La explotación digital está generando una nueva economía, también en África

15/03/2021 | Editorial

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El imperio del capital ha revestido diferentes formas en la historia, desde el industrial, al financiero, pasando por el corporativo, para llegar ahora al capitalismo de la vigilancia y de los datos digitales. La ciencia y la tecnología en manos de poderosos depredadores, como algunas empresas farmacéuticas, monopolios digitales, etc., siguen esclavizando a la mayoría en la pobreza y la marginación para el lujo escandaloso de una minoría.

La conexión digital es hoy un simple medio para los fines comerciales de un tercero. Por tanto, el hambre, el desempleo, muchas enfermedades y la violencia son males provocados.

Los capitalistas vigilantes rápidamente comprendieron que podrían hacer lo que quisieran. Los datos privados de los clientes son la materia prima gratuita más valiosa para la producción y las ventas. Shoshana Zuboff, profesora de psicología social, afirma que si el capitalismo industrial floreció a expensas de la naturaleza, el capitalismo de la vigilancia prospera a expensas de la naturaleza humana, debilitando nuestra autonomía.

Esta misma ciencia, especialmente en la comunicación, en manos de una sociedad comprometida y solidaria, puede ser un instrumento extraordinario para potenciar la unidad, equidad, un desarrollo sostenible y solidaridad en todos los ámbitos de la vida.

Necesitamos garantizar estructuras y estilos de producción y de consumo que sean más sostenibles y ecológicos. La ciencia y la tecnología digital pueden aportar desarrollo sostenible para todos o pueden aumentar el empobrecimiento de millones de personas, así como el desperdicio de un tercio de los alimentos producidos. Todo depende de si la ciencia está inspirada o no por valores humanos auténticos.

Estoy convencido de que el documento del papa Francisco “Todos somos hermanos” sería el mejor libro de cabecera, no solamente para los creyentes, sino para todos los seres humanos, porque ve todos los medios que tenemos a nuestro alcance, al servicio de la dignidad e igualdad humana, y de del bien común.

Hoy todos hablamos solo de la covid-19 y olvidamos pandemias mucho más crueles todavía, como son la malaria y el hambre, pero, claro, estas afectan a los pueblos africanos y del hemisferio sur.

Recobrar el sentido de cuidarnos mutuamente y el de cuidar el Planeta, nuestra Casa común, no es algo optativo o poco urgente, sino que es la elección y el compromiso fundamental para nuestra supervivencia como humanidad y como planeta. La ciencia y la tecnología son indispensables para mejorar la calidad de vida de todos, pero solamente si van acompañadas e inspiradas por auténticos valores humanos.

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