«Los argelinos han vuelto a su desgracia» (Entrevista)

12/05/2012 | AfroIslam

“Los argelinos han vuelto a su desgracia”
09/05/2012 por Marie Verdier. La Croix

Una entrevista con Fatma Usedik, Socióloga de la Universidad de Argel

La Croix: La sociedad argelina está preparada para el cambio?

Fatma Usedik: “¡Pero es que está preparada desde hace mucho tiempo! ¡Desde 1988!» Tuvo dos años de cambio hacia más liberalismo, antes de lo que se podía llamar golpe de Estado de 1991. Después hemos vuelto al statu quo anterior. Y lo que tenemos ahora es solo una parodia de democracia para uso internacional. Los Argelinos han pagado fuerte por esta aspiración a la vida democrática y la pagan todavía. Pero si hoy hay pueblo que pide cambio es bien el pueblo argelino. Sin embargo el poder hace todo por mantener en su estado la situación.

¿Es decir ?

F.U. : Según la fórmula de Lampeduza « hace falta que todo cambie para que nada se mueva ». Es lo que está pasando en Argelia desde hace un año. La angustia social es inmensa. El país es rico y la población es pobre. La edad de casarse – 33 años para los hombres y 30 años para las mujeres – dicen mucho sobre el paro y la crisis de la vivienda. Esta edad tardía es además pura locura en un país a fuerte represión sexual.

Tenemos numerosos Buazizi (el joven tunecino que se inmoló, la chispa de la revolución tunecina) en Argelia. El gobierno otorga subidas de salarios solo por mantener la paz social, pero nunca se plantea los problemas de la producción, la educación, el derroche de las riquezas naturales, de la ruptura del sistema de la renta que distribuye puestos y bienes. Incluso las vidas humanas son derrochadas en Argelia.

Lo Argelinos se mueren desde hace décadas sin que La intervención de la Otan en Libia ha frenado toda voluntad de salir a la calle. El desmantelamiento del país ha traído a la imaginación de los argelinas la imagen de Irak. El pueblo argelino que está muy politizado es consciente de lo que está en juego a nivel nacional e internacional. Llevó a cabo una guerra de liberación que le costó cara en hombres. No quiere que tropas extranjeras pisen suelo argelino. Este temor de una intervención extranjera está presente en todos los espíritus. Ha conseguido congelar el movimiento social. Y hemos vuelto a nuestra desgracia. La situación es negra y las perspectivas preocupantes.

¿Por qué Argelia no aprovecha el momento de las primaveras árabes?

Puedo añadir que las apelaciones de « primavera » y « revolución” se vuelven en posturas narrativas. ¿Qué pasa con los grandes movimientos románticos de la Plaza Tahrir del Cairo o de la Plaza verde de Trípoli? Las fuerzas que están emergiendo allí son todo menos fuerzas de progreso ¿La primera intervención pública de Abdelyalil en Libia no fue precisamente a favor de la poligamia?

La clausura de los bares que venden alcohol, la generalización del velo, ¿no dan testimonio de la subida del islamismo, de una ola conservadora?

La manera de representar al mundo musulmán a través del prisma de una lectura religiosa y violenta esconde una sociedad viva. Una sociedad que ha cambiado profundamente. La población que era eminentemente rural por los años 70, se ha vuelto urbana en más del 60 %. La escolarización se ha generalizado. Las mujeres han conquistado el espacio público, el velo es a menudo un instrumento de liberación que permite salir de casa. Las estudiantes son mayoría en la universidad. Las mujeres también son mayoría en sectores como la educación, de la salud y de la justicia.

Pero el poder no acompaña este cambio. No ayuda a responder a esta pregunta: “Cómo ser musulmán en el siglo XXI?” Al contrario. En vez de asegurar su papel protector y luchar contra las violencias que padecen las mujeres, el Estado argelino ‘echa a las mujeres en pasto a los leones’. El Estado mantiene un discurso de relegación, manipula para mantener el statu quo, se sirve del islamismo, ese movimiento de marcha atrás de una sociedad paralizada por el miedo de perderse. Repudiación, poligamia, desigualdad de la herencia, etc., figuran todavía en el código de familia totalmente centrado alrededor de la personalidad del jefe de familia.

Con un gobierno en cuyo seno hay polígamos, no existe ningún riesgo que el código de la familia sea abrogado.

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