Los crucificados y mártires anónimos de hoy en África

12/04/2021 | Editorial

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Con una mirada rápida a los países africanos, nos damos cuenta de los muchos pueblos que siguen siendo martirizados, sin que apenas se conozca nada de ellos en los medios de comunicación. La violencia se cobra miles de vidas en Malí, Níger, Nigeria, Somalia, Burkina Faso, R. Democrática del Congo, Sudan del Sur, Mozambique, Burundi, R. Centroafricana, Etiopía, etc. con millones de desplazados y refugiados que se ven expulsados de sus casas y tierras. Además, millones de personas sufren enfermedades y exilio, causadas por manos humanas, pero poco se dice y hace para afrontarlas. ¿Quién habla de ellos y ellas?

Cuando alguna persona bien conocida desaparece de forma sospechosa, como acaba de ocurrir de nuevo en Uganda con Cyprian Lwanga, arzobispo de Kampala, entonces se habla un poco más, durante unos días.

El arzobispo de Kampala, Cyprian Kizito Lwanga, se dirigía a la congregación el viernes por la noche, al día siguiente, por la mañana era encontrado muerto en su habitación.

Nacido en enero de 1953. El 19 de agosto de 2006 Lwanga fue nombrado tercer arzobispo de la Arquidiócesis de Kampala e instalado como tercer arzobispo de Kampala el 30 de septiembre de 2006 en la Catedral de Rubaga, sucediendo al cardenal Emmanuel Wamala.

Lwanga era crítico de los gobernantes, ejército y policía, cuando aterrorizaban a la población inocente que se manifestaban pacíficamente. “Dejad de comportaros como el régimen de Amin” dijo Lwanga al gobernante Movimiento de Resistencia Nacional (NRM) y su ejército, el pasado viernes 2 abril.

Lwanga reveló que su vida había sido amenazada por una persona anónima que afirmó que el Estado había recibido información que lo vinculaba con un complot para derrocar al gobierno. Lwanga era un líder valiente y era consciente de los riesgos. Trabajé con él, durante 20 años en la educación de JPIC para educadores y líderes del país. Los dictadores no toleran críticas de ningún líder relevante y en la madrugada del sábado 3 de abril fue encontrado muerto en su habitación. Al día siguiente, según informa el Daily Monitor, los obispos y los políticos, incluido Bobi Wine, líder de la oposición, pidieron al gobierno que se investigara la muerte del arzobispo.

La llamada se produce en medio de una creciente sospecha de que el arzobispo Lwanga debe haber muerto en un juego sucio. El obispo Sheldon Mwesigwa, de la diócesis de Ankole, declaró estar esperando ansiosamente el informe de la autopsia: “Su muerte fue impactante y abrupta, ahora estamos esperando el informe postmortem para ayudarnos a nosotros y a la gente a comprender qué ha salido mal”.

Mientras entregaba su mensaje de Pascua en la catedral de San Pedro, en el municipio de Tororo, el obispo Egesa indicó que la causa de la muerte del arzobispo Lwanga debería concluirse después de las debidas investigaciones.

En la catedral de Rubaga, Robert Kyagulanyi, líder del partido Plataforma de Unidad Nacional, pidió al gobierno que explicara la muerte. Declaró, además, que el país había perdido ya a varias personas de alto perfil y que las sospechas de los ciudadanos solo se eliminarán si se conocía la verdad: “Es una tragedia que hayamos perdido a Cyprian Lwanga. Mi mensaje irá no solo a los cristianos, porque nuestros hermanos y hermanas en el islam lo han estado enfrentando durante mucho tiempo y, de hecho, todos los ugandeses lo están enfrentando […] Existe un patrón muy perturbador en el que han muerto eminentes líderes religiosos en el pasado reciente. Vimos la muerte repentina e inexplicable de Sheikh [Nuhu] Muzata, vimos la muerte del obispo Kagwa, en Masaka, y ahora la muerte de Cyprian Kizito Lwanga”.

El patrón es todavía más perturbador y cruel, cuando recordamos a los miles y millones de mujeres, hombres y menores que sufren la violencia de los poderosos, quienes controlan a sus ejércitos operando con total impunidad.

Llegará el día en que los pueblos oprimidos se levanten con paz y determinación para exigir a los ejércitos que protejan a los ciudadanos, como lo hicieron en Sudan, en Burkina Faso y en otros países.

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