Laberinto de la ausencia (3) : George Clooney ha pillado la malaria, por Chema Caballero

31/01/2011 | Bitácora africana

Poca información sobre África se ha visto estos días en las noticias españolas. No es ninguna sorpresa, es siempre así, pero duele constatar que ese continente no nos importa nada. Nos interesa en tanto en cuanto nos envía migrantes que llegan a nuestras costas para molestarnos. Pero eso también dejará de preocuparnos dentro de poco, porque las cifras dicen que cada vez llegan menos pateras o kayucos. No es por la crisis, como ha dicho el Ministro del interior, sino porque la mayoría del dinero que España destina a la cooperación con África va dirigido a medidas policiales para impedir la salida de personas, desde ese continente, hacia nuestras playas.

No soy sincero del todo al decir que no ha habido informaciones sobre África subsahariana últimamente. Fue portada de la edición digital de todos los periódicos y noticia en todos los telediarios el hecho de que el actor George Clooney sufriera un ataque de malaria en su reciente visita a Sudán del sur. Esta vez el actor no iba a vender máquinas de café sino a llamar la atención sobre el referéndum de independencia. Lo positivo de esto es que mucha gente que nunca ha oído hablar esta enfermedad, que es la principal causa de muerte de los africanos (después de las guerras), ahora tenga una ligera idea de lo peligrosa que puede llegar a resultar para millones de seres humanos. Solo en 2009 se cobró 781.000 personas. Pedro Alonso, el investigador español que lleva años buscando una vacuna, se queja de no hay dinero suficiente para la investigación: solo cuentan con 1.200 millones de euros de los 6.000 que se necesitarían (Más información en: Objetivo: erradicar la malaria: www.elmundo.es/elmundosalud/2011/01/25/biociencia/1295984116.html). La malaria es una enfermedad propia de países pobres, con lo cual las multinacionales farmacéuticas no prevén que puedan sacar muchos beneficios de ella, por lo que no invierten en la investigación.

De lo que ya no se dice nada es de cómo siguen las cosas en Costa de Marfil. Por unos días, durante las navidades, se habló mucho de la crisis que vive ese país que durante mucho tiempo fue llamado “la perla de África”. Fue uno de los países más estables del continente, con un crecimiento económico envidiable y una producción agrícola siempre en crecimiento que convirtió a Costa de Marfil en el primer productor mundial de cacao. Todo ello diriguido por Felix Houphouët-Boigny, líder de la independencia del país en 1960 y presidente hasta su muerte en 1993. Dos cosas caracterizan a este señor. La primera su apoyo a Gadafi, Charles Taylor y a los rebeldes del RUF durante las guerras de Liberia y Sierra Leona: fue pieza clave en el tráfico de armas y de diamantes en la zona. También se sospecha que él fue el vínculo que unió a Francia con el RUF, ya que siempre se sospecho, aunque no se pudo probar, el apoyo del país europeo a los rebeldes sierraleoneses.

La segunda es que trasladó la capital de Costa de Marfil desde Abijan a su pueblo natal, Yamoussoukro y construyó allí la Basílica de Notre Dame de la Paix. Él pagó de su bolsillo los 300 millones de dólares que costó la construcción. Es una réplica de San Pedro del Vaticano y junto a esta Basílica y la de Aparecida en Brasil, una de las más grandes del mundo. La pregunta aquí es ¿de dónde sacó Houphouët-Boigny todo ese dinero para meterlo en su bolsillo?

Los problemas de Costa de Marfil comenzaron a finales de los años 70 cuando el precio del cacao se desplomó en los mercados internacionales. Pero los verdaderos problemas se producen tras la muerte de Houphouët-Boigny, en 1993. Ante la falta de un líder que aglutine a todo el país, los políticos empezaron a utilizar las diferencias étnicas y religiosas para conseguir votos, lo cual produjo un gran malestar, división y conato de racismo contra los miles de inmigrantes que habían llegado, durante décadas, al país para trabajar en las plantaciones de cacao. Hubo varios gobiernos y golpes de estado que llevaron al país a una guerra civil entre el norte y el sur, en 2002. Tras cinco años de conflicto se logró una frágil paz que en la práctica dividía el país en dos. Por cual, lo que se vive en estos días allí, no es más que continuación de lo que empezó hace muchos años y que ha contado siempre con el apoyo y beneplácito de los gobiernos amigos de Occidente, sobre todo de Francia, el antiguo poder colonial.

