¿La vida es así?, por Nuno Cobre

15/02/2012 | Bitácora africana

AHORA. RÁPIDO. ALGO. MUY GRANDE. LEED BASTARDOS. ERIC TOLEDANO.

Arrasó en 2011. En Francia la película Intouchables, traducida al español con el título de Intocable. El film narra la historia de Philippe, un burgués tetrapléjico tras un accidente de parapente, caracterizado por François Cluzet y su mayordomo negro Driss, interpretado por Omar Sy. Ambos actores llevan al cine la historia real entre el burgués Philippe Pozzo di Borgo y su cuidador argelino Abdel Yasmin Sellou.

¿Un burgués y un negro analfabeto amigos en París? Efectivamente, lo que en un principio parecía ser una relación inconcebible entre dos hombres drásticamente opuestos, venidos de mundos más que antagónicos, acaba convirtiéndose en una sólida y entrañable amistad que hace reír y emocionar al espectador al mismo tiempo. Insistimos, en principio nada hace prever que el culto y refinado Philippe acabe congeniando con el embrutecido Driss. Sin embargo. La película (y la vida) nos viene a sugerir que todos los seres humanos tienen algo que ofrecer, y que al hombre no le basta con ser sensible, cultísimo y viajado, sino que siempre puede complementarse con cualquiera, incluso con un negro inculto que lo único que parece entender es de rap, trapicheos y dinero fácil. Pero sucede que Philippe es un romántico y Driss es práctico, y sobre todo son dos buenos corazones: una combinación que les ayudará formar un equipo imbatible, ‘intocable’ que desembocará en una amistad inquebrantable.

¿La vida es así?

La vida puede ser así. Y mucho más. De hecho, al parecer ocurrió algo muy parecido entre Pozzo di Borgo y Yasmin Sellou en la vida real; aunque Sellou no es negro, sino argelino ¿cambia algo? A pesar de todo, lo más normal es que estas enternecedoras historias no ocurran en la fría vida real de inviernos y semáforos. Y es que aunque los negros, árabes u homosexuales suelen salir muy bien parados en la literatura y en el cine hegemónicos de hoy en día, porque es lo progre, lo políticamente correcto, y el producto forzado de la visión imperativamente ‘buena’ que imponen los estamentos políticos y sociales, lo cierto es que en la vida ocurren otras cosas, como sabemos. Otras cosas. Como sabemos.

Y además. En Intocable, puede que no sea oro todo lo que reluce . Sí, lo que en un principio parece ser una película aliada del mestizaje y la integración multicultural, podría encerrar un cliché sobre la raza negra un tanto fastidioso. Y es que Driss, el negro de la película, es presentado como una buena persona, pero al mismo tiempo se le caricaturiza como un iletrado y asilvestrado que sólo sabe bailar moviendo su cuerpo atléticamente y que además es muy gracioso. Poco más. Ya cansa. De ello se queja precisamente el actor Malcom Sité en esta deliciosa entrevista: que a los negros siempre los llaman para interpretar papeles de manteros, raperos o delincuentes, mientras que a ellas muchas veces les toca hacer de prostitutas.

Supongo que Sité se refiere sobre todo a Europa, porque en Estados Unidos, los actores negros tienen más peso, aunque tampoco es que gocen de un status consolidado. Digamos que tenemos sobre todo a los consagrados Denzel Washington y Morgan Freeman y a partir de ahí hay una senda un tanto desértica que acaba encontrándose con Forest Witaker, Halle Berry, Willy Smith o Samuel L. Jackson, actores sin duda importantes, pero no ‘dominantes’ dentro del cine hegemónico.

En Europa la cosa está bastante peor. La raza negra trabaja poco a poco para abrirse una plaza natural en los escenarios y hacerse con papeles tan corrientes como los de un médico, un arquitecto, un abogado o un tipo antipático y tan normal.

