Las 10 primeras mujeres taxistas en Dakar, Senegal, por Antonio Molina

2/03/2010 | Bitácora africana

Siempre que una noticia de promoción de las mujeres africanas llega a nuestro conocimiento, nos gusta darla a conocer. Es nuestra manera de aplaudir e incentivar a las que, desde hace mucho tiempo, creemos ser realmente “las locomotoras del desarrollo.”

UN PROYECTO QUE ES TODO UN RETO

La sra. Awa Paye Gueyes, administradora del Fondo para Empresarias,
subraya que “conseguir que en el Senegal, país de mayoría musulmana, las mujeres puedan conducir taxis constituye un reto enorme.”

Los taxistas masculinos aceptan a regañadientes que las mujeres les hagan la competencia, sobretodo que ellas están instaladas en las paradas de taxis de los hoteles de lujo de Dakar.

Cheij Turé, apodado por sus colegas “el viejo”, se enfada y afirma nervioso: “¡Ellas nos roban los mejores clientes! Si han escogido nuestro oficio, no tienen porqué recibir un tratamiento de favor por parte de la administración”.

Los demás taxistas del grupo apoyan: “Que trabajen en pie de igualdad con nosotros.”

PRIMERA EXPERIENCIA

El Concesionario de automóviles ‘ESPACE AUTO’ lanzó la idea, que fue aceptada por el Fondo Nacional de Promoción del Empresariado Femenino. Se convocó un concurso para seleccionar a las diez primeras candidatas. Debían ser mujeres jóvenes de entre 25 y 40 años. Se presentaron a las pruebas de selección más de 1000 aspirantes a chofer de taxi.

‘Espace Auto’ había preparado 10 vehículos de fabricación china, que las mujeres taxistas deben pagar al Fondo en el plazo de 5 años, con cuotas mensuales de 150.000 F. Cfa (= 230 €). Mientras tanto, la firma concesionaria se encarga del mantenimiento de los taxis. Al cabo de 5 años, las mujeres llegan a ser propietarias de sus taxis, bautizados como “TAXI SISTER”.

TRATAMIENTO DE FAVOR

Cherif Karma, encargado de proyectos en el Fondo de Fomento del Empresariado Femenino, vigila de cerca la marcha de los 10 primeros Taxi Sister, si funcionan bien en Dakar, el proyecto se extenderá al resto del país.

He aquí su opinión: “Desde el punto de vista social este proyecto es un triunfo. No sólo hemos creado 10 puestos de trabajo, sino que hemos lanzado en el mundo femenino una nueva profesión, que antes no existía. Hemos vencido un tabú.” Y continua: “Desde el punto de vista económico, el proyecto anda difícilmente, pues las mujeres taxistas no ganan bastante todos los meses, para pagar las cuotas de reembolso del préstamo al Fondo. Por eso al final de cada año, tienen que re escalonar la deuda pendiente. Rara será la mujer que consiga ser propietaria de su vehículo al cabo de cinco años.

TESTIMONIO DE UNA TAXISTA

Frente a uno de los hoteles más lujosos de Dakar, en la parada de taxis, hay un lugar reservado, un cuadrado de pintura blanca, que dice TAXI SISTER.
Apoyada, en el capó de su pequeño coche chino de color amarillo canario, se encuentra Fatumata Sarr. Le pregunto cómo le va en su oficio y me responde: “Hace dos años que conduzco mi “Chery” por las calles de Dakar, evitando con todo cuidado a mis colegas masculinos, que no aceptan la presencia femenina en la profesión. Creo que con la mentalidad machista generalizada no se acostumbrarán nunca. Ellos piensan que las mujeres deben quedarse en casa para hacer los trabajos domésticos y satisfacer todos sus caprichos.” Y continúa con amargura: “Yo empecé a trabajar en una peluquería. Conocía bien el oficio y estaba haciendo un curso de esteticienne. De pronto mi patrona, una señora francesa, regresó a su tierra para cuidad de su anciana madre y yo me quedé en la calle. Anduve dos meses buscando trabajo, pero seguía en el paro. No tenía dinero para establecerme por mi cuenta. Un día me enteré por la TV, que el Ministerio de la Familia convocaba un concurso de chofer de taxi para mujeres. Como sabía conducir, me presenté entre más de mil aspirantes y no sé porqué protección divina conseguí hacer bien todas las pruebas teóricas y prácticas. Mi nombre salió entre las diez primeras candidatas. Los primeros días parecía que estaba en luna de miel. Cuidaba mi taxi como si fuera un bebé.”
Veo, que por ser cerca de Navidad, lleva su coche adornado con bolas del árbol de Noel y algunos peluches. Le pregunto si se defiende económicamente. “Hombre, ahora con las fiestas, algunos días puedo ganar 30.000 F. Cfa. ( 45 €), pero es más bien raro…Ahora esta parada no es rentable, pues el hotel está en obras de reforma y paran pocos clientes, lo más frecuente es que haga días de entre 5.000 y 7.000 F.Cfa. (o sea de 8 a 11 €). Cuando llega el fin de mes me encuentro que no he podido ahorrar los 150.000 F.Cfa que debo rembolsar como cuota mensual.”

En Dakar, los taxis no circulan vacíos por la ciudad buscando clientes. Tienen paradas fijas. Lo que sí existen son los taxis colectivos, que van tomando y depositando los viajeros en diversos lugares, en donde se vuelven a completar con otros viajeros, continuando de ese modo el circuito irregular. Este proceder alivia el problema de la escasez de autobuses urbanos, que son raros y caros. También se encuentran “motos taxi”, en los alrededores de las estaciones de autobuses o del ferrocarril, pero son ilegales. Es una actividad más de la economía sumergida.

CONCLUSIÓN

Antes de despedirnos de Fatumata, le pregunto, qué dicen en su familia y la gente de su barrio. Ella me responde: “La gente de mi entorno me dicen que admiran el valor que he tenido para lanzarme en esta profesión considerada hasta ahora masculina. Cuando llego a casa para descansar y guardar el taxi en mi hangar, dentro del patio, oigo comentarios de admiración.”

El concesionario de “ESPACE AUTO” nos dijo hace poco, que otros concesionarios de Malí y de Costa de Marfil lo han llamado por teléfono para informarse del proyecto y le preguntan si podría reclutar en Dakar mujeres para conducir taxis. Candidatas no faltan, pues se presentaron más de mil al concurso, otra cosa es que acepten dejar Dakar para expatriarse al Malí o a la Costa de Marfil.

Nosotros hacemos votos para que estas mujeres “locomotoras” no se cansen de luchar para conquistar un lugar al sol de Senegal.

Autor

  • Molina Molina, Antonio José

    Antonio José Molina Molina nació en Murcia en 1932. Desde 1955 es Misionero de África, Padre Blanco, y ya desde antes ha estado trabajando en, por y para África. Apasionado de la radio, como él relata en sus crónicas desde sus primeros pasos en el continente africano, "siempre tuve una radio pequeña en mi mochila para escuchar las noticias". Durante septiembre 2002, regresa a Madrid como colaborador del CIDAF. En octubre de 2005 aceptó los cargos de secretario general de la Fundación Sur y director de su departamento África. Antonio Molina pertenece -como él mismo dice- a la "brigada volante de los Misioneros de África", siempre con la maleta preparada... mientras el cuerpo aguante.

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