Los grandes actores del desarrollo en el mundo deberían ser las organizaciones sociales y los gobiernos. La filantropía es solo una nota al pie de página.

27/02/2017 | Editorial

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Estas palabras fueron pronunciadas por Bill Gates en la Conferencia Mundial de Seguridad que tuvo lugar en Múnich la semana del 12 al 19 de febrero 2017.

En esta Conferencia, Alemania dio un paso al frente para impulsar un nuevo plan para África, un intento de poner “África first”, con nuevas responsabilidades de política y desarrollo global. A ver si llega a ser algo más que una nueva declaración de intenciones.

Bill Gates se ha comprometido a invertir 5.000 millones de dólares en los próximos cinco años para el desarrollo de África. De ellos, dos tercios irán destinados a luchar contra enfermedades como el sida, la tuberculosis o la malaria.

El filántropo ya concedió la suma de 9.000 millones en 2001 para mejorar la salud en África. En 2014, también destinó 50 millones de dólares para erradicar el virus del Ebola en África occidental. Hasta la fecha, ha comprometido casi 2.000 millones de dólares en subvenciones para acabar con la malaria, una enfermedad que solo en 2015 mató 438.000 personas en África subsahariana.

B. Gates, admirador confeso de Nelson Mandela, quiere seguir apoyando a los jóvenes emprendedores africanos para que tengan la oportunidad de desarrollarse.

“Si invertimos en las cosas necesarias, como asegurarnos de cubrir sus necesidades básicas, estos jóvenes podrán cambian el futuro y la vida de ese continente. Desde mi punto de vista, los cuatro factores de los que depende el futuro de África son: salud y nutrición, educación, oportunidad económica y un buen gobierno. Las nuevas ideas y herramientas tecnológicas pueden asegurar una educación de calidad”.

“Esto nos ayudará a crear oportunidades económicas para promover el desarrollo de África. La prioridad de los gobiernos ha de ser: insistir en la propia gestión de sus redes eléctricas, para que produzcan cuanta más energía mejor. Los gobiernos deben mejorar su gestión y sus servicios a través de la tecnología digital. La contribución de los jóvenes en este campo será indispensable para el futuro de África”.

¿A dónde nos llevan esta tecnología, educación, economía y filantropía?

Analizando esta visión y ayuda filantrópica de B. Gates y otros poderes financieros, surge en primer lugar un aprecio por su compromiso en favor de una mejor salud en África. También se puede destacar su compromiso por capacitar a los jóvenes como artífices de una real transformación de África.

Me parece adecuada su evaluación de la limitada contribución que la filantropía aporta al desarrollo autentico y sostenible de África, y que finalmente deben ser los gobiernos y la sociedad los auténticos responsables.

Pero creo que la verdadera cuestión radica no tanto en el QUÉ, sino en el CÓMO.

No es suficiente afirmar que son los gobiernos y las sociedades los que deben garantizar el desarrollo de sus pueblos. Lo importante consiste en la responsabilidad e integridad de esos gobiernos y en la calidad del compromiso de cada sociedad.

Tampoco parece realista considerar que la tecnología digital es capaz de garantizar la calidad de educación, de salud y de desarrollo. Todos sabemos que la ciencia y la tecnología son vitales e indispensables para todo tipo de desarrollo sostenible, pero por si solas no pueden garantizarlo, como lo vemos en la realidad.

Esta clase de política y de economía manipula todo: educación, recursos, servicios, tecnología y hasta la mismas personas, para conseguir un mayor control y acaparamiento de recursos y servicios, privando a la mayoría de lo necesario.

Los filántropos, aportarían un auténtico servicio a la sociedad, si además de sus limosnas, trabajaran más con los gobiernos, fundaciones, y otras instituciones, para promover gobernanzas más responsables y una más justa distribución de bienes. Esta colaboración no les aportaría tantos aplausos, pero si sería más transformadora y eficaz.

Tenemos todo lo necesario para una vida digna de todos los pueblos. Lo que nos falta es respetar la dignidad humana y promover el bien común, cambiando las estructuras opresoras y el sistema financiero injusto.

La filantropía ayuda en emergencias, pero si se convierte en algo permanente, no hace más que poner “parches” a la pobreza, dejando el sistema opresor intacto, a los opresores contentos y a la mayor parte de los pueblos tirados al borde del camino.

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