LAS RAICES DEL GOLPISMO EN ÁFRICA

21/05/2012 | Editorial

Los golpes de estado siguen siendo actualidad también en África: Marzo 2012 en Mali y en Abril 2012 en Guinea-Bissau.

Los líderes políticos y militares son con frecuencia responsables de los golpes de estado y luego manipulan elecciones y constituciones para perpetuarse en el poder. Es evidente que el capitán Amadou Sanogo, líder golpista del Mali, quiere para si el puesto de presidente.

Constatamos también como en varios países, el partido que “pierde” las elecciones, exige, para evitar la violencia, compartir el poder: Kenya, Zimbabwe, Madagascar etc.

Quiero acentuar sin embargo que la responsabilidad de tanto abuso de poder, corrupción y clientelismo, no es solamente de los líderes político-militares, sino también, con diferente grado de responsabilidad, de todos nosotros en la sociedad, donde también practicamos la corrupción evitando impuestos, empleando a los parientes etc.

Es verdad que todavía tenemos en África diez presidentes golpistas, entre ellos: Museveni, Kagame, Obiang, Campaore etc. Con todo, es la sociedad la que también permite y hasta acepta estas situaciones.

Este fenómeno de abuso de poder y de recursos es desgraciadamente un hecho universal y diario, y por tanto sumamente complejo. Existen muchas raíces de este mal, tanto a nivel personal como estructural, por ejemplo: las fronteras impuestas a muchos países, falta de identidad nacional, injustos acuerdos internacionales, lideres corruptos etc.

Tan solo quiero mencionar tres causas que me parecen particularmente relevantes.

1. La visión de la vida, de la sociedad y del ser humano que sigue siendo utilitarista y egoísta. Cada individuo vive para si, aun a costa de los demás.

2. La acumulación de poder y de recursos en manos de una o pocas personas, que lleva necesariamente a los abusos, en cualquier institución.

3. La pasividad de la comunidad por falta de educación e interés que impide a la sociedad el tomar su responsabilidad social por el bien común, de forma pacifica.

Las raíces profundas de todo abuso de poder y recursos, radican fundamentalmente en lo profundo de mi mismo y en las estructuras opresoras que hemos elaborado.

Pero también las oportunidades y claves de solución están en nosotros mismos.

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