La esperanza surge desde dentro del continente africano.

29/02/2016 | Editorial

Esta convicción se puede aplicar a todos los pueblos y continentes, pero de forma especial la asociamos con el continente africano que ha sido el más castigado, expropiado y humillado durante la historia y lo sigue siendo todavía en este momento.

La colaboración entre pueblos, países y continentes es hoy día más imprescindible y beneficiosa que nunca, gracias a los beneficios de la nueva comunicación digital, tecnología, y al intercambio continuo de conocimientos, bienes y servicios.

Dicha colaboración exterior sigue siendo necesaria, no solamente para superar las guerras, tráfico de personas y violencia, que en gran parte son causadas por los poderes exteriores, sino sobre todo, para promover el desarrollo integral del continente africano.

Sin embargo, la paz auténtica, la democracia real, la reconciliación, así como el desarrollo sostenible, solo serán construidos por la propia sociedad africana de cada región, país y de todo el continente.

Es absolutamente necesario integrar a todas las personas: menores, ancianos, jóvenes, mujeres y hombres, de cada tribu y etnia, procedentes de todas las esferas de la vida social, y de toda religión, para llegar a ser protagonistas de la propia liberación y para alcanzar el desarrollo integral para todos. Así lo entendieron e intentaron los grandes líderes del continente, como: Nelson Mandela y Julius Nyerere.

La superación de las injusticias, violencia, empobrecimiento y de todo abuso de la dignidad humana, solo pueden nacer desde dentro, desde lo profundo del ser africano.

Algunas frases del Papa Francisco a los pueblos de Méjico, en su reciente visita, se aplican muy bien a los países africanos.

“No se dejen excluir, no se dejen desvalorizar, no se dejen tratar como mercancía”.

Podemos aplicar sus palabras así: “Pueblos de África, no consintáis que los poderosos, de fuera y de dentro, os excluyan de participar en el beneficio de los ingentes recursos humanos naturales y minerales de vuestro continente.

No permitáis que os desvaloricen y jueguen con vuestra dignidad y vuestro futuro. Juntos, podéis superar a cualquier multinacional: del petróleo, minerales, alimentación, medicinas, etc., para consumir los bienes y servicios que vosotros mismos producís.

Ya está bien de trataros como mercancías, como productos de cambio, como tráfico de objetos. Levantaos y plantad cara, de forma no violenta, a todos los grupos armados que vienen y son enviados por los poderosos, para esclavizaros. Otros pueblos africanos ya lo vienen haciendo con valentía extraordinaria, como en Burkina Faso, Mali, R. Centroafricana, Túnez, Sahara occidental, Tanzania, etc.

Por vuestra propia historia y dignidad, sumar vuestros talentos y recursos para construir una sociedad africana profundamente humana, justa y solidaria.

Nadie os puede o quiere liberar, como sucedió a lo largo de la historia, de toda esclavitud, venga de donde venga, de dentro o de fuera. Sois pues los únicos y auténticos protagonistas de vuestro propio futuro.

La mentalidad actual favorece el flujo de las personas al servicio del flujo del capital. No estamos al servicio del marcado, sino que el mercado ha de servir a las necesidades humanas, y no al lucro de una minoría. El egoísmo y el poder son siempre terreno fértil para la corrupción.

Por vuestra propia historia y dignidad, sabéis como no os podéis fiar de tantas promesas y acuerdos de mano de los poderosos, incluso de los que se presentan como “amigos de África”, con piel de oveja, pero por dentro siguen siendo lobos rapaces.

Lo seguís sufriendo en vuestras propias mujeres, niños y niñas, jóvenes y mayores que son obligados a luchar y torturar a sus conciudadanos y a expulsarlos de sus propias tierras ancestrales. Lo vemos todos los días en las regiones de Kivu norte y sur, Sur Sudan, R. Centroafricana, Nigeria, Níger, Mali, Camerún, Burundi, Ruanda, etc.

Si los países de Occidente, Asia, América os respetaran de verdad, lo primero que deberían hacer, y que debéis exigir, es que os dejen en paz.

Es evidente que otros continentes necesitan y se benefician de África mucho más que África necesita o se beneficia del resto de los continentes.
Ya está bien de acaparar vuestras tierras, talar vuestros bosques, vaciar vuestros lagos, extraer y exportar la riqueza mineral, saquear vuestros parques y sobre todo abusar y torturar a vuestras hijas e hijos.

Por vuestra propia historia y dignidad y por el futuro de vuestros hijos e hijas, levantaos y tomar toda vuestra responsabilidad con vuestras propias manos.

La precariedad y el hambre no solo amenazan el estómago, sino la calidad de vida del ser humano. No permitáis que la avaricia de más poder y de más riqueza, os esclavice.

Sed los protagonistas de vuestra propia liberación y de vuestro prometedor futuro. Que nadie os robe vuestra esperanza en África.

Colaborar con todos los pueblos para humanizarnos mutuamente y para promover el bien común y la armonía de toda la familia humana.”

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