Las mujeres egipcias continúan en lucha

9/07/2012 | Crónicas y reportajes

EL CAIRO. Una de las imágenes más significativas de la revolución en Egipto es aquella en la que aparecen juntos hombres y mujeres unidos por un cambio definitivo en el país. A pesar de lo que pueda sugerir esta imagen, ellas siguen luchando contra el acoso sexual y han sido apartadas de la transición política; pero su lucha continúa y no paran de encontrar nuevos aliados.

Algunos egipcios creen que lo primero es la instauración de la democracia y luego ya le llegará el turno a los derechos de las mujeres; sin embargo, acabar con la marginalización de ellas es esencial para conseguir una auténtica democracia en Egipto. No sólo es una cuestión de igualdad entre hombres y mujeres, sino de justicia. Con demasiada frecuencia se trata a las mujeres como ciudadanos de segunda y sufren injusticias tales como el acoso sexual en las calles, el sometimiento a pruebas de virginidad a manos del ejército, o la exclusión de muchas oportunidades de participar en la vida política. Por ejemplo, no se está consultando a activistas por los derechos de las mujeres en el proceso de redacción de la constitución. Legalmente las mujeres pueden ejercer como juezas u ocupar altos cargos políticos, pero la presión social hace que no puedan lograrlo.

Y a pesar de todas las dificultades, estas activistas no se han quedado de brazos cruzados: Bothaina Kamel ejerció su derecho de ser candidata a la presidencia y se convirtió así en la primera mujer que lo hacía. No consiguió las firmas necesarias para poder presentarse a las elecciones, pero demostró a otras mujeres egipcias que ellas también podían participar en la vida política.

Por lo que respecta a la sociedad civil, muchas organizaciones feministas que ya existían han incrementado el número de afiliadas y han ido surgiendo otras nuevas organizaciones, como por ejemplo, la Feminist Union (Unión Femenina), fundada en 1923 por la activista Hoda Shaarawy, que retomó su actividad en octubre de 2011 y agrupa bajo su manto más de mil organizaciones que tienen como objetivos apoyar a las mujeres que se presentan como candidatas en las elecciones parlamentarias y animar a las mujeres a que voten.

Junto a las historias de estas activistas hay historias de hombres que apoyan a las mujeres: muchos miembros liberales del Parlamento, como Amr Hamzawy, han hecho referencia a la necesidad de priorizar los temas relacionados con las mujeres. Pero el apoyo del sexo masculino se ha extendido incluso a los ciudadanos de a pie. En los últimos años, los hombres han participado en las manifestaciones organizadas por las mujeres y las han protegido de un posible acoso sexual. Hay voluntarios que además participan en proyectos como Harassmap, donde se identifica y se lucha contra el acoso sexual en las calles, o en otras organizaciones de esta índole.

La única manera de conseguir a largo plazo unos plenos derechos para las mujeres es incluyéndolas en los procesos de toma de decisiones, y aquí se incluye el de revisar la constitución. La nueva constitución egipcia tiene que exigir la erradicación de cualquier tipo de discriminación basada en el sexo y debe incluir medidas que animen a las mujeres a participar en el gobierno, medidas para que asuman posiciones de liderazgo y medidas en las que se protejan sus derechos socioeconómicos como el derecho a la educación. El año pasado, varios grupos feministas que colaboran con Naciones Unidas redactaron la Carta de la Mujer Egipcia que podría servir como modelo para una constitución mucho más sensible con la mujer.

Además, las activistas pro-derechos de las mujeres deben comprometerse con el estado y participar tanto en la oposición política como en el nuevo gobierno de Mohamed Morsi. Uno de los pasos que podría dar el estado para potenciar sus derechos sería patrocinar proyectos promovidos por diferentes agrupaciones de mujeres, e incluir a algunas de ellas en el gabinete que actualmente se está formando. En el gobierno francés, Najat Vallaud-Belkacem asumió el ministerio de los Derechos de las Mujeres, un puesto que valdría la penar copiar en Egipto.

Es muy importante recordar que rl Movimiento de los Hermanos Musulmanes incluye a muchas mujeres, de hecho, muchas de ellas ocupan un papel destacado dentro del partido y de la organización; éste es el caso de Hoda Andel Moneim, abogada y presidenta del Comité de Asuntos de la Mujer dentro del Partido de la Libertad y de la Justicia; muchas mujeres de la Hermandad también han conseguido programas sociales. De las conversaciones que he mantenido con estas mujeres, se desprende que poseen un profundo deseo de ocupar posiciones de liderazgo y de trabajar activamente para mejorar las condiciones de las egipcias.

Los activistas pro-derechos de las mujeres, independientemente de sus orígenes, deben mantenerse unidos y participar activamente en la transición política en Egipto. En una entrevista personal, Abdel Moneim subrayó la necesidad de que las mujeres dentro de los Hermanos Musulmanes debían trabajar para reformar las esferas sociales y políticas del país, al igual que lo debían hacer las mujeres que no forman parte de este movimiento. Al final son asociaciones como éstas las que se acaban necesitando, activistas con distintas perspectivas, tanto religiosas como seculares, que se unen para hacer frente a los desafíos que se presentan.

Randa El Tahawy

Randa El Tahawy colabora con el Egypt Today y es una activista pro-derechos de las mujeres en Egipto. Este artículo ha sido escrito para Common Ground News Service (CGNews).

Publicado en Bikya Masr, Egipto, el 4 de julio de 2012.

Traducido para Fundación Sur por Rocío Murillo.

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