La Jatrofa y la Soberanía alimentaria , por Maurice Oudet, Presidente del SEDELAN

23/06/2010 | Bitácora africana

La jatrofa: ¡un cáncer!

El 10 y 11 de junio del 2010 fui a Barsalogo, en el noreste de Burkina, (región de emigración por excelencia), allí encontré dos grupos de agricultores. El primero ha formado una asociación de desarrollo que trabaja en muchos frentes: la planificación familiar, el VIH / SIDA, la malaria, la vacunación de niños, la mal nutrición, los matrimonios obligados… y acaba de añadir una flecha más para su arco: la jatrofa. El segundo grupo, integrado especialmente por mujeres, intenta desarrollar la horticultura.

Los que están dispuestos a invertir en la jatropha nos dijeron que los contactó un belga que ha obtenido fondos de la UE (a través de «El Servicio laico de Cooperación al Desarrollo” de una universidad de Bruselas). El objetivo es producir combustible suficiente para el generador el ayuntamiento de Barsalgo que provee de energía a toda la ciudad. Con ese fin, el «proyecto» ha invertido ya en la creación de un vivero con 66.000 plantas de Jatropha y en la construcción de los edificios que albergan el material de alta prestación: una prensa caliente (mediante una caldera que alimenta un circuito de vapor de agua), un filtro con 15 elementos filtrantes, en serie, y un almacén de stock. ¡Lo bastante para impresionar a los visitantes… y campesinos, y darles confianza!

El proyecto parece tentador. Sobre todo, porque el combustible esperado se destina al consumo local. Los líderes de la asociación campesina me dijeron que parte de las semillas de la jatropha se utilizará para crear setos y el resto se destinará a recuperar tierras abandonadas por inservibles.

Las plantas se venderán a 60 F la unidad. Los agricultores pagarán sus deudas mediante la entrega de sus cosechas. Piensan que, a partir del primer año, podrán obtener semillas. Cuando les pregunté a qué precio pagarán las semillas de jatropha, la respuesta fue sencilla: ¡el precio no se ha fijado aún! Dependerá de los precios de mercado. Algunos esperan recibir más de 100 francos por kilo. Otros no esperan más de 60 F / kg., pero todos están convencidos de que, desde el primer año o el segundo, cada árbol de jatropha dará 2 kg de semillas anuales. Aunque los estudios prueban que hacen falta cinco años para que la jatropha dé su pleno rendimiento.

Les aconsejé utilizar sobre todo estas plantas para hacer setos, pues así, aunque la cosecha no corresponda a las expectativas, no todo será pura pérdida: los setos vivos protegen los campos. En cuanto a plantar jatrofa para restaurar el suelo exhausto, les dije, que se trata de una noble empresa, pero difícil. Si lo lográis, decídmelo.

Pero, si contáis tener los mismos ingresos con esos terrenos agotados, y si necesitáis el dinero para vivir, sed prudentes. Comenzad con pequeñas superficies, y verificad las ganancias. Es probable que no obtengáis la misma ganancia en esas tierras que en las buenas tierras que rodean vuestros campos.

Constaté que mi mensaje no calaba. El juego ya estaba hecho. Les han presentado la jatropha como la planta milagro que crece en todas partes, es generosa produciendo la cosecha esperada en todas partes, sea cual sea el terreno, y, además, restaurará los terrenos agotados alrededor de Barsalgo en un radio de hasta 20km.

Al día siguiente tuve la ocasión de intercambiar con unas veinte mujeres que intentan desarrollar la horticultura. Al final de la reunión, puse algunas preguntas con el fin de comprender la situación de los campesinos y el estado de sus campos. Las respuestas me permiten decir que se trata de una población agrícola dejada a sí misma, que no ha sabido adaptarse a la presión demográfica. Con el aumento de la población, ya no tiene suficientes tierras para seguir practicando el barbecho, elemento esencial en el método tradicional.

