La nutrición, el hambre y la obesidad en África y en el mundo

25/06/2018 | Editorial

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La humanidad apenas consume el 1% del total que la naturaleza ofrece. Ocho plantas de cultivo (cebada, judías, cacahuete, maíz, patatas, arroz, trigo y sorgo) aportan el 53% del consumo medio de calorías. Estas plantas son los productos básicos que aseguran hoy la supervivencia de millones de personas. Hablamos de Europa alrededor del trigo, Asia sobre el arroz, América con el maíz y África con mijo.

Alimentarse es la necesidad más básica del ser humano. Pero la mesa es desigual. Por un lado 2.000 millones de personas con sobrepeso, al otro 815 millones de personas sufren hambre, sobre todo en el hemisferio sur.

Los tres cereales básicos son el arroz, el maíz y el trigo. Más de 4.000 millones de personas viven de ellos.

La malnutrición engloba tanto la desnutrición, como el sobrepeso. Es necesario alimentarse y alimentarse bien. Necesitamos una dieta equilibrada para las personas y para el medio ambiente. Potenciar la dieta vegetariana sobre el consumo de carne, y equilibrar esa dieta con una vida sana de ejercicio.

Por otra parte los alimentos frescos no llegan ni al 10% del total de lo que se consume en supermercados de los países en desarrollo y es menos del 50% en países desarrollados.

La prosperidad está haciendo enfermar a muchas personas que se alimentan de galletas, helados y de alimentos ultra procesados. Una de cada tres personas en el mundo sufre de malnutrición, desde la desnutrición aguda y crónica hasta el sobrepeso y la obesidad.

¿Es la obesidad, la otra epidemia del siglo XXI?

En 2008 la población urbana del mundo superó a la rural por primera vez en la Historia, y se prevé que para 2030, el 60% vivirá en las ciudades.

Especialmente preocupante es, además del hambre por un lado, el sobrepeso y la vida sedentaria por el otro lado, particularmente en Latinoamérica, donde el 60% de los habitantes tienen sobrepeso. Comer lo más fresco posible es invertir en salud y medioambiente.

Hay 422 millones de adultos que tienen diabetes. Uno de cada 11 la padece. Al mismo tiempo, Japón es un modelo mundial de dieta saludable. Con solo un 4,3% de obesidad. Su cultura de alimentación saludable incluye muchas verduras, frutas y pescado. (Washoku, patrimonio de la Unesco). A mí también me sorprendió su alimentación muy natural y saludable.

La educación alimentaria y nutricional es necesaria para comer bien. Ser consciente de la cantidad de alientos que necesitamos en cada momento y comer con moderación (mindful eating).

Promover los alimentos naturales, frescos, con abundantes verduras y frutas. Los mercadillos con productos naturales, los huertos escolares y huertos urbanos, también pueden contribuir a mejorar las comidas.

Primero: los cereales integrales, 2º: verduras y frutas, 3º: magras, aves, pescados, huevos, legumbres, frutos secos, 4º: carnes rojas con moderación, 5º: por último: pasteles, helados, azucarados en poca cantidad. Junto con una alimentación sana, es necesario beber unos 6-8 vasos de agua al día, y caminar al menos una hora al día.

Tiramos a la basura, hasta el 30% de los alimentos que producimos, y esto significa un desperdicio de alimentos, de energía y de deterioro medioambiental. Al comer, cambiamos el mundo.

Valencia fue elegida Capital mundial de la Alimentación Sostenible en 2017 y acogerá el Centro mundial para la alimentación sostenible, con productos de proximidad, naturales y menos ultra procesados.

¿Qué alimentos se desperdician más? Un 30% de cereales, un 20% de lácteos, un 45% de raíces y tubérculos, un 35% de pescados, un 45% de frutas y hortalizas, un 20% de carne y 22% de legumbres.

Alimentarnos de comida sana, con los cinco sentidos, sin prisa y disfrutando de la compañía.

Cada año fallecen 3,4 millones de personas como consecuencia del sobrepeso o la obesidad.

Consumir pues productos ecológicos, saludables, variados, equilibrados, con suficiente agua y un ritmo de vida sana, a nivel físico, mental, emocional, familiar, social y espiritual.

La nutrición es parte de los ODS, para una vida digna, sana y solidaria, de toda la familia humana, en todos los continentes.

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