Las vacaciones de Takadi , Por Chema Caballero

18/03/2016 | Bitácora africana

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Takadi Keita nació en Baguineda, una ciudad a 30 kilómetros de Bamako, la capital de Malí, a la orilla del río Níger. Allí dejó su padre a su madre embarazada de ella al cuidado de su mejor amigo cuando emprendió el viaje hacia España. Cuatro años más tarde, en 2003, madre e hija volaron a reunirse con el marido y padre.

Este residía en un pequeño pueblo de la provincia de Toledo llamado Recas, donde en la actualidad el 15 % de sus 4.610 habitantes proceden de Malí. Allí había encontrado trabajo como jornalero en una de las muchas huertas que aprovisionan los mercados de verduras de Madrid.

En esta localidad nacieron los dos hermanos de Takadi: Omar, de 12 años, y Diby, de 11, que juega en las categorías inferiores del Rayo Vallecano y por eso vive en Madrid, con su entrenador.

El padre de Takadi murió hace unos años en un accidente en el campo, atropellado por un tractor. Ahora la familia vive de la pensión de viudedad y orfandad que reciben.

Desde que Takadi llegó a España solo había ido de vacaciones a Malí una vez, en 2012, cuando tenía 13 años. Viajó sola con su hermano Omar, para conocer a su familia de allí. En verano de 2015 volvió con su madre y esta vez tenía una misión muy concreta: fotografiar su viaje como parte de un proyecto de fotografía participativa que tiene como objetivo el que la segunda generación de la migración recojan a través de la cámara las impresiones que le produce el encuentro con los lugares de origen de sus familias. Está dirigido por Jesús Gabaldon, fotógrafo y profesor del IES Arcipreste de Canales, de Recas, donde Takadi cursa sus estudios.

A través de sus palabras y sus fotos, Takadi nos narra su viaje.
Madre e hija volaron desde Madrid a Bamako con escala en Casablanca. Al llegar al aeropuerto les esperaba el tío de su madre que las llevó hasta su casa de la capital, donde se hospedaron la mayoría del tiempo que estuvieron allí.

Takadi también visitó a la familia de su padre y a la de su madre en los pueblos y vio a sus dos abuelas.

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Lo que más le sorprendió de Bamako fue “el olor, que es muy distinto”, porque “huele a fruta que venden y a esas cosas”. Piensa que la capital de Malí es muy distinta a España porque allí “se ponen en la calle a vender, todo el día y toda la noche. Y ese es el trabajo de esas personas”. No sabe si eso le gusta, más bien le da igual “pero lo bueno es que si tienes hambre puedes ir a comprar a cualquier hora del día”.

Takadi piensa que Bamako ha cambiado mucho, “hay carretera y tó y las casas están mejores”, comenta. Pero cuando visitó Baguineda y el pueblo de su madre, Naréna, las cosas ya no parecían estar tan bien. “Son pueblos, pero son muy distintos de Recas”, dice. Lo que más echó en falta fue la luz: “Teníamos que usar una especie de lámpara a la que le echas aceite y luego se enciende”. Le costaba acostumbrarse a caminar por las calles a oscuras. “Allí la gente va con linternas, pero no se ve. Tú vas detrás de la persona que lleva la linterna pero no ves nada”.

También le faltaba el agua corriente. Había que ir al pozo a por ella, y como Takadi no está acostumbrada a hacerlo siempre había alguno de sus primos dispuesto a ayudarla.

Otra gran diferencia entre los dos países es la comida: “Yo no como la comida de allí. Yo no como lo que ellos comen. Me hacen comida especiales para mí, mi familia come arroz con salsa de acelgas o de cacahuetes todos los días, pero para mí hacen comida especial. Tampoco desayunan lo mismo que nosotros: yo aquí desayuno leche con galletas, allí leche en polvo con agua caliente y pan del día al que le echas mayonesa o chocolate. Aquí en España comemos comida española y de Malí, pero a mí me gustan los espaguetis, allí me los hicieron un día, pero saben distintos porque los hacen y los dejan en una olla de barro todo el día”.

Takadi no ve mucha diferencia entre sus primos de su misma edad y sus amigos y cualquier joven de España: “yo creo que tienen las mismas cosas que aquí, nada más que están allí”. Aunque cuando se llega al tema de la ropa parece que las cosas cambian ya que según Takadi “intentan vestirse como aquí, pero no lo consiguen. Ahora los chicos visten todos como raperos, con los pantalones caídos y las gorras. Entre las chicas hay mucho de vestido típico. Un día vi una que tenía eso de aquí [hace un gesto cubriéndose la cabeza] que no se le veían ni los ojos y a mí me entro un calor, calor. Llevaba dos pantalones más el vestido de Mali y encima el burka y luego llevaba todo tapado y encima para que no la puedas ver llevaba una rejilla”.

Tampoco le gusta la música que escuchan sus primos y amigos: “de lo que ellos escuchan la que más me gusta es la de Faty Kouyaté. Yo llevaba mi propia música en el móvil y la escuchaba allí. A ellos nos les gustaba, les parecía chino. Les puse Malú, la canción de blanco y negro, y no la entendían. Uno de mis primos me cogió el teléfono y estuvo escuchando la misma canción mucho y de tanto escucharla se te queda y empezó a cantarla y nos reíros mucho”.

“La gente sabe que soy de fuera, que no soy de allí, con solo verme cómo voy vestida lo saben”, comenta Takadi. “Me llaman tabousi. También lo saben por el acento cuando hablo bambara”. “La gente dice que tengo suerte por estar en España y muchos se quieren venir”.

“¿Y tú, quieres volver a vivir allí?”, le pregunta Jesús, a lo que ella contesta con cara de horror: “No, yo me quedo aquí, solo iré de vacaciones”.

Original en : Blogs de El País- África no es un país

Autor

  • Caballero, Chema

    Chema Caballero nacido en septiembre de 1961, se licenció en derecho en 1984 y en Estudios eclesiásticos en 1995 Ordenado Sacerdote, dentro de la Congregación de los Misioneros Javerianos,
    en 1995. Llega a Sierra Leona en 1992, donde ha realizado trabajos de promoción de Justicia y Paz y Derechos Humanos. Desde 1999 fue director del programa de rehabilitación de niños y niñas soldados de los Misioneros Javerianos en Sierra Leona. En la , desde abril de 2004 compaginó esta labor con la dirección de un nuevo proyecto en la zona más subdesarrollada de Sierra Leona, Tonko Limba. El proyecto titulado “Educación como motor del desarrollo” consiste en la construcción de escuelas, formación de profesorado y concienciación de los padres para que manden a sus hijos e hijas al colegio.

    Regresó a España donde sigue trabajndo para y por África

    Tiene diversos premios entre ellos el premio Internacional Alfonso Comín y la medalla de extremadura.

    Es fundador de la ONG Desarrollo y educación en Sierra Leona .

    En Bitácora Africana se publicarán los escritos que Chema Caballero tiene en su blog de la página web de la ONG DYES, e iremos recogiendo tanto los que escribió durante su estancia en Sierra Leona, donde nos introduce en el trabajo diario que realizaba y vemos como es la sociedad en Madina , como los que ahora escribe ya en España , siempre con el corazón puesto en África

    www.ongdyes.es

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