La reducción de la ayuda por parte de los donantes aumentará la deuda de África

21/10/2010 | Crónicas y reportajes

Los recortes de los presupuestos de los países ricos están llevando a recortes en la ayuda, y muchos de estos recortes pueden suponer un cambio de subvenciones a préstamos a bajo interés, sembrando las semillas de una futura crisis de deuda en África y otros países pobres de todo el mundo.

El presupuesto de la mayoría de los estados africanos se infló cuando explotó el crecimiento en 2009, incluso aunque algunos de ellos entraron en la crisis financiera en una relativamente fuerte salud fiscal, debido a grandes rondas de condonación de la deuda, y la mejora gradual de las políticas económicas.

El crecimiento se ha recuperado bien este año, el Fondo Monetario Internacional prevé un 5 % para el África subsahariana, haciendo que muchos gobiernos desvelen aumentos de dobles dígitos en el gasto al mismo tiempo que aseguran a los donantes e inversores que los déficits caerán a unos niveles más manejables en un par de años.

El todavía no cuantificado recorte de la ayuda que probablemente repercuta este año, no va a ayudar mucho a esta causa, pero en las cifras de los presupuestos, grandes receptores como Zambia, Uganda y Tanzania han tenido en cuenta los recortes en la ayuda del exterior, que algunas veces ha llegado a suponer hasta la mitad de los ingresos del estado.

El presupuesto de Tanzania refleja una reducción en ayuda externa de 840 millones de dólares en 2009/2010 a 534 millones este año, una cifra que todavía representa el 25 % del dinero destinado a proyectos en el país.

De manera similar, los donantes están asegurando una cuarta parte del actual presupuesto de Uganda, aunque un grupo de ellos dijeron en agosto que su contribución el año que viene se reduciría en al menos un 10 %, aparentemente debido a las preocupaciones por la corrupción.

Y en Zambia, el mayor productor de cobre de África, la proporción de la ayuda exterior para el presupuesto del 2011 es el 7.7 %, la mitad que el año anterior, por las preocupaciones de los donantes por la corrupción.

Los expertos dicen que la principal reducción de la ayuda bilateral es sólo uno de los aspectos preocupantes de la ecuación financiera africana. De los grandes donantes, sólo Gran Bretaña ha prometido mantener la previsión del gasto en desarrollo del 0.7 % del producto interior bruto, para 2013.

Cambio de subvenciones a préstamos

Es igualmente preocupante la posibilidad de que los donantes inflen sus cifras de ayuda, cambiando la ayuda de las subvenciones, que en efecto son regalos, a préstamos concesionarios, que deben ser devueltos, aunque sea a tipos de interés bajos.

“Es un doble revés, por un lado los países africanos luchan por salir adelante en la crisis, y por otro los donantes potencialmente cambiarán la forma de ayuda de subvenciones a préstamos”, explica Daniel Coppard, un analista de las Iniciativas de Ayuda y Desarrollo, con sede en Gran Bretaña.

No más almuerzos franceses gratis

En 2005, los donantes de la cumbre del G-8, reunidos en Gleneagles, Escocia, prometieron duplicar su ayuda hasta los 50.000 millones de dólares en cinco años, una promesa ambiciosa que no ha sido cumplida en la realidad.

Es más, la tendencia desde entonces ha sido a dar más ayuda mediante préstamos. lo que supone un riesgo de producirse el efecto contrario, ya que los ministros de Finanzas de los países ricos, escasos de liquidez, buscan astutas maneras de hacer que sus presupuestos para el desarrollo sean más amplios.

Por ejemplo, la mayoría de las definiciones de “préstamo bilateral” lo clasifican como “ayuda” si una cuarta parte de la cantidad es una subvención, lo cual significa que los donantes pueden recortar el coste de sus partidas para la ayuda al desarrollo en un 75 %, y después ingresar el coste a un tipo de interés bajo toda la duración del préstamo.

“En 2009, la proporción de préstamos de la ayuda de Francia se disparó”, cuenta Coppard, “teóricamente, esto hay que devolverlo”.

Las implicaciones de este tipo de cambio por parte de otros donantes serán muy duras, enterrando a muchos estados africanos bajo la montaña de obligaciones que hizo surgir la iniciativa de condonación de deuda a los países pobres altamente endeudados, HIPC, en 2005.
Por ejemplo, si todas sus subvenciones extranjeras se convierten en préstamos mañana, Tanzania tendrá un déficit en su presupuesto del 25 % del PBI, un nivel que ahogaría sus planes de un Eurobono de 500 millones de dólares.

De manera similar, el 23 % del presupuesto de Zambia, que también tiene la ambición de intervenir en el mercado internacional de capital, estaría financiado por deuda en lugar de por el 15.5 % de los préstamos domésticos y externos de ahora, que figuran en las hojas de cálculo del ministerio de Finanzas.

En general, la ayuda al África subsahariana fue de 38.000 millones de dólares, o el 5 % de su rendimiento en 2008, según el Banco Mundial aunque esto ascendería al 7.5 %, si se excluye a Suráfrica, la mayor economía de África.

Los signos de que la respuesta austera de los donantes a sus propios problemas financieros puede acabar exacerbando a África, ya están aquí. Según un estudio de FMI, la deuda pública total de los países de ingresos bajos ha aumentado a un 35 % del PBI en 2010, de un 30 % en 2008.

“Hay una sensación en el mundo desarrollado de que de alguna manera se ha tratado el problema de la deuda, pero en realidad no se ha hecho”, dice Jonathan Glennie, investigador del Instituto de Desarrollo en Ultramar de Gran Bretaña, “durante la crisis, se ha hablado mucho sobre conseguir dinero para enviar rápidamente a los países pobres. Pero siempre es relativamente fácil conseguir dinero, y mucho más difícil cancelar las deudas”.

ED CROPLEY

Mail & Guardian

[Fundación Sur]

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