La hipocresía de los líderes africanos

5/05/2009 | Opinión

¿Qué diferencia hay entre la antigua Organización para la Unidad Africana y la Unión Africana que la remplazó en 2001? La respuesta es que el término y la abreviación de una son más largos que las de la otra ya que las dos son esencialmente lo mismo: los sindicatos formados para defender y proteger los intereses de los líderes africanos en vez de los intereses del pueblo africano.

En tiempos de la Organización para la Unidad Africana, la mejor regla de compromiso entre los miembros de este sindicato era la doctrina de no interferir en los asuntos internos de otra nación soberana. Esto precisaba que si un líder cruel elegía despoblar el país para mantenerse en el poder, nadie tenía el derecho legítimo de cuestionar sus actos ya que era una entidad independiente.

Ahora estamos en la era de la Unión Africana, donde el mantra es que los líderes pueden ser controlados paritariamente por sus iguales. La idea es que ahora si un compañero lo está haciendo mal tienes el derecho de pedirle que enmiende sus formas. Sin embargo, nada ha cambiado desde los tiempos de la Organización para la Unidad Africana. Si un sinvergüenza roba, amaña unas elecciones o manipula para llegar al poder en nombre de la democracia o la constitución, se convierte en un caballero. Si otros eligen utilizar sus estrategias para derrocarle, entonces algunos líderes africanos con pretensiones de superioridad moral se alzarán contra ellos y condenarán a la nueva persona por utilizar medios antidemocráticos y anticonstitucionales.

Grupos regionales como ECOWAS en África Occidental y SADC en el sur de África se reunirán y condenarán a la nueva persona tachándola de usurpadora. Se quejarán de que no ha llegado al poder de forma democrática ni constitucional. No permitirá al país que participe temporalmente y le pedirá que celebre unas elecciones dentro de un periodo de tiempo determinado. El Banco Mundial, las naciones donantes y las agencias intervendrán. Amenazarán o incluso llegarán a suspender la ayuda al país del nuevo líder. Para llevar a cabo el nuevo engaño que reina ahora en África, el nuevo hombre irá un paso más allá y pasará de ser un soldado, un DJ entusiasta, un líder sindical o un instigador a ser un líder “electo”. Esto lo lleva a cabo celebrando unas elecciones amañadas basadas en el principio de “democracia local africana”.

Una vez realizado esto se convierte en miembro legítimo del sindicato. Ahora tiene el derecho de ser protegido y defendido contra las ambiciones de nuevos agitadores o rebeldes. Hace unos años, Marc Ravalomanana encabezó una protesta para echar a Dieter Rasiskrista de la casa gubernamental de Antananarivo en Madagascar. Rovalomanana mandó durante seis años y no actuó de modo satisfactorio para la mayoría de los malgaches. Utilizando precisamente el mismo método “democrático” que utilizó Ravalomanana para echar a su predecesor, Andry Rojoelina, un antiguo DJ, movilizó una masa descontenta para poder acceder él al poder, pero la SADC y la Unión Africana se quejan. No puedo entenderlo.

Ambos le han dado tiempo a Rojoelina para legalizarse y limpiar su imagen y así ser aceptado como el auténtico. Estoy casi convencido de que dentro de unos años un futbolista muy famoso se alzará y galvanizará protestas masivas para echar a Andry Rojoelina. Puede confiar en que la Unión Africana seguirá actuando así. Saldrá para denunciar al nuevo hombre y le acusarán de utilizar medios antidemocráticos contra Rojoelina.

Mi problema es que no puedo vivir con este engaño, esta hipocresía alrededor de mí. Nuestros líderes africanos se están pasando de listos, piensan que nos pueden engañar y la verdad es que con algunos de nosotros no lo pueden hacer. Cuando un líder africano condena un golpe de estado en Guinea Conakry, Madagascar o Guinea Bissau no lo hace porque adore la democracia, adore a los ciudadanos de los países tomados por golpes anticonstitucionales o porque esté preocupado por el bienestar de estos. Al contrario, lo que está haciendo es asegurarse de que la plaga de golpes de estado no le afecta y le quita del poder. En África decimos que uno tiene que estar preocupado por si su vecino tose no sea que le afecte. Eso es interés propio progresista en su forma más cínica.

Vemos el interés personal o el de las clases sociales de nuestros líderes disfrazado de interés por el orden y la democracia.

No aman ni la democracia ni el orden constitucional ni África en absoluto. Cuando una persona amaña las elecciones en su país y todo el mundo protesta, ningún líder africano u órgano de coordinación de la Unión Africana sale a reiterar que a no ser que gane las elecciones legalmente no será aceptado como miembro de esta. No. Ven el fraude como un asunto interno que concierne sólo al país. Si la gente de ese país se mete o se ve obligada a vivir con un robo descarado en el nombre de la democracia, los miembros de la Unión Africana darán una bienvenida entusiasta a esa persona como un miembro más y lo prepararán para defender su posición.