¿Qué pinta Francia en todo esto? La antigua metrópolis fue siempre el apoyó más firme que Houphouët-Boigny tuvo. Lo protegió y lo mantuvo en el poder a pesar de la corrupción y otros problemas que ya se vislumbraban. Y todo porque los franceses, de siempre, han controlado la economía de Costa de Marfil. En cambio, las relaciones del Presidente Gbagbo, que se supone que ha perdido las elecciones, con París nunca fueron buenas. Fue opositor a Boigny y a todo lo que él significaba y, por tanto, de la interferencia francesa en el país. Por su parte, el supuesto ganador de las últimas elecciones presidenciales, Ouattara, presume de ser amigo personal del presidente francés, Sarkozy. De ahí que no sea de extrañar todo la presión que Francia está poniendo sobre Gbagbo, liderando las distintas resoluciones de las Naciones Unidas o de la Unión Europea y proponiendo la intervención militar de tropas africanas (posiblemente de la CEDEAO) para solucionar el conflicto.

Por su parte los países africanos encargados de mediar en el conflicto no terminan de tomar una decisión: si intervenir militarmente o no. Parece que lo que estos quieren, más en sintonía con el estilo africano de resolución de conflictos, es que haya un diálogo entre las dos partes y se alcance un acuerdo pacífico que ponga fin a toda esta disputa.

Mientras tanto, los que más sufre son, como siempre, los civiles. Ya hay más de 20.000 personas que se han refugiado en los países vecinos. Se habla de incidentes violentos, de secuestro de menores para ser utilizados como soldados… La misma historia que golpea a tantos países africanos y de la que casi no nos llegan noticias.

Os dejo con algo de música de Costa de Marfil. Se trata de Collectif Zouglou, que canta Libérez mon pays. Canción en la que estos artistas abogan por la paz y la unidad del país, se preguntan que si no es agotadora esta necesidad de matar que parecen sentir algunas personas y dice a los costamarfileños que si realmente aman a su país debería desarmarse y trabajar juntos por el desarrollo. El mensaje es bueno aunque no se pueda decir lo mismo de la canción.

http://www.youtube.com/watch?v=rBYY9TIuVl4&feature=player_embedded

Original en :

http://www.ongdyes.es/blog/

Autor

  • Caballero, Chema

    Chema Caballero nacido en septiembre de 1961, se licenció en derecho en 1984 y en Estudios eclesiásticos en 1995 Ordenado Sacerdote, dentro de la Congregación de los Misioneros Javerianos,
    en 1995. Llega a Sierra Leona en 1992, donde ha realizado trabajos de promoción de Justicia y Paz y Derechos Humanos. Desde 1999 fue director del programa de rehabilitación de niños y niñas soldados de los Misioneros Javerianos en Sierra Leona. En la , desde abril de 2004 compaginó esta labor con la dirección de un nuevo proyecto en la zona más subdesarrollada de Sierra Leona, Tonko Limba. El proyecto titulado “Educación como motor del desarrollo” consiste en la construcción de escuelas, formación de profesorado y concienciación de los padres para que manden a sus hijos e hijas al colegio.

    Regresó a España donde sigue trabajndo para y por África

    Tiene diversos premios entre ellos el premio Internacional Alfonso Comín y la medalla de extremadura.

    Es fundador de la ONG Desarrollo y educación en Sierra Leona .

    En Bitácora Africana se publicarán los escritos que Chema Caballero tiene en su blog de la página web de la ONG DYES, e iremos recogiendo tanto los que escribió durante su estancia en Sierra Leona, donde nos introduce en el trabajo diario que realizaba y vemos como es la sociedad en Madina , como los que ahora escribe ya en España , siempre con el corazón puesto en África

    www.ongdyes.es

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