Las mujeres líderes emergen de las cenizas de la tragedia

4/06/2007 | Opinión

Esto puede sonar desagradable, incluso duro, pero es un hecho. Desde que Nina Bang (Ministra de Educación danesa desde 1924 hasta 1926) se convirtió en la primera mujer del mundo en formar parte de un Gobierno, como Ministra, la democracia ha sido hostil a las mujeres con ambición por un cargo político más alto.

En su lugar, ¡los mejores aliados para ese tipo de mujeres son los dictadores, el derramamiento de sangre y los conflictos! Este es el mensaje enviado con fuerza una vez más por las recientes elecciones presidenciales en Francia. El primer mundo, la estable y democrático Francia ha dado el consentimiento a Nicolas Sarkozy en la última vuelta de las elecciones presidenciales, en lugar de a la mujer candidata, Segolene Royale.

Hace más o menos un año, cuando la devastada por la sangrienta guerra, Liberia, estuvo en la misma situación, la señora Ellen Johnson Sirleaf se convirtió en la primera Presidenta electa africana golpeando fuerte al antiguo maestro del fútbol, George Weah. Para cuando Michelle Bachelet Jeria llegó al poder en la antigua dictadura de Chile, en marzo del año pasado, 11 países ya eran dirigidos por mujeres, (excluyendo las monarquías). Eran Finlandia, Irlanda, Letonia, Liberia y las Islas Filipinas, con Presidentes, y Bangladesh, Alemania, Nueva Zelanda, Mozambique y Santo Tomé y Príncipe, con Primeros Ministros.

Sin embargo, las mujeres prosperan políticamente gracias al historial de problemas de sus países. Pero es de las cenizas de las contiendas civiles y de la tiranía de donde han surgido para ponerse a la vanguardia de la política. Con independencia de sus intenciones, los dictadores en África funcionan mejor en la promoción de mujeres para posiciones de poder.
Los países de África y del tercer mundo, con historias sangrientas, han promocionado mucho más a las mujeres para posiciones de poder que los democráticos y estables. Estos países en África son por ejemplo Uganda, Ruanda, Burundi, Liberia, República Centroafricana, Suráfrica y Zimbabue.

En el resto del Tercer Mundo, las mujeres han alcanzado la cumbre del poder en países turbulentos como Pakistán, Islas Filipinas, India, Sri Lanka, Bangladesh, Argentina, Israel, Nicaragua, Chile e Indonesia. Todos ellos tienen historias de violencia y dictaduras.

Mucho antes de que Margaret Thatcher se convirtiese en Primera Ministra de Gran Bretaña, en 1979, las dictaduras del Tercer Mundo habían dado las primeras Presidentas y Primeras Ministras del mundo. A menudo, las mujeres ascienden en condiciones trágicas y sangrientas.
En 1960, Sirimavo Bandaranaike se convirtió en la Primera Mujer Primera Ministra, pero únicamente porque habían asesinado a su marido, Solomon Bandaranaike, con quien ella había fundado el Partido de la Libertad de Sri Lanka.

La hija de ambos, Chandrika Bandaranaike Kumaratunga, fue elegida Presidente de Sri Lanka en 1994, seis años después del asesinato de su marido, Vijaya Kumaratunga. En 1974, Isabel Perón se convirtió en la primera mujer Presidente, en una despótica Argentina. En 1988, Benazir Bhutto, llegó a ser la primera mujer Primera Ministra en el mundo musulmán, Pakistán, tras el sangriento final de su padre, Zulfikar Ali Bhutto, en los 70 y del hombre que los expulsó y ejecutó, el general Mohammed Zia Ul-Haq.

En 1986, Corazón Aquino, viuda del asesinado líder de la oposición, Benigno Aquino, dirigió una violenta revolución en las Islas Filipinas para echar al dictador Ferdinand Marcos del poder.

Dos mujeres que han dominado en política en Bangladesh son producto de la tragedia también, la antigua Primera Ministra Sheikh Hasina, subió al poder tras el asesinato de su padre y Primer Ministro Sheikh Mujibur Rahman, en un golpe militar. Su rival político y antiguo Primer Ministro, Begur Khaleda Zia, siguió el mismo camino cuando su marido y Presidente, Zia Ur-Rahman fue asesinado.

Otras mujeres que han llegado al poder en condiciones dictatoriales violentas son Indira Gandhi, de India, Violeta Chamorro de Nicaragua y Megawati Sukarnoputri, de Indonesia. En muchos países, siempre hay un dictador por algún lado, directa o indirectamente, ayudando a las mujeres en su camino a la gloria. En Niaragua estaba Daniel Ortiga. En las Filipinas, era Marcos. En Pakistán, estaba Zia Ul-Haq, en Indonesia Mohammed Suharto y en Argentina, Juan Domingo Perón.

El rastro de fuego de algunas mujeres ha sido la realización del trabajo de los dictadores, derramamiento de sangre y conflictos. Jean Bedel Bocaza, de la República Centroafricana e Idi Amin, de Uganda, fueron dictadores del último siglo. Aún así, Bocaza nombró a la primera mujer Primera Ministra de África, Elizabeth Domitien, en 1974.

En Uganda, Amin nombró a una mujer Ministra en su Gobierno, Elizabeth Bagaya. No era una Ministra cualquiera para la Cultura, era la Ministra de Asuntos Exteriores. En mejores tiempos, Uganda tuvo una mujer Vicepresidenta, la doctora Specioza Kazibwe. En Kenia la doctora Julia Ojiambo fue la primera mujer nombrada asistente de un Ministro, en 1979. Fue Neiva Mwendwa la que llegó a ser la primera mujer Ministra de Gobierno, en los 90. Incluso entonces, el antiguo Presidente, Moi, le dio la cartera menos prestigiosa de Cultura y Servicios Sociales.

En el sur de África, el impenitente dictador Robert Mugabe, de Zimbabue, nombró a la señora Joyce Mujuru, la primera mujer Vicepresidenta en la región. En Suráfrica, la señora Phumzile Mlasmbo-Nquka está a un palmo de la presidencia del país.

Wene Owino

*El autor es un periodista de Botsuana.

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