La huída de capitales y su impacto en África, por Thomas Lazzeri

17/04/2012 | Documentos

Según estimaciones, de 1.260 a 1.440 mil millones de dólares US desaparecen cada año de países en desarrollo sin dejar rastro para terminar en paraísos fiscales o en países ricos1. La mayor parte de esta suma es expedida por sociedades multinacionales que tratan de evitar las tasas, allá donde éstas funcionan. La suma que abandona cada año los países en desarrollo bajo la forma de salidas financieras no registradas – huída ilícita de capitales – se eleva a diez veces más que la suma de las ayudas anuales globales y al doble que las deudas que los países en desarrollo pagan cada año. Estimaciones de la huída ilícita de capitales desde África en un periodo de 39 años muestran que aumenta cada año alrededor del 12%.

La gran mayoría de los flujos financieros transnacionales no registrados es ilícita porque viola los códigos nacionales penales y civiles, las leyes fiscales, los reglamentos aduaneros, los impuesto del IVA, las exigencias del control de cambios y las reglamentaciones de los bancos de los países de donde provienen los flujos ilícitos o no registrados.

Formas de huída de capitales

Las sociedades o los grupos multinacionales son a menudo estructuras complejas con gran cantidad de filiales, algunas de las cuales pueden localizarse en paraísos fiscales. Éstos son jurisdicciones que utilizan el secreto bancario y bajas tasas como argumento para atraer empresas hacia sus industrias de servicios financieros. El secreto bancario hace que sea prácticamente imposible descubrir quién es titular de una cuenta, qué suma es la depositada en ella o el país de donde ha llegado el dinero. En consecuencia, los paraísos fiscales ocultan también actividades criminales y flujos de dinero ilícitos.

Los beneficios de las multinacionales son repartidos entre las filiales por medio de un intercambio interno, un proceso complicado que las autoridades fiscales difícilmente controlan. Se estima que el 60% del comercio internacional es ahora un comercio interno a las firmas entre filiales de la misma multinacional. Para esos intercambios en el interior de una firma se utiliza frecuentemente el precio que es más favorable para el conjunto de la sociedad multinacional a la que las dos filiales pertenecen. Consecuentemente, las sociedades pueden repartir los beneficios entre las dos sociedades filiales de tal manera que deba pagarse una tasa mínima.

Cuando una sociedad multinacional manipula deliberadamente los precios que pide por bienes y servicios, sean precios artificialmente elevados o muy bajos, para desplazar los beneficios hacia jurisdicciones donde las tasas son débiles, eso se llama distorsión del precio de transferencia. La distorsión permite además una evasión fiscal más importante cuando se aplica a elementos intangibles como logos, marcas, consultas o derechos de propiedad. La sociedad asigna la propiedad de su marca a una filial creada en un paraíso fiscal. Todas las partes productivas de la sociedad en otras partes del mundo pagan entonces derechos de autor y otros honorarios a esta filial. Esto garantiza un desplazamiento continuo de dinero hacia paraísos fiscales. En 2007, más de la mitad del comercio mundial transitaba por la vía de los paraísos fiscales, aunque éstos no posean más que el 3% del producto interior bruto mundial.

Las normas internacionales de información financiera (IFRS) no piden a una sociedad o grupo multinacional más que informes consolidados – ello significa una serie de cuentas que muestran las actividades financieras y los resultados para el conjunto de ese grupo sin los detalles para cada país. Esto hace que las autoridades fiscales de los países en desarrollo tienen enormes dificultades para saber qué beneficio realiza una sociedad multinacional por sus actividades en su país, qué tasa debería pagar y para descubrir las pruebas de una distorsión de los precios de transferencia.

Existen varias maneras posibles de falsificar facturas; todas tienen en común el hecho de que la importación o la exportación de bienes no son registradas fielmente o incluso son completamente falseadas. Una sociedad que importa bienes en un país en desarrollo podría aumentar los precios que declara deber pagar al suministrador extranjero de manera que registre beneficios más bajos y en consecuencia pagar menos tasas. Puede producirse la inversa igualmente. Una persona que exporta bienes de un país en desarrollo podría sub-evaluar deliberadamente en los documentos oficiales lo que vende de manera a ocultar de nuevo los beneficios. Dado que esas transacciones se basan a menudo en acuerdos verbales entre compradores y vendedores, la falsificación de facturas es difícil de detectar y está ampliamente extendida.

“Christian Aid” ha estimado que sólo a causa de estas dos formas de huída ilícita de capitales, los países en desarrollo pierden cada año 160 mil millones de dólares US en tasas2.

