La respuesta inteligente a la violencia en África y en el mundo.

18/07/2016 | Editorial

Las recientes masacres en Sudan del Sur, Kivu (RDC), Siria, Irak, Niza, Ancara, Yemen o Texas, señalan una escalada de violencia y también revelan las diferentes respuestas que se dan a la violencia.

Prevalecen las respuestas necias y ciegas, del ojo por ojo y diente por diente. Se olvida la única respuesta inteligente a la violencia, que es: diálogo, integración y justicia social, al estilo de N. Mandela.

De hecho hoy 18 de julio es el Día Internacional de Nelson Mandela. Su vida, capacidad de dialogo, de reconciliación, de integración social y de colaboración con todos para potenciar el bien común, fue y sigue siendo una inspiración para todos los líderes africanos y mundiales y un ejemplo de auténtico líder integro.

La verdadera raíz de tanta frustración y violencia, radica sobre todo, en líderes prepotentes, egoístas, irresponsables, y también en una sociedad poco participativa y solidaria.

Realmente es sorprendente la ceguera y prepotencia de gran parte de los líderes poderosos en África y en el mundo.

La gestión nefasta e injusta de los dictadores y muchos líderes de naciones poderosas,se delata en que primero crean el problema del empobrecimiento, la miseria y la frustración de falta de oportunidades, a través del acaparamiento de tierras, y del contrrol de recursos y mercados.

Luego los mismos gobiernos poderosos provocan las reacciones violentas a través de grupos arañados, para terminar imponiendo con violencia su solución que significa un mayor control de poder y recursos eomo sucede en Siria, Irak y en Africa.

Un ejemplo concreto. De los miles de personas que fueron masacradas en el norte de Uganda, entre 1986 y 2006, una investigación de la Comisión de Justicia y Paz en Gulu descubrió que más de la mitad habían sido ejecutadas por el ejército y el resto por el grupo guerrillero de Kony. Unos 30.000 menores fueron secuestrados por Kony.

La represión violenta de los dictadores, como sucede ahora mismo en Turquía, y como lo vimos ya en Ruanda, Uganda, Zimbabue, etc. es más cruel que el primer brote de violencia.

Es cierto que existe el derecho a la defensa personal en caso de peligro. Pero en los casos mencionados no se trata de defensa sino de venganza, es decir de continuar la espiral de la violencia, que es la locura más trágica de la humanidad. Nunca la violencia se ha superada con más violencia, aunque se haya podido parar de momento. No se puede apagar el fuego añadiendo más leña seca.

La inmensa mayoría de nuestros líderes políticos y financieros, solo creen en el poder y en el control a toda costa, que solo se pueden llevar a cabo con violencia.

Semejantes gobernantes prepotentes, intentan lavar su cara con discursos sobre democracia y derechos humanos y van por el mundo sin vergüenza diciendo como van a solucionar el reto de los refugiados, que ellos mismos provocan, dando al mundo un auténtico escándalo de ceguera y falta de humanidad.

Dispensan ingentes sumas de finanzas para levantar muros alrededor de Europa, como Turquía y Grecia, y para detener a las personas que buscan refugio, por el camino, como en: Senegal y Marruecos. Después de hacerles la vida imposible en sus países de origen, le negamos la acogida y los derechos humanos que se merecen.

Por suerte la humanidad ha conocido líderes mundiales en todos los continentes, que han sido auténticos ejemplos de sabiduría, non-violencia, dialogo, integración, justicia social y compromiso por el bien común.

Mahatma Gandhi fue un abogado, político y pensador indio del siglo XIX y XX (nació el 2 de octubre de 1869 y murió asesinado el 30 de enero de 1948) conocido principalmente por reivindicar y conducir la independencia de la India y la reconciliación de hindús y musulmanes, a través de métodos no violentos.

Martin Luther King, Atlanta, 1929. Pastor baptista estadounidense, defensor de los derechos civiles. La larga lucha de los norteamericanos de raza negra (afrodescendientes) por alcanzar la plenitud de derechos conoció desde 1955 una aceleración en cuyo liderazgo iba a destacar muy pronto el joven pastor Martin Luther King. Su acción no violenta, inspirada en el ejemplo de Gandhi, movilizó a una porción creciente de la comunidad afroamericana hasta culminar en el verano de 1963 en la histórica marcha sobre Washington, que congregó a 250.000 manifestantes.

Nelson Rolihlahla Mandela; Transkei, 1918 – Johannesburg, 2013. Activista y político sudafricano que lideró los movimientos contra el apartheid y que, tras una larga lucha y 27 años de cárcel, presidió en 1994 el primer gobierno que ponía fin al régimen racista. El siglo XX dejó dos guerras mundiales, los campos de exterminio y el terror atómico, pero también grandes campeones de la lucha contra la injusticia, como Mahatma Gandhi o Martin Luther King. El último y más carismático de ellos fue Nelson Mandela.

“Mis pensamientos se centran en el nuevo mundo que está surgiendo, en la nueva generación que declara una lucha abierta contra todas las formas de crueldad, contra cualquier orden social que defienda los privilegios económicos para una minora y que condenen a la población a la pobreza y a la enfermedad, el analfabetismo y al sinfín de males que van de la mano de una sociedad estratificada.” (Conversaciones. Paga 218)

“Nadie nace odiando a otra persona por el color de su piel, su procedencia o su región. El odio se aprende, y si es posible aprender a odiar, es posible aprender a amar. Ya que el amor surge con mayor naturalidad en el corazón del hombre que el odio…La bondad del hombre es una llama que puede quedar oculta, pero que nunca se extingue”. (El largo cariño hacia la libertad. Pag.645).

“Cuando salí de la cárcel esa era mi misión: liberar tanto al oprimido como al opresor. Hay quien dice que ese objetivo ya ha sido alcanzado, pero sé que no es así. La verdad es que aún no somos libres…Ser libre no es simplemente desprenderse de las cadenas, sino vivir de un modo que respete y aumente la libertad de los demás” p.647

A ver si nuestros líderes actuales aprenden de estos y otros líderes íntegros, a trabajar responsablemente, en dialogo con todos, integrando a todos y generando un desarrollo sostenible para toda la sociedad. Así se evitaría las causas de la violencia.

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