Puede parecer poco riguroso intentar abordar temas tan complejos como “la pobreza” y “las esclavitudes de hoy en África”, en un breve editorial.
Lo que deseo hacer en este editorial es sencillamente poner el dedo sobre la llaga. Lo analizaremos más detalladamente en otros ámbitos.
Buena parte de sociólogos, economistas y teólogos como: Arcadi Oliveres, J. José. Tamayo, Benjamín Forcano, Carlos Sebastián y otros, están de acuerdo en identificar la “pobreza” en África y en el mundo, como la causa más fundamental de todas las esclavitudes y abusos de derechos humanos.
Las esclavitudes que los pueblos de África sufren actualmente, como: hambre, insuficiente educación, tráfico de personas, desempleo, niños soldados, enfermedades curables, expropiación de tierras etc. tienen su raíz más importante en: la “pobreza”.
Es evidente que existen muchas causas: personales, culturales, económicas, estructurales y coyunturales que dan como resultado las esclavitudes que sufren hoy gran parte de los pueblos de África y del mundo. Pero creo también que la causa más relevante de las esclavitudes de hoy en África, radica en la pobreza.
Debemos seguir preguntándonos: ¿Y cuáles son las raíces o causas más importantes de la pobreza en África? De nuevo entramos en un ámbito de gran complejidad. Existen muchas razones para poder dar una explicación relativamente satisfactoria y correcta de esta tremenda realidad de la pobreza.
Pero si buscamos identificar la causa principal, o al menos unas de ellas, para explicar la pobreza en África, ciertamente llegaríamos a señalar: la gestión del poder.
Entre las numerosas causas culturales, políticas, económicas y sociales de la pobreza, la causa más grave de la pobreza de hoy en África es ciertamente la gestión del poder, o dicho en otras palabras: la falta de líderes íntegros.
El desmoronamiento de referencias éticas y de valores en la familia, sociedad y educación prepara una tierra fértil para la corrupción, irresponsabilidad social y abuso de la dignidad de los demás.
Algo particularmente significativo y perjudicial es que esa falta de responsabilidad social y de integridad se va convirtiendo en “lo normal”.
Una gestión responsable del poder y de la economía podría superar gradualmente la pobreza de África y del mundo. Y cuando los seres humanos pueden cubrir satisfactoriamente todas sus necesidades básicas, entonces actúan de forma más libre y solidaria, sin necesidad de buscar alternativas que les esclavizan o denigran.
La transformación de las esclavitudes de África hoy requiere la superación gradual de la pobreza, y la pobreza que sufren el 75% de las personas en África solo se puede superar si contamos con una gestión del poder más responsable, que promocione el Bien Común.
Para producir frutos buenos para la sociedad, se necesitan árboles buenos. Y nunca podremos aceptar que el producir frutos malos: de abuso de poder, de injusticia y opresión, sea lo normal para los que ejercen el poder.
Para un África sin pobreza y sin esclavitudes, se requieren líderes más íntegros que ejerzan el poder para el bienestar común.
