El día de la madre se celebra en todo el mundo.
En todas las familias y culturas del globo, la madre es la persona más respetada, admirada y querida, por toda la sociedad.
La madre significa y nos recuerda siempre: lo más entrañable y precioso de cada ser humano, como es: la ternura, el amor, la compasión, la vida compartida, la familia, la acogida, el cuidado de los demás, la fe, la capacidad de servicio, etc.
Tanto en Europa como en África, la madre es la persona central y más relevante de la familia, aun en sociedades patriarcales, para la calidad de vida, alimentación, salud, educación, y relaciones entre toda la familia, y con la sociedad.
El padre puede tener el primer plano, en el ámbito social, público y representativo de la familia, pero será la madre la referencia en todo lo que concierne el cuidado de la familia y de sus relaciones.
Veo tres capacidades muy especiales de las madres, que no tienen los políticos y gobernantes, tanto en África como en el resto del mundo.
– Primero: sentir el sufrimiento de los demás!
¿Por qué gran parte de los gobernantes y poderosos no ven las personas hambrientas?
¿Por qué se nos está olvidando el escuchar y dialogar, para ir a imponer e insultar?
¿Por qué nos duele tan poco el dolor de las familias rotas y la violencia de género?
– Segundo: cuidar de los demás con justicia y compasión!
¿Por qué tantos líderes y educadores abandonan los valores éticos, por ideologías?
¿Por qué algunos medios de comunicación promueven lo que es morboso y destructivo de la dignidad y de la convivencia?
¿Por qué vale más el poder, la cuenta del banco y el prestigio, que la amistad, la reconciliación, cuidar a las personas necesitadas y la naturaleza?
– Tercero: acoger a todas las personas que andan por la calle!
¿Por qué tantos líderes políticos no sienten la sed de justicia, y acogen a los migrantes?
¿Por qué existe tanta agresividad y odio hacia las personas que son diferentes?
¿Por qué hay tanta hipocresía, ideología, mentira y corrupción?
Necesitamos aprender a ser más, como: “madres y padres”,
– Para sentir el sufrimiento de los demás, como propio.
– Para cuidar a las personas necesitadas con justicia y compasión.
– Para acoger e integrar a las personas que andan sin techo, y sin trabajo.
Esta profunda transformación social, no puede venir desde el poder, sino que llega siempre desde una sociedad más sensibilizada, solidaria y comprometida, a cuidar de los demás y de la casa común.
