Los fanáticos son noticia. Los hacedores de paz, no, por José carlos Rodríguez Soto

14/09/2010 | Bitácora africana

“Los periodistas nos pasamos la vida hablando de gente que no se merece ni dos líneas en cualquier periódico”. Esta frase se la oí a mi amigo, el periodista Ramón Lobo, durante una visita a Uganda en 2004 y desde entonces he tenido infinidad de ocasiones de reflexionar sobre ella. La última fue el pasado 11 de septiembre, cuando el pastor Terry Jones –convertido en la gran estrella mediática del aniversario este año- tras tener a todo el mundo en vilo decidió por fin no quemar copias del Corán, como había anunciado en repetidas ocasiones. Me pregunto qué méritos tiene semejante personaje para hacer que todos los medios de comunicación del mundo estén pendientes de que cumpla una amenaza tan grotesca.

Durante mis últimos diez años en el norte de Uganda, fui miembro activo del grupo interconfesional “Iniciativa de Paz de los Líderes Religiosos Acholi”. En él estábamos juntos católicos, protestantes y musulmanes en un esfuerzo común para trabajar por la paz en un lugar del mundo donde llegamos a tener dos millones de desplazados a causa de la guerra, algo más de 100.000 muertos y 40.000 niños secuestrados por la guerrilla.

Durante esos años hicimos de mediadores entre los rebeldes y el gobierno, ayudamos a cientos de jóvenes exguerrilleros a reintegrarse con sus comunidades de origen, publicamos informes sobre la situación de derechos humanos y recorrimos todas las zonas afectadas llevando a cabo programas de educación para la paz y la reconciliación. Hice grandes amistades con líderes musulmanes, con quienes trabajamos en armonía, rezamos juntos y caminamos en la misma dirección.
Éramos muy conscientes de nuestras diferencias de credo y basamos nuestra convivencia en un respeto mutuo a nuestras sensibilidades religiosas. Recuerdo muy especialmente el interés que ponía nuestro arzobispo católico en que se preparara la comida de acuerdo con las normas dietarias de los musulmanes cuando teníamos reuniones largas. En una ocasión en que le comenté, con una cierta sorna, que en los países musulmanes ellos no suelen tener tantos miramientos con los cristianos, me respondió con naturalidad: “Ya lo sé, pero nosotros los cristianos tratamos siempre bien a los demás, independientemente de si ellos nos corresponden o no”.

Creo no pecar de ingenuidad. Conozco unos cuantos países africanos y sé que no todo el monte es orégano y que hay lugares del mundo donde los musulmanes imponen y subyugan todo lo que pueden a los que no son como ellos, y también tengo la impresión de que los musulmanes se prestan más al respeto en lugares donde no son la mayoría; pero también he visto –en África y en otros continentes- infinidad de ejemplos cotidianos de cómo cristianos y musulmanes se esfuerzan por convivir de forma amigable y cordial. Hace dos años, cuando trabajaba con Cáritas Española, me impresionó una visita que hicimos con periodistas a un barrio musulmán de un pueblecito de pescadores (católicos casi todos ellos) del sur de la India que quedó arrasado durante el tsunami de 2004 y que había sido recontruido con ayuda de Cáritas. Alguno de los informadores que nos acompañaba se sorprendió de ver que casi todos los habitantes de uno de los barrios rehabilitados por la organización de la Iglesia eran musulmanes. “¿Qué tal se llevan ustedes con los cristianos?”, preguntó al sheik de aquella comunidad islámica. “Estupendamente”, respondió el buen señor. “Ellos salen a pescar y nosotros les compramos el pescado para llevarlo al mercado”.

Cristianos y musulmanes que trabajan juntos por la paz, o simplemente que conviven cordialmente y hacen negocios con el pescado no serán noticia casi nunca. Los fanáticos que buscan el enfrentamiento y actúan movidos por el odio sí llenan páginas de periódicos y pantallas de televisión. Y como me parece injusto y sin sentido, yo me rebelo y pongo mi granito de arena en este modesto blog, esperando que lo lean algunas personas que sean del mismo parecer y que otras que no lo son por lo menos reflexionen.

Autor

  • Rodríguez Soto, José Carlos

    (Madrid, 1960). Ex-Sacerdote Misionero Comboniano. Es licenciado en Teología (Kampala, Uganda) y en Periodismo (Universidad Complutense).

    Ha trabajado en Uganda de 1984 a 1987 y desde 1991, todos estos 17 años, los ha pasado en Acholiland (norte de Uganda), siempre en tiempo de guerra. Ha participado activamente en conversaciones de mediación con las guerrillas del norte de Uganda y en comisiones de Justicia y Paz. Actualmente trabaja para caritas

    Entre sus cargos periodísticos columnista de la publicación semanal Ugandan Observer , director de la revista Leadership, trabajó en la ONGD Red Deporte y Cooperación

    Actualmente escribe en el blog "En clave de África" y trabaja para Nciones Unidas en la República Centroafricana

Más artículos de Rodríguez Soto, José Carlos