¿Pero es esto posible hoy en día, en 2012? Volviendo a Intocable ¿acaso miente esta película? ¿alguien podría creerse a los personajes si los papeles se reinvirtiesen y Driss representase al aristócrata y Philippe al asistente? Posiblemente sería tan postizo como si Philippe protagonizase el papel de un jefe tribal en un poblado africano. ¿Debería haber muchos médicos negros o abogados negros en Europa antes de convertirse en personajes de cine naturales? ¿Es creíble un negro abogado o un negro médico en una película francesa? ¿Y alemana?

Y se añade:

Si Driss tiene derecho a integrarse en Francia y en un futuro a desempeñar el rol de Señor, ¿acaso no tiene el mismo derecho Philippe de convertirse en el líder de una tribu africana? Cuando hablamos de integración ¿tenemos en cuenta también la integración del blanco en África? ¿Se parecen? ¿En qué se diferencian? ¿Por qué no puede un blanco ser propietario de la tierra en determinados países africanos? ¿Qué pasaría si a los negros se les prohibiese por ley alquilar o comprar pisos en Europa?

Eric Toledano.

¿Y qué es la cultura?, ese término que volvió loco a Durkheim y del que al día de hoy no tenemos claro lo que significa. ¿Significa que Philippe por haber leído a Zola, escuchado a Mozart o beber vino de Angou es más culto que Driss que escucha por sus altavoces a Terror Squad o a Cypress Hill y que se sabe de memoria la alineación del Paris Saint Germain? ¿Cuál es la referencia cultural mundial y absoluta? ¿la blanca? ¿la negra? ¿No son la mayoría de los blancos unos ignorantes por desconocer a los escritores africanos? ¿Leen mucho los africanos a sus escritores? ¿Tiene África filósofos relevantes, arquitectos prestigiosos, pintores admirables? ¿Qué es la cultura? ¿Cultura es todo aquello que está escrito y representado? ¿Tiene Europa maestros del cuento oral? ¿Es que la raza negra sólo puede ofrecer hoy en día música y deporte principalmente y por eso no se les puede representar de una manera que no son?

Vayan a ver esta película. Comprobarán que se puede eso y lo otro al mismo tiempo.

original en Las Palmeras Mienten

Autor

  • Nuno Cobre

    Sin que nadie le preguntase si estaba de acuerdo, a Nuno Cobre lo trajeron al mundo un día soleado del Siglo XX. Y ya que estaba por aquí, al hombre le dio por eso que llaman vivir.

    Sin embargo, durante mucho tiempo creyó Nuno que el mundo era sólo eso, sólo eso que se presentaba de manera circular y hermética ante sus ojos. Se asfixiaba. A veces. Pero algunos viernes o lunes por la mañana, una vocecita fresca y lejana le decía que habían otras cosas por ahí, que debían haber otras cosas por ahí.

    Y un día Nuno Cobre salió y se fue a la Universidad, y un día siguió viajando y al otro también, y al otro, mientras iba conociendo a gente variopinta y devorando libros sin parar… Entonces descubrió con un cierto alivio que no estaba solo. Que habían más. Cuando llegó la hora de elegir, Cobre decidió convertirse entonces en viajero sólido y juntaletras constante, pero quería más, un más que venía del Sur. Y fue así como el latido africano empezó a morderle tan fuerte que una noche abrió la puerta del avión y se bajó en un país tropical. África.

    Los temores. Llegó con cierto temor a África influenciado por la amarilla información occidental ávida de espectáculos cruentos y de enfermedades terminales. Y resultó que en lugar de agitarse, a Cobre se le olvidó la palabra nervios a la que empezó a confundir con un primo lejano. Y así fue como se llenó de paz, tiempo y vida.

    Tras varios años en África, Nuno Cobre sólo aspira a lo imposible: vivir todas las experiencias mientras le da a la tecla, a los botoncitos negros del ordenador que milagrosamente le proyectan un nuevo horizonte cada día.

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