La situación en la región-estado de Blue Nile. La vuelta de Sudán a la guerra abierta

11/10/2011 | Opinión

Los únicos que se benefician de la acción militar de destrucción despiadada que Jartum ha iniciado en la región del Nilo Azul son los elementos más extremistas el Frente Islámico Nacional/Partido Nacional del Congreso (desde aquí, NCP) y entre ellos algunos de los más veteranos dirigentes de la poderosa maquinaria militar y de inteligencia de Sudán. Los cálculos en los que han basado su decisión derivan de motivos que no podrían ser más brutales.

Aquellos que esperaban que el Acuerdo Global de Paz (Comprehensive Peace Agreement,CPA) firmado en Sudán en 2005 y la Secesión efectiva del Sur Sudán como nación independiente traerían el final de la guerra en este país torturado se están viendo amargamente decepcionados por los recientes acontecimientos. Porque dejando aparte la ininterrumpida guerra sucia que mantiene en la atrición a la población civil de Darfur, el régimen de Jartum ha tomado militarmente la contestada y volátil región de Abyei (20 de Mayo), comenzó una campaña de limpieza étnica en Sur Kurdufan (5 de Junio), -atacando selectivamente a los Nuba y bombardeando indiscriminadamente las montañas Nuba- y ahora, desde hace pocos días ha lanzado una ofensiva militar sin precedentes, por lo masivo, en el Estado (Región) del Blue Nile. Muchos millares de civiles huyen ya hacia la vecina Etiopía, la capital de la región, Damazin, ha sido arrasada, con informes que hablan de enormes cifras de víctimas civiles y de la destrucción de toda infraestructura. Hay innumerables informaciones de bombardeos en toda la región – el mismo patrón de violencia repetido siempre en los últimos 20 años- y los combates parecen estar intensificándose. La petición por las Naciones Unidas de un alto el fuego ha sido ignorada en Jartum.

El Nilo Azul presenta muchas semejanzas con la región lindante del Sur Kurdufan, y ambas son parte de lo que hoy día es Nor-Sudán. Estas similitudes históricas incluyen muy significativamente que sus poblaciones fueron estrechas aliadas en lo militar y en lo político del SPLM/A (Sudanese People Liberation Movement/Army, que hoy gobierna el Sur Sudán) durante la larga guerra civil (1983-2005). El Gobernador electo en la Región del Nilo Azul, Malik Agar, es de hecho el líder de la rama en el Norte del SPLM/A. Al igual que ocurre en el SPLM/A del Sur Kurdufan, sus integrantes son soldados y militantes autóctonos de estas regiones, los cuales no pueden por tanto ser ‘mandados de vuelta al Sur’ porque guste o no en Jartum, no proceden del Sur, sus hogares están en Kurdufan y Blue Nile, están en su casa.

Y tan cierto como lo fue también para el Sur Kurdufan, al Blue Nile se le prometió en el CPA (el Acuerdo Global de Paz de 2005) que en su región se llevaría a cabo una ‘consulta popular’, cuyo objetivo sería ‘determinar la naturaleza de su futura relación con Jartum tras el Referéndum de Autodeterminación del Sur. Ni estas consultas populares (la del Sur Kurdufan ni la del Blue Nile) se han cumplido, ni Jartum tiene la mínima intención de hacerlo.

Y como ha sido el caso de Sur Kurdufan (y de Abyei, también) de nuevo ha sido Jartum quién ha iniciado los ataques en Blue Nile aduciendo responder a ‘ataques de rebeldes’. Sin embargo, la llegada de nada menos que una brigada entera de fuerzas a Damazin – apoyados por al menos una docena de tanques y cuarenta camiones llevando artillería pesada (cañones Dushka) – hace a todas luces ridícula la excusa de Jartum. Como en Kurdufan, es obvio que la ofensiva militar había sido cuidadosamente preparada hace tiempo (como muestra trágica, la Cruz Roja Sudanesa en Kurdufan recibió del Gobierno 2.500 bolsas para cadáveres en los días previos a las ejecuciones étnicas que se iniciaron el 5 de junio. A finales de ese mes la Cruz Roja de Sudán ya declaró que necesitaba muchas más).

