“La justicia y la caridad se besan”

21/07/2014 | Editorial

Los conceptos de: “justicia y caridad” son quizás los más confundidos, por líderes religiosos y civiles.

Las dos palabras son utilizadas genéricamente, sin precisar el significado exacto que les estamos dando. Estos son dos conceptos con múltiples significados cada uno, y utilizarlos sin suficiente precisión, contribuye a la difusión de mensajes confusos y hasta equivocados.
Imitando al Papa Francisco, muchos hablan de “salir a las periferias”, de “una iglesia en salida”. La cuestión es: salir, pero,¿ para qué tipo de misión?

Líderes políticos, religiosos y ONG, “hablan con frecuencia” de vivir cerca de los pobres, e incluso, con ellos. La cuestión es: ¿Cuál es el objetivo?.

En el Sínodo de Obispos de 1971 en Roma, se afirmó: “El trabajo por la justicia social es parte constitutiva de la Evangelización”. No era nada nuevo, pues la Biblia nos dice claramente: “Lo que te pide Dios, es: hacer justicia con el pobre, amar el bien y caminar humildemente en la presencia de tu Dios”.( Miqueas 6,8)

La justicia bíblica incluye necesariamente la compasión, y la misericordia bíblica camina siempre abrazada a la justicia, según el Reino de Dios.

El Evangelio es también claro: “Buscad, pues, primero el reino y su justicia, y todo lo demás se os dará por añadidura”. (Mateo 33). Jesús es siempre justo y compasivo.

“El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ungió para evangelizar a los pobres, me envió para anunciar a los cautivos la libertad, a los ciegos la recuperación de la vista, para poner en libertad a los oprimidos, para anunciar un tiempo de gracia del Señor”. (Lucas 4,18).
Durante los últimos cincuenta años, la doctrina social de la Iglesia, nos recuerda que, junto con la respuesta tradicional de la “caridad asistencial” que se otorgaba para aliviar el problema del sufrimiento humano, es fundamental procurar sanar al mismo tiempo las mismas raíces de la opresión, del empobrecimiento y de la violencia, trabajando por la dignidad humana, por la justicia social y por el bien común.

Benedicto XVI nos recuerda esta relación esencial de la justicia social con la caridad asistencial, en su encíclica: “Caridad en Verdad”. Nos dice entre otras cosas: “Sin verdad, la caridad cae en mero sentimentalismo…No puedo “dar” al otro de lo mío sin haberle dado en primer lugar lo que en justicia le corresponde… Amar a alguien es querer el bien del otro y trabajar por el bien común”.

Es conveniente recordar la historia de “los cuerpos que bajaban por el rio”.

“Había una vez un poblado situado al lado de un hermoso rio. La gente vivía en paz y disfrutando de los bienes de su tierra. Hasta que un día comenzaron a ver algunos cuerpos que descendían con las aguas del rio.

Se organizaron en el poblado para ayudarles: a los que bajaban vivos los acomodaban en alguna familia caritativa, a los que descendían heridos los llevaban al hospital y a los que estaban muertos los enterraban. Y así pasaron los años, con toda una organización de caridad asistencial para con los necesitados.

Hasta que un día alguien comenzó a preguntarse: ¿“por qué no vamos rio arriba, para ver de dónde vienen tantos cuerpos”?

Así llegaron a descubrir y a tratar de sanar las causas de tanto mal y de tanto sufrimiento. Es decir, comenzaron a denunciar las raíces de tanta injusticia y a trabajar para promover juntos el dignidad y el bienestar de todas las personas.”

Nos lo recordó Juan Pablo II: ”Si quieres la paz, educa y trabaja por la justicia”.

El ultimo Sínodo africano de 2011, se centró sobre este tema: “Promover la paz, a través de la justicia, de la reconciliación y del diálogo entre culturas y religiones”.

El Papa Francisco en su exhortación: “La alegría del Evangelio” nos confirma los mismos principios sobre la dimensión social del Evangelio: “Nuestra fe en Jesús, quien vivió con y por los pobres, nos anima a procurar el desarrollo integral de los empobrecidos (n.186)…a buscar siempre la liberación y la integración de las personas empobrecidas en la sociedad (n.187)…a descubrir las nuevas formas de empobrecimiento y esclavitud del ser humano, para intentar superarlas…Debemos denunciar una economía de exclusión social (n.53), y un sistema social y económico que es injusto en su raíz (n.59)…y que solo busca controlar el mercado y el consumo… Necesitamos una fe transformativa para construir un nuevo mundo…Queremos construir una economía que sirva a toda la humanidad, y no que se sirva de los demás…Necesitamos promover el desarrollo integral de los empobrecidos, lo cual va mas allá del servicio asistencial, que les alivia pero los deja donde están (n.204)…Esto implica la cooperación para resolver las causas estructurales de la pobreza y de las injusticias sociales (n.188)…Esto exige el dialogo social constante, entre la razón, las ciencias y la fe (n.242)”

Para construir un nuevo orden social, necesitamos fundamentarlo sobre la ética global de la dignidad humana y de los derechos humanos, respetando siempre la diversidad cultural de cada pueblo.

Os deseamos unas buenas vacaciones de verano a todos nuestros amigos y colaboradores. Hasta el 1 de Septiembre!

La Dirección de África Fundación Sur.

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