La sucesión en los estados marioneta de África

26/06/2009 | Opinión

La muerte del presidente gabonés, Omar Bongo, el líder que más tiempo llevaba en el poder, ha hecho renacer la eterna discusión sobre la monárquica aculturación de las democracias en muchos países de África. Desde Congo hasta Togo y desde Guinea Ecuatorial hasta Gabón, existe una clara determinación de estos presidentes, con la ayuda de los parlamentos que dan palmadas y autorizan todo rutinariamente sin cuestionamientos, para hacer que el reloj de marcha atrás hasta la era medieval, en la que la progenie, principalmente los hijos, eran los herederos naturales e irrefutables del trono. Es en este marco, de secuestro de la semblanza de la democracia y dinastías perpetuadas, en el que uno fácilmente encuentra significado a la disparatada provisión de la constitución de gobiernos interinos de 45 días, al que recurren la mayoría de los países africanos francoparlantes en caso de muerte del presidente.

Así es como el peso de su país, el de África y el del mundo en realidad, ha recaído sobre los hombros de la líder del senado de Gabón, Rose Francine Rogombe. Habiendo tomado posesión de su cargo como presidenta interina el 10 de junio, de 2009, después de que finalmente se confirmase la muerte del presidente Omar Bongo el día 8 de junio, en una clínica de Barcelona, España, Rose Francine Rogombe es la encargada constitucionalmente de la tarea de organizar unas elecciones en 45 días, a partir del día de su juramento. Mientras que parece un trabajo sencillo y sin complicaciones a simple vista, los observadores más aplicados del cuerpo político en África, están más que recelosos, con buenas razones, frente a cualquier perspectiva de transparencia.

Abundan las especulaciones de que Rogombe está calentando el sitio al hijo de Omar Bongo, el actual ministro de Defensa, Ali Bnogo Ondimba, que cerró las fronteras del país y los aeropuertos internacionales inmediatamente después de la muerte de su padre. El puesto clave de Ali Bongo en el Consejo le da el control del ejército y la policía. Puede poner orden en caso de que se produzca una tormenta en una taza de té, y puede orquestar estragos si las cosas no van por el camino del clan Bongo. Los cofres de la familia Bongo tienen la profundidad suficiente para garantizar que no habrá sorpresas, si Ali Bongo desea la presidencia.

Todo esto hace que cualquiera con el cerebro del tamaño de una lombriz preguntarse por qué estos países francoparlantes de África continúan siguiendo el curso constitucional inflexiblemente de los gobiernos interinos. Estas elecciones especiales que van a ser organizadas por los gobiernos interinos son costosas y una completa pérdida de tiempo y dinero de los contribuyentes. Y es posible que una pequeña previsión, combinada con menos avaricia resuelva el problema para siempre.

Estas constituciones simplemente pueden hacerse cargo de este problema creando la posición de vicepresidente, que, como en el sistema americano, está ahí esperando por si se produjese la eventualidad de la muerte del presidente. Entonces el vicepresidente puede terminar el resto de la legislatura que queda de mandato. Le costaría menos al país y aseguraría la continuidad de la vida nacional. Así están las cosas en Gabón, se ha declarado un periodo de 30 días de luto.

Esto recuerda mucho a lo que ocurre en mi pueblo de Kom, en Camerún, donde después de la desaparición del jefe del pueblo, hay un periodo de duelo durante el cual la autoridad tradicional constituida busca un nuevo líder. A mí me parece que este es exactamente el sistema adoptado por los países africanos francoparlantes. Si es así, entonces hay un problema inherente: mi pueblo de Kom es una dinastía. No es una democracia en el sentido de que los habitantes del pueblo no acuden a las urnas para elegir a un líder, nuestro Fon.

Gabón es una democracia, como Camerún, Congo, Guinea Ecuatorial, Togo y los demás países francoparlantes de África. Por lo tanto, utilizando el mismo “comité de búsqueda” que la modernidad llama “gobierno interino” es una farsa para tomarnos el pelo. Pienso que el pueblo de África y el resto del mundo lo entienden así, son muy pocas las posibilidades de tener un presidente verdaderamente electo en estas elecciones.

Pero sabemos por qué la opción de tener un vicepresidente no es tan popular en África. Tiene que ver con el miedo, miedo a que el vicepresidente precipite su muerte para sumir el poder. También está el miedo a que el vicepresidente les quite el derecho de herencia a sus hijos. Aparte del elemento de miedo, es obvio que cualquiera de ellos llega al poder para eternizarse a sí mismos en el trono.

Omar Bongo ha comprendido a estas alturas que como mortales, todos los seres humanos tienen una fecha de caducidad. No existe eso de “quedarse en el poder para siempre”. Lo que vive para siempre son las políticas positivas para mejorar las condiciones de tu pueblo y para hacer que tu nación sea próspera. Eso es de lo que se trata el legado.

Es triste que con toda la riqueza acumulada en sus 41 años de presidencia, Omar Bongo muriera en una clínica privada en Barcelona, España. Y eso es lo mismo que la gran mayoría de los presidentes africanos. Roban toda la riqueza para poder pagarse un tratamiento médica fuera de sus países. Si no quieren construir hospitales excelentes en África, eso también puede beneficiar a la población en general, ¿por qué no contratar a todos esos doctores en medicina y el equipo médico necesario y hacer que trasladen todo eso a sus propios palacios” Seguro que costaba menos y si se presenta el peor de los escenarios, el presidente al menos puede morir en el palacio.

Prefieren morir solos y lejos de sus países, amortajados en un completo secretismo. No se permite a la gente saber nada sobre la salud del presidente. El presidente Biya de Camerún ha encarcelado a algunos reporteros por preguntar por su salud o hacer alguna referencia a la misma. El primer ministro de Gabón siguió negando las informaciones incluso después de que fuentes muy creíbles hubieran confirmado la muerte de Bongo. La gente debe rezar por sus líderes, pero está claro que estos líderes no se merecen los rezos de su pueblo.

El presidente Bongo murió menos de un año después de su mujer, Edith Lucie Bongo, la hija del presidente congoleño Denis Sassou Nguesso. Su muerte tan próxima también despierta una discusión sobre la causa de su muerte. Se recordará que a principios de los años 90, el presidente Bongo estuvo implicado en un caso ante los tribunales en el que se alegó que había tenido sexo sin protección con ciertas señoritas italianas. El caso Smalto, insinuaba que era posible que el presidente hubiera contraído el Sida.

Sea cual sea la causa, que su alma descanse en paz con su creador. Y que el pueblo de Gabón encuentre un nuevo líder que necesitan y se merecen.

Inocent Chia

Publicado en The Post, Camerún, el 15 de junio de 2009.

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