La ofensiva contra Blue Nile era una amenaza real desde hace un tiempo, y el mismo Malik Agar declaró hace dos meses que cuánto más se prolongase la violencia desatada en el vecino Sur Kurdufan, mayores serían las posibilidades de que el Nilo Azul fuese también atacado. Meses atrás también los informes de la ONU sobre la región contenían informaciones ominosas sobre la presencia de grandes movimientos de tropas hacia la región. No es claro si es que las Naciones Unidas y otros actores internacionales honestamente no creían que finalmente esto ocurriera…o si más bien prefirieron no creerlo. Sea como sea, la falta de previsión ante algo tan grave es escalofriante, y sugiere una incompetencia diplomática de primer orden. Desde luego, lo que se avecinaba se mostró ya en la ruptura del marco de acuerdo firmado entre Malik y el poderoso Nafi’e Ali Nafi’del NIF/NCP el 28 de junio, un acuerdo públicamente despreciado por el mismo Presidente Bashir a su regreso de China (1 de julio). Al Bashir declaró entonces en las oraciones del viernes:

«He ordenado a las tropas que intensifiquen sus operaciones en el Sur Kurdufan hasta que la limpieza de la región sea completa” fueron sus palabras recogidas por la Agencia Nacional de Noticias.

Esto debió ser una señal clara de lo que seguiría. Pero sea cual sea la razón que explique la ausencia de ninguna respuesta internacional –entonces ni ahora- muestra una vez más la falta absoluta de preparación ni anticipación ante eventos tan graves y desestabilizadores como los que azotan Sudán en últimos días. Esta falta absoluta de anticipación parece haberse convertido ya en la norma en lo que se refiere a Naciones Unidas, los EEUU, la Unión Africana y los europeos cuando se refiere a Jartum. Y va pareja a la muy llamativa lentitud, peor, incluso reparo en reconocer los crímenes masivos y atroces que se cometieron en el Sur Kurdufan en junio, pese a que fueron ampliamente documentados en un informe de Naciones Unidas sobre lo que estaba sucediendo, filtrado en la Organización. Más aún, fotografías de satélite confirmaron con rotundidad la existencia de muchas fosas comunes, con capacidad para miles de cuerpos. Estas evidencias fotográficas fueron confirmadas en todos los casos por testimonios de numerosos testigos recogidos por investigadores de Naciones Unidas (testimonios recogidos para un informe que nunca redactaron oficialmente) y por Satellite Sentinel Project, que disponía también de agentes en Kadugli. Muchos Nuba que consiguieron huir de la zona hacia Sur Sudán han descrito con detalle la localización de las fosas.

¿No es demasiado costoso reiniciar la Guerra para Jartum?

En los últimos meses se ha repetido como de sobra probada la afirmación de que por muy brutal y despiadado que es sin duda el régimen del National Islamic Front/National Congress Party (NCP, partido de Bashir), sería incapaz, simplemente, de permitirse reiniciar una guerra contra el Sur – que sería demasiado costosa para el régimen, ahora que la economía en el Norte se ha desplomado, con una altísima y aún creciente inflación, la perspectiva de ingresos por el petróleo decreciendo y una deuda externa inmensa (más de 38 miles de millones de dólares) que no puede ser pagada sin ayuda de la comunidad internacional. Pero esta afirmación, que provenía del mayor sentido común, había enfocado el asunto de forma errónea. La cuestión que plantea el régimen del NCP es en realidad hoy hasta qué punto su garra sobre el poder y la riqueza de Sudán puede mantenerse SIN la guerra, una guerra que por supuesto pretenden mantener en la periferia. Y esa cuestión está siendo contestada, cada vez más alto, por los elementos más feroces en las filas del Ejército y los más extremistas de la arena política. Se ha producido “una especie de golpe de estado encubierto” en Jartum, como ha reconocido confidencialmente una fuente muy cercana al régimen: “Es la hora de los militares”.

Lo que Jartum más teme es que con la secesión del Sur Sudán, las fuerzas que se rebelan contra su marginalización –así como contra la rígida imposibilidad para las libertades políticas y para la participación justa en el poder y la riqueza del país- están ahora todas en el Norte. Si todas estas diferentes fuerzas encuentran un resquicio para establecer una coalición militar poderosa –que alcanzaría desde el Este del Chad hasta Etiopía, y por el Norte hasta la región Beja, en la frontera con Eritrea- podrían derribar el régimen, incluso sin mucha ayuda de la oposición ‘tradicional’ en el Norte, la cual está muy debilitada tras 22 años de acoso por la dictadura del NCP.