Por ejemplo, una parte del dinero ganado por la distorsión de precios de transferencia regresa al país de origen por lo que se llama “acción circular”. Eso significa que una sociedad que ha desplazado beneficios de un país en desarrollo a un paraíso fiscal reinvierte una parte de los beneficios en el mismo país en desarrollo. Esta vez, el dinero vertido es considerado como inversión directa extranjera y en consecuencia puede beneficiarse de condiciones fiscales favorables, como la dispensa de tasas ofrecida por el país. La acción circular permite no solamente la evasión fiscal sino que saca ventajas de las exenciones de tasas que numerosos países en desarrollo acuerdan a las inversiones que entran en el país.

Consecuencias de la huída de capitales

Forum Syd ha calculado que los 15 países que tienen salidas ilícitas de capitales más elevadas están en África. Se trata de Angola, Sudáfrica, Camerún, Costa de Marfil, Etiopía, Gabón, Gana, Madagascar, Mozambique, Nigeria, República Democrática del Congo, Sudán, Zambia y Zimbabwe3.

Según un informe de Global Financial Integrity (GFI – Integridad financiera global), la media anual de flujos ilícitos a partir de Kenia entre el año 2.000 y 2.006 puede ser estimada en 686 millones de dólares US4. Esta suma podría compararse con la Ayuda Asistencial neta al desarrollo recibida, que en 2.000 era de 509 millones de dólares y que había aumentado hasta los 752 en 2005. En Tanzania, siempre según las estimaciones de GFI, el flujo financiero ilícito era de media de 660 millones de dólares durante el mismo periodo. La huída ilícita total de capitales entre 1970 y 2008 es estimada en 7.356 mil millones. Sólo en 2007, Nigeria perdió hasta 501.000 libras en el sector minero, del carburante y petróleo. El país es importador de estos productos, lo que significa que esta suma se ha perdido a causa de la bajada artificial del precio de venta final fijado por las sociedades a fin de minimizar las tasas que deberían pagarse a Nigeria5.

Si este dinero fuera registrado convenientemente y grabado con tasas en el país de origen, evidentemente podría contribuir a un desarrollo considerable y podría jugar un papel notable en el combate contra la pobreza. La huída ilícita de capitales anula las inversiones, reduce la percepción de tasas, agrava las diferencias de las rentas, hiere la competitividad, mina el comercio y drena las reservas de moneda.

Además de los ingresos fiscales podrían producirse otras ganancias si esta fuga ilícita de capitales fuera detenida. Si no hubiera sido posible escapar a los impuestos y realizar grandes beneficios gracias a la huída de capitales sin ser atrapado, el dinero habría podido permanecer en el país, ser reinvertido y habría podido contribuir a generar empleos y a favorecer el crecimiento.

La huída de capitales representa una carga más pesada en África que en otras regiones. Si se quiere que las acciones para que se detenga la huía ilícita tengan éxito, deben emprenderse acciones tanto en África como en Occidente. La salida de los capitales de África y su absorción por las economías occidentales merecen ser atendidas por igual y requieren un esfuerzo concertado. Gracias a una mayor transparencia en el sistema financiero global, los flujos ilícitos podrían cortocircuitarse. Para poner fin al secreto que los hace permisibles, es necesario un intercambio automático y multilateral de informaciones entre autoridades fiscales, así como la imposición de sanciones a los paraísos fiscales que no cooperen. Otra medida importante consistiría en exigir a las sociedades multinacionales que den cuenta de los beneficios que realizan y de las tasas que pagan en los países en donde operan. Ello podría convertirse en obligatorio si se introdujera en las normas internacionales de información financiera.

Son también necesarias medidas específicas en el ámbito de cada país. Semejante medida incluye el establecimiento de marcos legales mejor adaptados al tratamiento del problema, una toma de conciencia de los lazos de unión entre evasión fiscal, ingresos fiscales y servicios sociales, así como del desarrollo de competencias de las autoridades fiscales. Las administraciones fiscales de los países en desarrollo tienen frecuentemente muy débiles recursos y carencias en personal capacitado. La falta de tecnología y de capacidad para cobrar impuestos, así como la ineficacia y competencia de las autoridades fiscales crean brechas que deberían ser taponadas.

Thomas Lazzeri

AFRICA EUROPE FAITH AND JUSTICE NETWORK

RESEAU FOI ET JUSTICE AFRIQUE EUROPE

FORUM d’ACTION, nº58, mars 2012

Traducido del francés por Ramón Arozarena.

1. Forum Syd, 2011, Bringing the Billions Back (Devolver los miles de millones), p.9

2. Christian Aid, 2008, Death and taxes: the true toll of tax dodging, p. 6, (Muerte y tasas: el verdadero coste de la evasion fiscal)

3. Forum Syd, 2011 p.41

4. Global Financial Integrity, 2008, Illicit Financial Flows from Developing Countries: 2002-2006 (Flujos financieros ilícitos a partir deFlux financiers illicites à partir de países en desarrollo)

5. Christian Aid, 2009, False Profits: robbing the poor to keep the rich tax free (falsos beneficios: robar a los pobres para que los ricos sigan exentos de pagar tasas), p.5

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