“La no-violencia: un estilo de política para la Paz, en África y en el Mundo”

9/01/2017 | Editorial



Cada año nuevo comenzamos deseando a todos y trabajando, por la paz real, que nace de la justicia social y de la solidaridad con todos los pueblos. Lo que más necesitamos cada año nuevo, es un corazón renovado por la preocupación y el cuidado de los demás, para que todos puedan vivir en dignidad.

Cuando las víctimas de la pobreza y de la violencia llegan incluso a superar toda agresividad y deseo de venganza, se convierten en los protagonistas más creíbles en los procesos no violentos de construcción de un mundo nuevo.

La no-violencia y el compromiso por un mundo más justo, se debe trasformar, desde el nivel local y cotidiano hasta el orden mundial, en el estilo característico de nuestras decisiones, de nuestras relaciones, de nuestras acciones y de la política en todas sus formas.

Todos los días vemos el sufrimiento que causa tanta violencia: las guerras en diferentes países y continentes, las víctimas de la trata, la devastación del medio ambiente, el acaparamiento de tierras y recursos, así como la miseria, desigualdad, refugiados y frustración de las sociedades africanas.

Las ingentes cantidades de recursos que se destinan a fines militares son sustraídas de las necesidades cotidianas de los jóvenes, de las familias en dificultad, de los ancianos, de los enfermos, de la gran mayoría de los habitantes del mundo.

Como dice el Papa Francisco en su mensaje para el día de la Paz: “El verdadero campo de batalla, en el que se enfrentan la violencia y la paz, es el corazón humano. Porque de dentro del corazón del ser humano, salen los pensamientos perversos y las acciones violentas”.

Al mismo tiempo, sabemos cómo existe algo más fuerte que la violencia.

La no-violencia practicada con decisión y coherencia ha producido resultados impresionantes. No se olvidaran nunca los éxitos obtenidos por Mahatma Gandhi y Khan Abdul Ghaffar Khan en la liberación de la India, y de Martin Luther King, contra la discriminación racial, ni la visión y coraje de Nelson Mandela en la integración de todas las razas en la nueva Sudáfrica.

En especial, las mujeres son frecuentemente líderes de la no violencia, como por ejemplo Leymah Gbowee y miles de mujeres liberianas, que han organizado encuentros de oración y protesta no violenta, obteniendo negociaciones de alto nivel para la conclusión de la segunda guerra civil en Liberia.

La compasión y la no-violencia son esenciales e indican el camino de la vida en armonía familiar y social. Solo la paz nos vale y da vida y desarrollo con dignidad.
La raíz de toda política y economía no violenta se encuentra en el seno de la familia. En la familia aprendemos a comunicarnos, a cuidarnos unos a otros de forma desinteresada, a superar desacuerdos y conflictos con dialogo, respeto , búsqueda del bien del otro, y el perdón mutuo.

Como dice el Papa Francisco: “Una ética de fraternidad y de coexistencia pacífica entre las personas y entre los pueblos no puede basarse sobre la lógica del miedo, de la violencia y de la cerrazón, sino sobre la responsabilidad, el respeto y el dialogo sincero.”

Una ecología integral también está hecha de simples gestos cotidianos donde rompemos la lógica de la violencia, del aprovechamiento, del egoísmo, para cuidarnos unos de otros a vivir con dignidad.

Hablamos siempre de una no-violencia activa, para superar todo uso de palabras agresivas y fuerza violenta, con un compromiso por la reconciliación, el entendimiento, el bien común y la confianza mutua.

“Esto es también un programa y un desafío para los líderes políticos y religiosos, para los responsables de las instituciones internacionales y los dirigentes de las empresas y de los medios de comunicación de todo el mundo: aplicar el espiritu de la solidaridad justa y responsable, en el desempeño de sus propias responsabilidades.” (Mensaje del Papa)

Construir una sociedad, comunidad o empresa en la que responsables y miembros rechazan todo descarte o querer vencer a cualquier precio. Todo conflicto puede convertirse en ocasión de transformación y nuevo entendimiento. La unidad es más importante que el conflicto.

Necesitamos acoger y cuidar a los refugiados, los enfermos, los excluidos y marginados, las víctimas de los conflictos armados y de las catástrofes naturales, desempleados y las victimas de cualquier forma de esclavitud y tortura.

“Todos debemos construir comunidades no violentas que cuiden de la casa común. Todos podemos ser artesanos de la paz,” concluye el papa Francisco.

Que 2017 se una año de compromiso común para superar toda injusticia, violencia, corrupción, gobernanza irresponsable, con actitudes y comportamientos que promuevan integración, empleo, vida digna para todos, respeto mutuo, acuerdos justos y solidaridad real, para que no haya jamás, personas descartadas.

Feliz Año 2017, por la no-violencia y la dignidad de cada ser humano.

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