Una verdad sobre el engaño es que aquellos que eligen unirse a él pueden terminar engañándose a sí mismos. Esto se ha podido ver claro en los recientes acontecimientos políticos en el continente, África ha vuelto a los años sesenta y setenta, cuando el golpe de estado era la única alternativa disponible para cambiar gobiernos no deseados e insensibles. Nadie puede cambiar la fuerza de la historia. Aquellos que hicieron que los cambios pacíficos fueran imposibles, hicieron inevitable que los cambios fueran violentos. Aquellos que utilizaron medios antidemocráticos y anticonstitucionales para alcanzar el poder, deben esperar que otros utilicen medios antidemocráticos para echarles del poder. Eso es una verdad inevitable de la que ahora somos testigos en África.

Ninguna condena de beato detendrá a la gente de deshacerse de cualquier líder que se haya convertido en una carga para el pueblo. Si nuestros líderes del sindicato de la Unión Africana son lo suficientemente listos, lo que está pasando debería asustarles y hacerles reflexionar. Debería ser una llamada de atención para que empezasen a pensar seriamente en gobernar correctamente. Si la gente en Madagascar dice que están cansados de Ravolomanana y salen a las calles para mostrarlo, la Unión Africana no debería esperar a que cien inocentes fuesen asesinados antes de decirle a Ravolomanana que abandone el poder. Así pues, no deberían enfadar a los muertos hablando de los dos años que le quedaban a Ravolomanana en el poder antes que de hablar de su cambio. ¿Es el tiempo que Ravalomanana ha estado en el poder lo único que constituye la democracia? Nosotros, africanos ¿existimos sólo para que nuestros líderes tengan a gente a la que gobernar o son los líderes los que existen para proporcionar liderazgo y que la gente pueda llevar a cabo sus propósitos en la tierra?

Dada la forma en la que la gente de la Unión Africana continúa actuando, me veo obligado a sospechar que ellos piensan que los africanos existen para que ellos vivan como reyes. Es realmente insultante cuando la gente que conoces, que sabes que no tienen consideración por la democracia, la utilizan para defender los intereses de su clase social. Lo que es muy triste es que las personas turbias de la Unión Africana se las arreglen para engañar a las naciones donantes y agencias para que suspendan la ayuda (que a veces ayuda a los africanos más desfavorecidos) con su discursos sobre la democracia. Cuando uno escucha hablar a los unionistas de la Unión Africana tiene la impresión de que piensan que la democracia y el orden constitucional terminan en ellos mismos y no que son los medios para una buena gerencia gubernamental. No proporcionan un buen liderazgo, pero reivindican ser los apóstoles de la democracia como si esta declaración les absolviese de toda culpa.

Es realmente lamentable que la calidad del liderazgo se haya deteriorado tan bruscamente ahora que muchos países africanos son independientes desde hace 50 años y están mejor educados. Ahora mismo en los tronos de los imperios africanos no tenemos a nadie que se pueda comparar a los líderes de la independencia como Julius Nyerere, Kwame Nkrumah, Kenneth Kaunda, Sekou Toure, Houphouet Boigny y Leopold Sedar Senghor en cuanto a su alcance intelectual, integridad moral, habilidades de liderazgo y amor a sus gentes. Algunas de estas eminencias fueron rechazadas por dictadores y autócratas pero por lo que ahora puedo ver, esos hombres lo hacían bien. Aportaron algún tipo de pauta que condujo a una forma de desarrollo.

Ante todo su integridad era admirable y amaban a sus naciones profundamente. Sin embargo, los hombres que tenemos actualmente no son grandes demócratas a pesar de lo que digan en sus sermones, sino que como líderes son unos fracasados patéticos. Son corruptos, completamente ineptos, muy antipatrióticos y no proponen ninguna pauta que pueda llevar al desarrollo. Hoy en día, muchos países africanos son objeto de una rápida desindustrialización y la desesperanza está remplazando al optimismo que acompañó a la independencia. La oleada de golpes de estado de la que estamos siendo testigos en el continente es una expresión del sentimiento de desesperanza y desesperación.

Lo bueno para este continente entristecido es que la gente es cada vez más consciente de lo que pasa.

Vea por ejemplo cómo hasta ahora nadie, excepto sus líderes, ha salido a condenar el llamado cambio anticonstitucional del gobierno del que estamos siendo testigos ahora ya que sienten empatía por aquellos que buscaban un cambio para sus hermanos y hermanas en África que viven en circunstancias miserables. Vaticino que en los próximos años no veremos cambios de gobierno respaldados por militares como en Madagascar. Lo que veremos será un alzamiento revolucionario tramado y llevado a cabo por las personas para liberarse de sus líderes corruptos, indisciplinados y sin visión de futuro. En ese momento tendremos a una Unión Africana que se alzará con voz moral para abogar por una buena gerencia gubernamental y un buen comportamiento en África. No estará compuesto de hipócritas como sucede en la actualidad. Y así deberá ser.

Idang Alibi

Alibi trabaja a la dirección del periódico Daily Trust.

Publicado el 27 de abril de 2009 en el diario The Guardian, de Nigeria.

Traducido por Raquel Barrajón, alumna de la Universidad Pontificia Comillas de Madrid Traducción /Interpretación, colaboradora en la traducción de algunos artículos.

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