Italia triplica las patrullas de vigilancia para evitar más naufragios de emigrantes africanos.
El viernes 11 de octubre, al menos 33 emigrantes africanos fallecieron cerca de Malta. Hace una semana, más de 350 emigrantes africanos perecieron ahogados cerca de Lampedusa.
Estas tragedias vergonzosas se suceden continuamente y la comunidad europea se limita a tratar síntomas, aumentando patrullas de vigilancia, dejando las sociedades más empobrecidas de Somalia, Eritrea, Etiopia etc. y las que sufren las atrocidades de la guerra como Siria, en situaciones inhumanas, que les obligan a seguir arriesgando sus vidas para sobrevivir.
La ministra italiana de asuntos exteriores Emma Bonino afirma que las patrullas van a rescatar emigrantes y no a decirles que se queden donde están. Este es un ejemplo típico de asistencia humanitaria, que es necesaria, pero que no llega a la raíz del problema.
Esta medida de vigilancia no evita que haya más emigrantes africanos arriesgando sus vidas buscando vivir en dignidad.
Según la ONU, unos 32.000 emigrantes africanos llegaron este año a Malta y a Italia, procedentes de Eritrea, Somalia, Etiopia y Siria.
El número de emigrantes africanos, fallecidos en los mares desde 1988, son unos 19.142.
Si los líderes europeos fueran más responsables e íntegros, se preguntarían:
¿Por qué hay tantos emigrantes africanos que arriesgan sus propias vidas intentando llegar a Europa?.
¿Por qué nuestro sistema económico y nuestras políticas siguen empobreciendo a tantos millones de africanos?
¿Por qué seguimos permitiendo estas mafias que trafican con seres humanos, operar libremente por nuestros mares?.
¿Cómo podemos colaborar, con políticas más justas y solidarias, para que los propios gobiernos africanos promocionen eficazmente un desarrollo más integral para sus pueblos?
Lo que falta, no es solamente voluntad política. Falta ética política y económica.
Necesitamos bastante más integridad y mucha más humanidad.
