La emergencia de movimientos ciudadanos en África.

17/05/2016 | Editorial

El combate ciudadano continúa en países como: Burkina Faso, Senegal, Nigeria, Mali, Guinea Ecuatorial, RDC, Angola, Chad, RCA, Tanzania, Ruanda, Uganda, Burundi, etc.

Movimientos ciudadanos, como: “Y´en a marre” de Senegal, “Filimbi” de la RDC, “Balai Citoyen” en Burkina Faso, “Trop c´est trop” en Chad, “Ca suffit” en RDC, etc. indican el deseo de construir un nuevo proyecto de sociedad para el país.

Los dictadores africanos, como: Paul Biya de Camerún, Yoweri Museveni de Uganda, Robert Mgabe de Zimbabue, Teodoro Obiang de Guinea Ecuatorial, Paul Kagame de Ruanda o José Eduardo Dos Santos de Angola, son tan solo unos ejemplos del “Club de los dictadores”. Ahora tienen miedo.

Con frecuencia, el primer objetivo de estos movimientos ciudadanos, es impedir que el presidente de turno tenga acceso a un tercer mandato al frente del país. Las redes sociales son un elemento indispensable para estos grupos sociales.

Además de impedir el cambio de la constitución y la perpetuidad al mando del país, estos movimientos ciudadanos desean construir una nueva sociedad y una nueva ciudadanía.

Uno de los ejemplos más impresionantes de estos movimientos sociales, fueron las movidas de las mujeres y de los jóvenes en Burkina Faso, que en 2012 y de nuevo en 2015 liberaron al país de gobernantes que querían perpetuarse en el poder. Este fue un excelente testimonio, para África y el mundo entero, de participación ciudadana, comprometida de forma pacífica en construir un nuevo país, con auténtica democracia y gobernanza responsable.

Aunque las primeras revoluciones árabes no fueron un éxito en todos los países, fueron un ejemplo potente de empoderamiento ciudadano.

En 2012, Wade fue desalojado del poder en Senegal. La segunda víctima llegaría dos años más tarde: Blaise Compaore en 2014 en Burkina Faso. Ahora en Chad, Celine Narmaji decidió crear una coalición de movimientos sociales bajo el nombre de “Trop c´est trop”, contra el dictador Idris Seby.
En Burundi más de 300 organizaciones de la sociedad civil se unieron en 2015 en torno a la plataforma “No a un tercer mandato” para impedir, sin éxito la reelección de Pierre Nkurunziza.

En Gabón, el movimiento “Ca suffit comme ca” trata de controlar los excesos de Ali Bongo. En Gambia, la plataforma “Dunga” reagrupa a los activistas por la democracia e intenta generar un cambio de conciencia que conduzca al derrocamiento de Yahya Jammeh, aunque sus acciones se concentran por ahora en el exterior del país. En Camerún, “Dinamique Cituoyen” tiene los ojos puestos en Paul Biya.

Los ejemplos se multiplican, ¿pero qué tienen en común y sobre todo, serán sostenibles?

Algo común en todos estos movimientos sociales, según Cheikh Fall, iniciador de Sunu 2012 en Senegal y gran impulsor de la plataforma digital “Africtivistes”, es que no pertenecen a ningún partido político. “Son iniciativas transversales, el llamado quinto poder que pretende influir, y participar en la acción pública. Pero no a base de conquistar el poder, ese no es su objetivo”, asegura.

Asimismo, no se trata de colectivos nacidos en torno a un líder único sino de la “confluencia de distintas asociaciones y personas”. No son antisistema, “sino que creen en la democracia participativa”, y para ello insisten en elevar el nivel de conciencia de la población, para que puedan decidir libremente.

Otro elemento compartido es” su dimensión internacional”. Conecta con la diáspora y colabora con movimientos de otros países. Se ha generado un ecosistema de movimientos ciudadanos. Las nuevas tecnologías, internet y las redes sociales son las principales aliadas de los cambios sociales.

A los viejos dictadores, les preocupa esta ebullición. Si Joseph Kabila, presidente de RDC, ha renunciado finalmente a optar a un tercer mandato, es probablemente debido a la presión ejercida por estos grupos: “Y´en a marre, Balai Citoyen, Filimbi y Lucha”, cada vez mejor estructurados.

El pasado 29 de marzo, el rapero angolano Luatty Bairao, más conocido como Ikonoklasta, fue condenado a una pena de cinco años de prisión acusado de rebelión contra el presidente José Eduardo Dos Santos. Otros 13 activistas del grupo, bautizado como Indignados, han sufrido castigos parecidos. El rap y el “hip-hop” son otro elemento que comparten muchos de estos movimientos, y son una expresión musical que procede de EEUU pero que ha vivido una expansión enorme en África.

Son jóvenes unidos por una palabra mágica, por un mantra que repiten una y otra vez. Cambio. Quieren que las cosas evolucionen, que haya mejoras en sus vidas y en las de los ciudadanos. Critican el despilfarro, la corrupción política, el paro estructural, la impunidad ante la justicia de los ciudadanos de primera frente a la represión o pobreza que golpea al común de los mortales, la mala atención sanitaria y la falta de oportunidades.

En algunos países como Guinea Ecuatorial, Gambia o Eritrea, Ruanda, Uganda, la feroz represión de las autoridades ha creado un clima de miedo más difícil de romper. La diáspora tiene un papel importante, gracias a las redes sociales.

Este es nuestro combate dice Fidel Barro de “Y´en marre” y solo lo podemos hacer nosotros.

[Fuente:Mundo Negro. Mayo 2016. Editado por AFS]

[Fundación Sur]

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