La huelga de Air Argelia continúa

18/07/2011 | Opinión

Zafarrancho de combate en le cumbre del Estado.

La crisis que atraviesa la presente Air Argelia recuerde de forma extraña la campaña dirigida, hace algunas semanas, contra el patrono de Sonatrach.

Mientras que la huelga del personal de las aerolíneas argelinas, Air Argelia, continúa, las más altas instancias del Estado se movilizan para neutralizar la crisis. Se ha elegido mal el periodo para provocar este movimiento social, a causa del importante flujo de emigrados. Ya en situación normal, Air Argelia tiene dificultad para satisfacer toda la demanda. Pero esta huelga ha venido complicando la situación y obliga al Estado a intervenir para ayudar a los ciudadanos bloqueados en los aeropuertos extranjeros, y también para salvar la imagen del país, sabiendo que por ejemplo, en Francia, el ministro de Transportes ya pidió firmemente a las autoridades argelinas que hicieran algo para desbloquear la situación.

Medidas de urgencia

Se tomaron medidas de urgencia, como fletar aviones pertenecientes a compañías extranjeras, pero también la consolidación de la ENTMV [Empresa Nacional de Transporte de Viajeros de Argelia] para transportar el máximo de emigrados por vía marítima. Igualmente, el despido de los huelguistas. Según Mohamed Salah Boultif, el director ejecutivo de la compañía Air Argelia, “la situación se normaliza poco a poco”. En el primer día de la huelga, la compañía nacional pudo asegurar 40 vuelos de los 186 previstos.

El día 13 de julio “la tendencia tendía a mejorar. Un 80% de los vueltos para Paris fueron asegurados (6 de cada 10) y 15 vuelos internacionales, dos a África, asegurados por los aviones de Tassili Airlines”, según señor Boultif. En lo concerniente a la red nacional, la compañía ha procedido a alquilar aviones de la compañía tunecina Nouvel Air, que también ha asegurado vuelos a Marsella y Paris. Air Argelia fletó igualmente Boeing 777 y 737 de una compañía italiana, EOS, para asegurar vuelos Argel-Milán y Argel-Paris.

Además, Air Argelia ha recurrido a los servicios del ENTMV para transportar viajeros que vienen de Marsella y Alicante. El 13 de julio, 350 pudieron embarcar de Marsella y 39 de Alicante, mientras que estaba previsto transportar, el 14 de julio, entre 500 y 600 viajeros a partir de Marsella, según el patrono de Air Argelia. La compañía nacional ha recurrido al personal que no está en huelga así como a la contratación y alquiler de otras compañías. Pero el director ejecutivo de la compañía sigue mostrándose firme: “hicimos propuestas a los huelguistas. Despedimos a los cabecillas (cuatro) por huelga ilegal y por entorpecimiento al ejercicio del derecho al trabajo. Dicho esto, si retoman el trabajo, las puertas del dialogo quedan abiertas”. Sin embargo, el señor Boultif lamenta que los huelguistas “se negasen a entrar en razón. Han causado estragos a la compañía”.

¿Qué esconde esta huelga?

Más allá de las pérdidas ocasionadas, las molestias causadas a los viajeros y las medidas tomadas de urgencias, hay que hacer una pregunta sobre las motivaciones reales de esta huelga. Para algunos sindicalistas que conicen la realidad de Air Argelia, esta huelga es “un sabotaje puro y duro”. ¿A quién aprovecha este sabotaje? Evidentemente, a las compañías competidoras que querrían aprovecharse en este periodo estival cuando la demanda es la más fuerte.

Pero no hay sólo eso. El nuevo patrono de Air Argelia, un hijo de la empresa, ni siquiera ha tenido un plazo de gracia. Pero sin embargo, había propuesto un aumento de un 20% al personal navegante comercial y se ha mostrado abierto al dialogo. Pero, estos últimos exigen un aumento de más de un 100% y un estatuto idéntico al del personal técnico. Air Argelia es una compañía bastante importante como para caer en manos de gente irresponsable. Está claro que en la cumbre del Estado, tomaron malas elecciones, en una época donde cada uno se permitía colocar sus hombres, sin tener en cuenta sus capacidades de gestión, y aun menos su honestidad.

La crisis que atraviesa actualmente Air Argelia recuerda de forma extraña la campaña dirigida, hace algunas semanas, contra el patrono de Sonatrach. Es claro que esta guerra de clanes que se desarrolla por lo bajo, contiene riesgos enormes, en la medida en que afecta las compañías más débiles del país y corre el riesgo de mermar duraderamente su credibilidad y la del Estado.

Ya es hora, para el Estado, de acabar con las designaciones de los amigos, de hijos del vecino, y de hijas del primo en los puestos claves. El Estado debe hacer sonar la campana del final del recreo, y confiar en los ejecutivos competentes que posee el país.

La crisis actual de Air Argelia es solamente el resultado de una política de amiguismo, preferencia y ajuste de cuentas cuyas repercusiones se traducen sobre la economía nacional, la imagen del país y los pobres viajeros tomados como rehenes. ¿Se dará cuenta el Estado, por fin, de que tendría que confiar en las competencias, lejos de todas las consideraciones regionalistas, clánicas o mercantilistas?

Azzeddine Bensouiah

(Liberté, Argelia, 14-07-11)

Traducido por Kaoutar Inchaallah, estudiante de Lenguas Extranjeras Aplicadas en la universidad de Lyon, colaboradora en prácticas con la Fundación Sur.

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