“El mayor favor que podéis hacer a Burundi en su guerra civil, es dejarlos en paz”.
Esta frase del periodista Andrew M. Mwenda, tan sorprendente a primera vista, tiene su alto grado de sabiduría.
Burundi se está rompiendo y la violencia va en aumento. Casi todos miran hacia fuera y a Occidente para que vengan en su ayuda. Es muy humano, que al ver tanto sufrimiento de gente inocente, se quiera alguna solución.
Sin embargo, la historia nos sigue mostrando muchísimos ejemplos donde las intervenciones externas para salvar vidas, han hecho la situación más desastrosa.
En 2003, los EEUU y su coalición intervinieron en Irak para apartar a Saddam Husssein que estaba oprimiendo a su pueblo. La situación no ha hecho más que empeorar.
La intervención de EEUU y Francia para “Salvar Libia” del dictador Muammar Gadhafi y ahora vemos la situación actual.
En este momento, se oye un grito para apartar a Bashar Al Assad de Siria que extermina a su pueblo.
Pero intervenciones extranjeras para “salvar vidas” solo infligen más pérdidas de vidas y más sufrimiento. La violencia genera más violencia.
Una intervención que parecía genuina y bien intencionada, como la invasión que Tanzania lideró en Uganda para apartar el cruel dictador Amín del gobierno, llevó al país a un mayor caos. Solo cuando Julius Nyerere sacó sus tropas de Uganda, Obote y Museveni lucharon por controlar el país y dar una “solución” más definitiva.
Edward Luttwak defendió que a veces conviene dar una oportunidad al conflicto para que encuentren su propia salida, sin intervención extranjera o internacional.
Muchos creemos, afirma el autor, que el pueblo de Burundi tiene los recursos y medios para encontrar alguna solución.
Solo los pueblos de Burundi pueden ser los protagonistas de su propia liberación. Andrew termina diciendo: “Mi solución es dura pero realista”.
Fuente: A.M. Mwenda. “The Indempendent.Uganda”. 21.12.2015
Traducido y editado: AFS