A causa del aumento de la población, los agricultores han roturado nuevas tierras y han talado numerosos árboles para poder cultivar. Pero al mismo tiempo, el aumento del número de habitantes han aumentado las necesidades en leña (para calentar el agua, cocinar y preparar la cerveza de mijo)… así que ahora la leña escasea y todo lo que puede alimentar la tierra se quema en el hogar, y las tierras están agotadas.

Me dirán ustedes: pero, la jatropha, ¿no suplirá esta falta de leña? Sí, ¡dentro de 50 años, cuando baje sensiblemente la producción de nueces! Pero mientras tanto, urge acompañar a esta población para que sea capaz de alimentar la tierra de sus campos, practicando el zai (con buen compost) y construyendo barreras de piedra para retener el agua de lluvia. Lanzar a los campesinos en un proyecto de rentabilidad no segura, es desviarlos de su misión propia: «producir los alimentos que el país y ellos mismos necesitan. » Lo que necesitan es un proyecto que les ayude a comprender por qué tienen que adaptarse a la realidad de hoy y hacer todo lo posible para alimentar sus tierras.
De camino de vuelta a Kudugu, reflexionaba sobre lo que había visto en Barsalgo, pero también en Boni, o a lo que había leído sobre otros proyectos en Burkina (en Dori, en las cercanías de Bobo-Diulaso…) y en otros países (Senegal, Ghana, Tanzania, Mozambique…). Y me decía que la jatrofa es un verdadero cáncer . A mi llegada, consulté el diccionario:

«El cáncer es una enfermedad caracterizada por la proliferación celular anormal importante en un tejido normal del organismo de suerte que la supervivencia de éste se ve amenazada. «… Y me dije: ¡esto es exactamente!

No conozco ningún caso parecido. Nos encontramos frente a una planta aún mal conocida, de la que no tenemos ninguna prueba de éxito industrial (al contrario con numerosos fracasos, y con un rendimiento habitual muy lejano del esperado); no ha sido testada ni su conveniencia ni su capacidad de adaptación en tierras áridas… y sin embargo los países del norte han logrado extenderla por todas partes en África.

Todos dicen: «Es una planta que crece en tierras áridas…»
pero en todas partes se requisan las tierras buenas.

Acaban de realizar un estudio en Mozambique. Sus conclusiones son inequívocas: «Los combustibles elaborados a partir de las nueces de jatropha no son una solución sostenible, y la producción de estas últimas está remplazando a la de los alimentos. Es la conclusión a la que ha llegado el reciente estudio hecho en Mozambique, encargado por la plataforma suiza de bio-combustibles de la que SWISSAID es miembro. El estudio revela la triste realidad a la que se enfrentan los pequeños agricultores de Mozambique y confirma la necesidad de una moratoria sobre los bio-combustibles, como propuso el Presidente SWISSAID, el Sr. Rudolf Rechsteine.

En Senegal, M. Sidy Bâ afirma lo mismo: «los defensores del cultivo de la jatrofa no tienen en cuenta el impacto de estos bio-combustibles sobre las condiciones de vida de las poblaciones rurales. … /… «Por el momento, predomina la lógica del beneficio y no la de las necesidades sociales; esta lógica puede provocar efectos desastrosos. »

A mi entender, el mensaje es claro: «si dejamos que la jatrofa prolifere en África, alejando a los campesinos de su principal función: «alimentarse y alimentar a las ciudades de sus regiones”, la supervivencia de esos campesinos y de las poblaciones que alimentan, está amenazada.

Sí, ¡la jatrofa es un cáncer que amenaza a África!

Autor

  • Oudet, Mauricio

    Nacido en 1944, trabajó como cooperante en Alto Volta (Actual Burkina Fasso en 1966-67 . Ordenado sacerdote en 1971 , es Misionero de África. Nombrado en Burkina Fasso en 1972. Presidente del SEDELAN . Servicio de ediciónn lenguas nacionales de Burkina Faso

    Este servicio nació en 1997 por iniciativa del P. Maurice OUDET, para dar una respuesta a las necesidades de información y de formación del mundo rural.
    Su sede se encuentra en el edificio de la Comunidad de los Misioneros de África en Kudugu.

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