La reciente reforma a la ley de extranjería de la Unión Europea y las propuestas de Italia de endurecer las leyes, hasta el punto de declarar criminal al inmigrante sin permiso de residencia, son signos evidentes de que estamos construyendo una Europa-Fortaleza. El modelo de la Europa-Fortaleza lleva consigo tantas contradicciones internas, que está condenado a fracasar antes de empezar.
Por una parte, todos reconocen que necesitamos inmigrantes para poder seguir creciendo y funcionando, pero como siempre, queremos a los mejores, y no dejaríamos entrar a aquellos que no estuvieran cualificados. Una vez más, estamos saqueando a África. En tiempos de la esclavitud, se cogían a los más fuertes, que pudieran aguantar la travesía a América y trabajar en las plantaciones, menguando a África de su capacidad humana. Hoy en día, hacemos lo mismo: aquellos que pueden desarrollar África por la educación que han recibido y su capacidad de trabajar, son atraídos a Europa para que continúen desarrollándola. A esto se llama comúnmente: “fuga de celebros”, cuando de hecho, debería llamarse “El robo de recursos humanos”.
Por otra parte, decimos que queremos colaborar con el desarrollo de África, y hay muchos planes de cooperación y declaraciones de buenas intenciones. Se quiere controlar la inmigración, haciendo que los países se desarrollen y no dependan de ayudas internacionales. Esto seguramente es el escaparate de la Europa-Solidaria, queda muy bonito en papel, sirve para elogiar las cosas buenas que en teoría hacemos, condenar a los países africanos por no saber aprovechar las oportunidades que se les ofrecen, y continuar eligiendo a los mejores para que trabajen para Europa.
Otra consecuencia de la Europa –Fortaleza es, que tenemos que pagar a países terceros para que hagan el trabajo sucio: deshacerse de los inmigrantes que quieran llegar a Europa. Cómo se hace eso, no queremos saberlo.
Y al final del día nos extrañamos que ¡África no levante cabeza!
