La Unión Europea amenaza a África con la precaución

23/12/2008 | Opinión

La Unión Europea planea salvar a sus ciudadanos de una hipotética amenaza prohibiendo una quinta parte de los pesticidas, creando así una amenaza real para el rendimiento de las cosechas, los precios de los alimentos y para los pobres, especialmente en África.

El Directorado de Seguridad de Pesticidas del Reino Unido, calcula que esta propuesta podría prohibir entre un 14 y un 23 % de los pesticidas agrícolas. Un estudio de la universidad de Warwick, para el comité de Agricultura de la Unión Europea, predice una caída del 30 % en la producción de trigo y la posible desaparición de cosechas como la de zanahoria, las chirivías y las cebollas.

Dieciséis estados de la Unión Europea, UE, han advertido que la legislación perjudicará la producción de alimentos sin ningún beneficio para la salud o para el medioambiente.

Pero estos químicos deben ser prohibidos “incluso si la relación causal entre la actividad y el posible daño no se ha demostrado o la relación causal es tan débil que probablemente ese daño no se produzca”. Este “principio preventivo” no es sólo un galimatías teórico, sino una política oficial de la Unión Europea.

Apliquemos esto a los pesticidas y de repente, químicos que sólo son peligrosos en dosis grandes y concentradas, que jamás aparecerían en la vida real, son considerados amenazas para la salud, aunque el agua, en una cantidad lo suficientemente alta también puede matar.

La revisión de la Unión Europea de sus normas sobre pesticidas ya no pretende asegurar su uso con seguridad sino reducir su utilización. En tanto que la original directiva tuvo en cuenta cuánta cantidad de una sustancia dada había en un producto, la nueva legislación podría prohibir muchos ingredientes completamente, sin tener en cuenta la cantidad: este es el principio de precaución en la práctica.

El riesgo de los actuales pesticidas es mínimo: ya están en vigor regulaciones sobre niveles residuales máximos, la cantidad que se puede consumir a diario toda la vida sin tener efectos adversos y las pautas para su pulverización. Por otra parte, la nueva proposición de la Unión Europea causa un gran riesgo tangible.

Según un estudio de Sean Rickard, de la universidad de Cranfield, una prohibición de sólo el 15 % de los pesticidas reducirá la producción lo suficiente como para aumentar el precio de los cereales en un tercio de su actual precio y el de las patatas en un cuarto.

Con los precios de los alimentos ya altos y la recesión haciéndose sentir, esto es un riesgo real y directo para los consumidores de todo el mundo, especialmente los de los países pobres.

Por su eso no fuera suficiente, químicos como los insecticidas no sólo se utilizan en las cosechas, sino contra algunas enfermedades.

Los mosquitos transmiten cientos de millones de casos de malaria, dengue y fiebre amarilla cada año. La malaria mata un niño en África cada 30 segundos y amenaza al 40 % de la población mundial.

Los insectos también transmiten la enfermedad del sueño, cataratas, changa y la leishmaniasis, que amenazan a casi 500 millones de personas por todo el mundo.

Esta gente necesita pesticidas, que se producen principalmente para la agricultura en los países ricos. Si esa producción decae, el preció subirá. Cuando el DDT, el arma más efectiva contra la malaria que ha existido jamás, estaba casi eliminado de la producción por algunos activistas, la malaria volvió a surgir, trayendo muerte y debilitamiento a los países pobres.

Además, los países que exportan cosechas a los Estados Unidos se verán afectados por las nuevas leyes. Hace tan sólo dos años, Uganda tuvo que dejar de pulverizar pequeñas cantidades de DDT en las paredes de dentro de las casas en una región altamente afectada por la malaria porque los exportadores temían que sus cosechas fueran (ilegalmente) rechazadas por la Unión Europea, unos temores avivados por las declaraciones de los representantes de la Unión Europea en Uganda.

Muchos insecticidas utilizados contra enfermedades como el dengue y la malaria están amenazados por la legislación de la Unión Europea. Los piretroides, comúnmente utilizados para los tratamientos de mosquiteras, podrían prohibirse, incluso estando derivados del crisantemo, y por tanto “natural”.

Cumplir con los enrevesados requisitos de salud y seguridad de la Unión Europea ya es caro y difícil en países con malas comunicaciones y baja alfabetización.

El riesgo de la gente pobre en los países pobres de perder la vida-ahorrando insecticidas y perder los mercados de exportación debido a las regulaciones de la Unión Europea es claramente alto. Es, en definitiva, más alto que cualquier otro riesgo detectable, de cualquier clase, proveniente de los pesticidas utilizados actualmente en las Unión Europea.

Más de 160 científicos superiores de todo el mundo han firmado una petición contra la reforma, pero los procesos opacos y tortuosos de la Unión Europea han hecho muy difícil seguir de cerca la legislación. El destino de muchos se decidirá por un voto en enero, en el normalmente poco concurrido Parlamento europeo, aún así, la lista de los compuestos químicos prohibidos todavía es secreta, así nadie puede hacer una evaluación de impacto.

El verdadero coste, el verdadero riesgo, del principio de precaución en agricultura es el hambre y la enfermedad. Puede que los eurócratas se puedan permitir el lujo de restricciones faltas de rigor científico sobre los productores, consumidores y pagadores de impuestos. Pero esas restricciones son una amenaza mucho más grande para un cultivador de girasoles en Kenia y para una víctima de malaria en Uganda.

Los agricultores y consumidores europeos han sido rechazados por los defensores de la prohibición, por tener intereses personales en el asunto. Una votación por “mayoría cualificada” en la Unión Europea significa que ningún país puede vetarla. Así que depende de los activistas y de los exportadores africanos el hacer que sus gobiernos protesten ruidosa y visiblemente ante Bruselas, y pongan al descubierto esta medida peligrosa y poco limpia.

Franklin Cudjoe & Erin Wildermuth

Artículo publicado en AfricanLiberty, el 16 de diciembre de 2008.

Franklin Cudjoe es editor de www.AfricanLiberty.org y director de Imani, un grupo independiente de expertos en política, en Ghana.

Erin Wildermuth es una investigadora de la Red de Política Internacional, de Londres, un grupo de expertos en desarrollo.

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