Diferentes analistas y observadores de esta ofensiva militar a sorprendente escala en la región del Nilo Azul coinciden en este punto, aunque con matices diferentes. Chris Phillips, del equipo de información de The Economist, lo puso en los siguientes términos para Reuters: “el objetivo de Jartum es eliminar al SPLM-Norte antes de que se convierta en una fuerza militar muy poderosa”. Fouad Hikmat, del International Crisis Group argumenta que “Jartum considera al SPLM-Norte como una seria amenaza política, y no solo militar”. Y que lo que estamos viendo “podría ser la vanguardia de un gran movimiento que movilice otro nuevo Sur dentro del Norte de Sudán”.

Pero atacando Blue Nile, y destruyendo la casa de su Gobernador Electo Malik Agar, Jartum ha quemado ya toda opción de un acuerdo con el SPLM-norte. De hecho, había sido Malik Agar el que convenció al líder del SPLM/A del Sur Kurdufan, Abdel Aziz el-Hilu, para que se sentase a negociar con el Régimen. Es ahora simplemente imposible visualizar como ninguna negociación puede continuar cuándo es atacado el mismo gobernador que era favorable a ella, no solo en su estado sino en el vecino y hermano del Sur Kurdufan.

El mayor peligro estriba ahora que en las mismas Fuerzas militares del nacido Sur Sudán se vean envueltas en los combates. Hasta ahora Juba (capital del Sur Sudán) y los líderes del SPLA que gobierna el Sur Sudán se han contenido con fuerza ante lo que se ve como provocaciones cada vez mayores: Los bombardeos de Jartum sobre el mismo Sur, en concreto en Unity State y en Western Bahr el-Ghazal en Noviembre de 2010, y la ocupación de Abyei, que termina con las aspiraciones de autodeterminación acordada para esa región. Pero se hará cada vez más difícil al SPLA, ahora oficialmente el Ejército Nacional de Sur Sudán, contemplar impasibles cómo sus aliados de la guerra, sus ‘hermanos en armas’ en Sur Kurdufan y Blue Nile son machacados sin piedad por las Fuerzas Aéreas de Jartum, y como millares y millares de civiles huyen aterrorizados hacia ellos en el Sur, y hacia Etiopía (el Alto Comisionado para los Refugiados habla de unos 16.000 civiles salidos en estos días del Blue Nile solo hacia Etiopía, y otras estimaciones son muy superiores). Por otro lado, la amenaza de una catástrofe humanitaria sin precedentes en las montañas Nuba –Jartum continúa bloqueando sin piedad toda ayuda humanitaria- y la posibilidad de otra similar en Blue Nile está pesando, ya con fuerza, en los dirigentes del Gobierno en Juba (Sur Sudán).

Lo que se está desarrollando en Sur Kurdufan y en Blue Nile no ‘conviene’ a nadie – ni al Sur, ni al Norte- . Los únicos que se ven a sí mismos beneficiados son algunos miembros más despiadados y brutales del aparato político-militar del Frente Islámico de Salvación-Partido Nacional del Congreso en las filas del régimen de Jartum. Porque entienden que si pierden el poder, todos acabarán antes o después en La Haya, acusados de crímenes contra la humanidad, genocidio y crímenes de guerra.

“la hora de los militares”

La frase es citada por Julie Flint, una muy fiable y perfectamente informada periodista en Sudán, que dice recogerla de una fuente situada en el Régimen. Intentan explicar así cómo el Gobierno de Jartum ha optado por esta línea de incomprensible –aún para ellos- violencia, por una guerra de destrucción total dirigida contra la población civil: “Es la hora de los militares – una amarga y vindicativa reacción en defensa de su estatus- venga lo que venga. Una actitud de castigo brutal que nace de lo visceral y escapa a todo cálculo racional de las consecuencias”.

Este es el rostro del poder en Jartum, y mientras el mundo no despierte y reaccione ante las consecuencias que pueden tener acciones nacidas de tanta crueldad, la guerra seguirá creciendo y creciendo hasta devorar (de nuevo) a todo el Sudán.

Eric Reeves

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Publicado en Sudán Tribune, el 3 de Septiembre de 2011.

*Eric Reeves es Catedrático de la Universidad Smith y autor de «A Long Day’s Dying: Critical Moments in the Darfur Genocide».

Análisis enviado y traducido por Santiago Izco Esteban.

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