y de recuerdo de la información basado en la memoria humana recibirá un golpe. Asistimos a una modificación en la manera de almacenar y compartir la información. El mundo se orientará hacia bibliotecas numéricas.

La función social del “griot”

Los “griots” están presentes en los festejos y en los momentos de aflicción. Son imprescindibles en la vida social. Una tradición muy extendida en el continente que varía en función de la etnia a la que pertenezcan los “griots”.

Su rol económico

Más allá de su función social, el “griot” desempeña un papel económico en la vida activa de los africanos. Animan a los campesinos cantando las hazañas de sus abuelos, para una mayor entrega y resistencia para mejorar sus rendimientos agrícolas. “Trabajad, esforzaos…”. Se trata en sustancia de alabanzas para estimular y motivar a los trabajadores y empujarlos a superarse; a cambio de este servicio son remunerados. No obstante hay que precisar que “los cantores de los campos de cultivo” no esperan generalmente nada en contrapartida a sus apreciados servicios. Sin embargo, los aldeanos se empeñan en agradecerles con los medios de que disponen. Las mujeres les preparan la comida. Podrán recibir dinero o regalos en especie, como mijo. Los “griots” se sirven de tambores o de calabazas para animar a los trabajadores. Cuentan con sus cánticos la vida de los antepasados o la de un trabajador. Por ejemplo, relatan las hazañas de un abuelo que trabajó bien su campo y obtuvo buenas cosechas. Los nombres de los antepasados vagos o poco trabajadores nunca son citados. Cuando un trabajador es citado, se coloca en primera fila y se activa con vigor mayor que el habitual. Luego traslada esta función a otro y el mismo ritual vuelve a comenzar. Con esta estrategia, realizan verdaderas proezas. Este arte se transmite no sólo de padres a hijos sino de madres a hijas. Se trata por lo tanto de una herencia. El aprendizaje comienza desde la infancia. Los hijos de los “griots” siguen a sus padres cuando éstos van a cantar a los campos. De este modo, cuando crezcan, tendrán la pesada responsabilidad de enseñar este arte a todo el linaje. Subrayemos que esta función exige gran capacidad de memorización. Los “griots” conocen de memoria los nombres que componen la genealogía de los cultivadores.

Métodos para preservar esta cultura

Para que esta cultura permanezca se han adoptado algunos métodos. Algunos países han construido bibliotecas de historia oral. Por el contrario, otros, por otra parte mayoritarios, desprovistos de tecnología, siguen recurriendo a la memoria humana para retener, reencontrar y hacer circular la información, conservarla y transmitirla a las nuevas generaciones. A pesar de la tecnología y de los inventos, nos damos cuenta de que nada podrá remplazar la memoria humana. Porque, hay que decirlo con claridad, no hay financiación para la construcción de bibliotecas de historia. De ahí la dificultad para preservar colecciones de historia oral. Se ha puesto en pie un proyecto; trata de evaluar los medios necesarios para la conservación y accesibilidad de estas bibliotecas y de estos centros de información en África.

(Le Mandat, Costa de Marfil. 12/03/2010)

Traducido por Ramón Arozarena.

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